Guasp cava una tumba poco profunda para Cs

Pablo Medina MADRID / LA VOZ

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Patricia Guasp y Adrián Vázquez
Patricia Guasp y Adrián Vázquez Borja Sánchez-Trillo | EFE

La dimisión de la portavoz abre un proceso de primarias en un partido roto, con constantes fugas y rebeldes que miran a la construcción de un partido que recupere el centro político

21 sep 2023 . Actualizado a las 13:55 h.

Renuncias, migraciones y rebeliones. Las últimas horas de vida de Ciudadanos son agónicas. Tras la salida de Patricia Guasp, el partido naranja afrontará unas primarias con Adrián Vázquez arrinconado en la directiva y sin perspectivas de futuro, ya que la salida de la portavoz pone en cuestión si llegarán a las elecciones europeas del 2024. La de Guasp es una renuncia que cava una tumba poco profunda al partido. Se le enterrará rápido.

La formación enfrenta su capitulación con una imagen de partido deteriorada: una sede desplazada a la madrileña calle de Príncipe de Vergara de una sola planta, con las cuentas bajo acusaciones de «secuestro» por parte de exdirigentes como Edmundo Bal o Francisco Igea, sin cuotas políticas y con un constante trasiego de dimisiones y fugas a otros partidos. A ello se suma la carencia de líderes internos que puedan intentar reflotar al partido y el fantasma de otra refundación.

Fuentes del partido aseguran que Cs está en cuidados paliativos y que no presentarse a las elecciones generales fue «un error» porque se perdió la oportunidad de «marcar un perfil» dentro de nuestro país, ya que «Bruselas no le importa a nadie». Y tal y como señala El Periódico de España, antiguos miembros ya piensan la nomenclatura futura del partido naranja: think tank, consultora, fundación, gestora… ninguna que corresponda, eso sí, a la política de vanguardia.

Nuevos proyectos

Hasta que el corazón del partido se pare, dirigentes y exmiembros de Ciudadanos ya traman nuevas aventuras políticas o bien se benefician de un puesto en otro partido. Ello si no han vuelto a la actividad privada, como hizo Guasp.

Edmundo Bal, Francisco Igea, Víctor Gómez Frías y Borja Soto planean continuar ejerciendo la política con un proyecto del que no hay conocimiento desde hace dos meses. Solo que será un partido «liberal», «transparente» y «reformista», con 15 exejecutivos naranjas, y que además conservará «las mejores políticas» que hicieron de Cs el partido que gobernó de la mano del PP, que triunfó en Cataluña y que mantuvo un espacio de centro capaz de entenderse con el PSOE y los populares y que ahora ha desaparecido. «Ellos se quedan con la caja, nosotros nos llevamos las ideas», dijo Bal el pasado junio.

Santiago Saura, exmiembro del equipo de Begoña Villacís en el Ayuntamiento de Madrid, también aseguró que emprendería otro camino político, pero de este hay más secretismo. Otras marcas desprendidas de dirigentes rebeldes, como Zamora Sí o Almería Avanza, no consiguieron triunfar en autonómicas y municipales el pasado mayo. Algunas voces del antiguo espacio de centro achacan el fracaso de estas a la «radicalización de la política».

Otros viejos nombres conocidos del partido han cambiado directamente el color de su chaqueta. Aurora Nacarino-Brabo, Marta Rivera de la Cruz, Nacho Martín Blanco y Pere Lluís Huguet son desde el pasado jueves nuevos diputados del PP. Además, Carina Mejías también ejercerá desde un escaño de Vox.