Un exatleta olímpico octogenario con párkinson y una madre y su hija se elevaron el pasado jueves a más de 80 kilómetros de la superficie terrestre a bordo del primer vuelo espacial comercial
14 ago 2023 . Actualizado a las 09:37 h.El billete cuesta 450.000 euros por cabeza, apto únicamente para forrados. Jon Goodwin, piragüista olímpico en 1972 y ahora diagnosticado de párkinson, se hizo con el suyo en el 2005 y ha tenido que esperar 18 años para, con 80 recién cumplidos, abandonar la atmósfera terrestre. Lo hizo el pasado jueves, a bordo de la nave VSS Unity —un avión del tamaño de un jet privado propulsado por cohetes—, acompañado de Keisha Schahaff y Anastatia Mayers, madre e hija de 46 y 18 años, naturales de Antigua y Barbuda. Ganaron sus asientos en un sorteo que recaudaba fondos para la ONG Space for Humanity. Son los pasajeros del primer vuelo espacial turístico, que despegó el pasado jueves de Nuevo México para pasar 20 minutos a más de 80 kilómetros de la superficie terrestre.
Fue esta la segunda misión espacial comercial de la compañía Virgin Galactic, que en junio había transportado a tres científicos y militares italianos para realizar experimentos en un entorno de microgravedad. Ahora, acompañaron a los turistas el comandante C.J. Sturckow, la piloto Kelly Latimer y la instructora de astronautas Beth Moses; nunca tantas mujeres juntas en un vehículo espacial.
Eran alrededor de las once y veinte de la mañana cuando la aeronave despegó, con más de una hora de retraso. A unos 15.000 metros de altura, la cápsula VSS Unity se separó de su nodriza para continuar por su cuenta el resto del trayecto; encendió sus motores y los mantuvo activos durante 60 segundos, propulsándose hasta el borde del espacio suborbital. Los tripulantes ya había vuelto entonces a sus asientos tras haber desabrochado sus cinturones de seguridad y disfrutado durante unos minutos de la ingravidez.
La misión, bautizada como Galactic 02, no alcanzó la órbita terrestre, pero su trayectoria permitió a los pasajeros observar la curvatura de la Tierra contra la negrura del espacio; mientras, los pilotos reconfiguraron el avión espacial para volver a entrar en la atmósfera terrestre A continuación, la nave descendió de nuevo como un «planeador», matizó Virgin Galactic, y aterrizó pasadas las tres y media de la tarde.
La intención del multimillonario Richard Branson, dueño de la compañía, es empezar a ofrecer viajes mensuales a los clientes que puedan permitírselo.