El «Afganistán negro» de los talibanes, retroceder dos décadas en solo dos años

Claudia Prego, R. P. REDACCIÓN / LA VOZ

ACTUALIDAD

El primer ministro talibán de Afganistán, Maulvi Abdul Kabir, durante la ceremonia en recuerdo del Día de la Independencia, celebrada en la sede del Ministerio de Defensa, en Kabul.
El primer ministro talibán de Afganistán, Maulvi Abdul Kabir, durante la ceremonia en recuerdo del Día de la Independencia, celebrada en la sede del Ministerio de Defensa, en Kabul. SAMIULLAH POPAL | EFE

La sociedad del país se encuentra entre las más inestables del mundo. Ningún Estado ha legitimado al régimen talibán, del que la comunidad internacional recela por su trato misógino a la mujer y su falta de mecanismo democráticos

21 ago 2023 . Actualizado a las 09:56 h.

Si una fecha está grabada a fuego entre los afganos es el 15 de agosto. Hace dos años, los talibanes tomaron Kabul y echaron por tierra las miles de vidas perdidas y los miles de millones de dólares invertidos por Estados Unidos y sus aliados para instaurar un sistema democrático en Afganistán. La reinstauración del régimen fundamentalista islámico ha sumido al país en una crisis económica, política, social y humanitaria.

El pasado 15 de agosto, las redes sociales se llenaron de comentarios sobre el segundo aniversario, bautizado como «Afganistán negro», y los usuarios protestaban sobre el retroceso por parte de la actual administración en materia de derechos humanos y libertades personales, completamente anuladas desde la toma de poder.

El ministro de Justicia talibán, Abdul Hakim Sharie, hizo oficial el pasado miércoles la prohibición de los partidos políticos. Antes de la llegada de los talibanes, el país contaba con 73 partidos políticos reconocidos oficialmente por el Ministerio de Justicia, pero en los dos últimos años la mayoría de estas formaciones han permanecido inactivas y sus líderes se han visto forzados a exiliarse.

Esta pérdida forzada de derechos políticos afecta de manera más grave a las mujeres: trabas a la hora de conseguir un empleo, veto a la educación secundaria y universitaria, imposición de acompañantes hombres durante trayectos de larga distancia, permanecer en casa salvo que sea necesario abandonarla, y un estricto código de vestimenta. Estas imposiciones las coloca en una situación similar a la que vivían hace dos décadas, antes de la instauración del Gobierno apoyado por Occidente.

Esta opresión misógina es el argumento de mayor peso para el rechazo del resto de países al actual régimen, que no ha sido reconocido de forma oficial por ningún Estado. Sin embargo, ni esta animosidad hacia el gobierno afgano, ni las sanciones, ni el aislamiento han conseguido alcanzar su objetivo: la marcha atrás por parte de los talibanes y la deposición de las armas.

Lazos económicos con China

Lo que sí ha logrado esta administración durante los dos últimos años ha sido afianzar sus lazos con China, con quien ha establecido pactos económicos importantes dentro del sector minero y las explotaciones petroleras. Uno de los más destacables fue el acuerdo firmado en enero del 2023 y gracias al cual la empresa china Central Asia Petroleum and Gas Co (CPEIC) invertirá unos 150 millones de dólares en el país.

La administración talibán arrestó en los últimos días a, al menos, diez profesionales de distintos medios de comunicación en seis provincias de Afganistán. De los más de 90 periódicos impresos antes del 15 de agosto del 2021 tan solo quedan 11. El número de emisoras de radio y televisión se ha reducido en más del 50 %, y el número total de trabajadores de los medios del país ha disminuido más de la mitad.

Así pues, dos años después del levantamiento talibán, la sociedad afgana se encuentra entre las más inestables del mundo, con millones de desplazados en países vecinos, unos niveles de discriminación social de cara a las mujeres que preocupan gravemente a los organismos internacionales y en medio de una crisis humanitaria, de seguridad y económica que ha hecho retroceder al país casi dos décadas.