José Luis Rodríguez Zapatero: «Vox es la consecuencia de la derechización del PP, no es la causa»

Sara Cabrero
Sara Cabrero REDACCIÓN / LA VOZ

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EDUARDO PEREZ

«No tengo ninguna duda de que Felipe González va a votar al PSOE», resume el expresidente del Gobierno

19 jul 2023 . Actualizado a las 09:01 h.

José Luis Rodríguez Zapatero (Valladolid, 1960) se ha propuesto espolear al socialismo tras la derrota del 28-M. Tras su salida de Moncloa, el expresidente del Gobierno optó por la sombra, por permanecer en un discreto segundo plano que ahora ha decidido cambiar por la carretera. Esa que ayer le llevó hasta A Coruña para tratar, portando la bandera del diálogo y de la democracia como antaño, de avivar el voto de los progresistas en unas elecciones que se atisban de las más ajustadas de los últimos años.

—Tras la polémica de esta semana con la entrevista de Feijoo en TVE, ¿cree que la campaña ha dado un giro?

—Es significativo lo que sucedió el lunes. El señor Feijoo había mantenido una posición de ‘no verdad' en el debate y durante otra entrevista posterior. Puede ser que la 'no verdad' para algunos, en un lenguaje muy fino, sea inexactitud pero las cosas son como son. En esta campaña he dicho en muchas ocasiones que aquellos que más acusan de mentir a los demás son los que menos verdades dicen. Esto creo que es una lección que los ciudadanos españoles pueden observar en esta campaña. Y resulta que, el PP, que ha dedicado buena parte de sus esfuerzos a acusar al presidente del Gobierno de faltar a la verdad, pues resulta que cuando llega la campaña incurre en ello de una manera muy visible y muy evidente. No ha sido solo el tema de las pensiones, que tiene importancia. A mí lo que realmente me ha preocupado es el tema de la acusación que Feijoo lanzó en el debate sobre la investigación del caso Pegasus, asegurando que esta había sido entorpecida por el Gobierno, para luego esgrimir que lo había leído en un teletipo. ¿Dónde está el teletipo? Porque a lo mejor es una forma de faltar a la verdad dos veces. Una por lo que afirmó sobre el presidente del Gobierno y dos sobre el teletipo. Yo creo que esta campaña no puede terminar sin que sepamos y veamos ese teletipo. Y si no hay teletipo pues tendrá que rectificar y decir que fue una improvisación o que se equivocó. La rectificación es perfectamente asumible en democracia, pero hay que decir también la verdad cuando se rectifica.

—Usted decía al inicio de la campaña que era atípica porque no se estaba poniendo en valor los datos económicos.

—En lo que se refiere a creación de empleo, los seis primeros meses del 2023 son los mejores seis primeros meses de la historia. Es un dato para sentirse orgulloso como país, porque detrás de eso está el mérito de los empresarios y de los trabajadores. Pero hay que reconocer que el Gobierno también ha acertado. Es muy preocupante que los debates políticos evolucionen sobre una polarización tan intensa y sobre un uso tan abusivo de las descalificaciones, de los fakes y de cuestionar la verdad. Yo tengo una gran confianza en la democracia, aunque a veces se hiere y no se cuida. La lealtad institucional es una manera de cuidar la democracia, respetar la verdad también, ser cortés con el adversario también, promover la amistad civil nos viene bien a todos. Por tanto, pienso que esta campaña marcará un antes y un después. Será una campaña y, sobre todo una estrategia de oposición del PP, que deberán reconsiderar muy seriamente.

—Pero, si las cifras son tan buenas como dicen, hay algo del mensaje que está fallando.

—El Gobierno ha tenido una legislatura que, contemplado desde alguien que ha sido presidente del Gobierno, ha sido impresionante. Con una pandemia que obligó a cerrar la economía y el país, luego una guerra... Creo que el Gobierno ha estado más dedicado a gobernar que a defenderse. Y pensábamos que los hechos de la economía, del empleo y de las medidas que han tomado, valdrían por sí mismos. Pero a los hechos hay que acompañarlos siempre con la política y los discursos.

—¿Cree que los pactos con los independentistas catalanes o con Bildu han sido la principal losa para la credibilidad del Ejecutivo de Sánchez?

—Pienso que ese debate que, evidentemente ha sido un elemento muy potente de crítica al Gobierno, también necesitará en su momento un método de reflexión democrática. Yo he mantenido siempre que es mejor el diálogo, la integración de aquellos que tienen una posición más crítica hacia España que cualquier otra salida. Eso se demostró cuando hubo el Plan Ibarretxe, que democráticamente lo diluimos. Ahora el Gobierno ha actuado pensando en Cataluña y afortunadamente el clima en Cataluña es mucho mejor.

—Precisamente hoy [por este martes] Abascal advertía que si Vox y el PP llegaban al Gobierno, la tensión volvería a las calles de Cataluña como en el 2017.

—¿Quién quiere volver al 2017? ¿Quién quiere volver a la tensión que vivió España entonces? Lo que tiene que hacer la política, y para eso está, es que nunca más vuelva a haber un 2017 en Cataluña. Esto es lo que el Gobierno y el PSOE tienen como deber, como objetivo y como compromiso democrático.

—¿Qué ha sido lo que más ha perjudicado al Gobierno de Sánchez. La ley del «solo sí es sí», la reforma de la malversación y la sedición, las polémicas con el socio de Gobierno?

—Tenemos que esperar a las urnas. Todas las elecciones ahora son muy disputadas y por tanto es lógico que tengamos la necesidad de explicar. Creo que hay que ser un demócrata siempre; tanto cuando se gana y como cuando se pierde. Para ganar hay que merecerlo. No creo que nos tengamos que escudar en nadie. Nosotros hemos hecho una gran tarea, el presidente ha hecho una gran tarea. Es un presidente limpio. Es nuestro deber como Partido Socialista, como militantes (y yo me considero un militante más), explicarlo, defenderlo y convencer. Me parece que es la actitud de un demócrata. La tarea de oposición es una tarea fundamental en democracia. A veces no podemos caer en una cierta tristeza. La democracia no permite la tristeza. El socialismo no conoce la tristeza. Es siempre trabajo, lucha, esfuerzo y siempre buscar que, si hoy no ganas, hay que trabajar para ganar mañana. Se trata de respetar siempre la voluntad de los ciudadanos.

—Hay una parte del electorado de izquierdas que, después del debate, acabó desencantado con Sánchez. ¿Qué falló? ¿Cree que subestimó a Feijoo?

—Sin duda, uno de los factores que fueron determinantes fue el de la mentira. Los periodistas están haciendo ahora una especie de review del debate y está cambiando la opinión. Sobre todo, por la actuación del señor Feijoo. Pero eso tienen que juzgarlo los ciudadanos. Yo, en lo que he sido crítico con el debate, ha sido en el formato. No sé quién lo organizó, pero el día que conocí cómo era el formato recuerdo que conversé con un periodista del grupo y le dije que no veía ese formato. Pero, en cualquier caso, mi impresión es que el votante del PSOE y progresista está movilizado. E insisto, tenemos que merecer la victoria.

—Desde que salió de Moncloa no se había implicado tanto en política como ahora. Se ha convertido en uno de los grandes estandartes del socialismo en esta campaña. Pero hay ciertos sectores que parecen un poco resignados ante el resultado. Ha sorprendido su actitud frente a la de otros socialistas de peso como Felipe González o como algunos barones que no han salido a pedir directamente el voto para Pedro Sánchez…

—Tengo la impresión de que eso no se corresponde objetivamente con la realidad. Hay un amplísimo número de ex grandes valores del PSOE que van a apoyar públicamente a Pedro Sánchez. No tengo ninguna duda de que Felipe González va a votar al PSOE. Vamos a ver si en los próximos días hace una manifestación en esa dirección. Pero a partir de ahí, pienso que el PSOE está extraordinariamente unido en torno al liderazgo del presidente Sánchez. Entre otras cosas, porque los militantes valoramos como absolutamente injustas y desproporcionadas todas las críticas que han llevado a hablar del sanchismo de esa manera tan despectiva en democracia. Casi parece que el único objetivo de la derecha es derrotar a un hombre, en vez de ganar un país.

—¿Por qué ha decidido implicarse en campaña? ¿Ha tenido algo que ver todo lo que ha sucedido con ETA?

—Absolutamente. Primero tengo un deber general con el PSOE. Para mí, hablar del PSOE es hacerlo de lealtad. Y la mantendré toda mi vida. No me reconocería a mí mismo después de todo lo que me apoyó el PSOE si yo, cuando el PSOE lo necesita, no doy todo lo que tengo. En segundo lugar, me pareció indignante que al presidente del Gobierno del Partido Socialista se le arrojaran las víctimas del terrorismo, el dolor de ETA después de que la derrotamos hace doce años. Además, la derrotamos bajo un Gobierno socialista que yo presidía, de lo cual me siento muy orgulloso. ETA desistió y se rindió a cambio de nada. Me indignó mucho escuchar al señor Feijoo decir que Sánchez era más generoso con los verdugos que con las víctimas. Lo estaba escuchando en mi casa y fue como si me clavaran un puñal directo al corazón. Y hay causas en la vida que uno no puede dejar pasar ni abandonar. Sobre todo cuando se trata de la defensa de la verdad, la victoria de la democracia y de la dignidad de un partido.

—Sin embargo, no es la primera vez que el PP utiliza el terrorismo para atacar al PSOE. Por ejemplo, recordemos el «Ha traicionado a los muertos» que Rajoy le dijo a usted en el Congreso.

—Yo me llevo muy bien con Rajoy porque creo que la democracia es olvidar, es tener buenas relaciones y superar los malos momentos. Pero fíjese, me parece más grave que esto se haga ahora. En aquel momento yo estaba en la negociación con la banda terrorista. Pero es que ahora hace doce años que se terminó. Doce años sin bombas, sin asesinatos, sin extorsión. Doce años en los que el terrorismo terminó definitivamente. Cómo no me voy a indignar. Es una indignación que no puedo contener. Un orgullo que debo demostrar. Y es necesario restituir la verdad que este país necesita.

—Hay miles de jóvenes que han convertido el «¡Qué te vote Txapote!» en un lema. Muchos probablemente no habían nacido cuando el etarra asesinó a Miguel Ángel Blanco o a Gregorio Ordóñez.

—Quiero pensar que no saben lo que gritan.

—Pero también hay mucha gente que sí vivió aquellos años y que incluso vivió el terror que también replican el lema.

—Esto es una demostración de hasta qué punto puede estar el fanatismo en nuestras conciencias y en nuestras vidas. Usar el nombre de un asesino que yo me niego a reproducir… Solo pienso que podemos poner educación y cultura para que abandonen el fanatismo. Y en esta tarea sería muy importante que el presidente del PP dijera «no» al uso del nombre de un asesino que hiere a las víctimas. Me produce un gran desasosiego que el PP no tenga el coraje cívico y que piense que eso puede aprovecharlo para un éxito electoral.

—¿Qué se juega España el día 23 de julio?

—La alegría de convivir, de vivir como un país moderno, europeísta y avanzado… Nuestro orgullo, el día que se celebra con la bandera arcoíris, es una referencia en el mundo. Nuestros avances en favor de la igualdad de la mujeres también son referencia, al igual que el carácter de sociedad abierta. No podemos permitir que aflore el neomachismo y el neonegacionismo o las teorías de la conspiración en una sociedad tan saludable como la nuestra. Que un país que tiene memoria, y lo digo en Galicia, de lo que fue su emigración se permita abrir la puerta y lanzar mensajes xenófobos implica que se está deshonrando nuestra memoria, la de muchos de nuestros abuelos que emigraron y que siempre quisimos que allí donde estuvieran se les tratara con humanidad y respeto… Todo esto está en juego.

—Usted sacó adelante leyes, como la del matrimonio homosexual, que ahora mismo se están poniendo en duda desde las filas de Vox.

—Y desde las del PP. El PP de Feijoo es más de derechas que el de Rajoy. A Rajoy le presionaron y no derogó ninguna ley, es verdad que muchas las dejó ahí, muy del estilo Rajoy. Pero esto que ha hecho ahora Feijoo con el voto por correo poniendo una especie de sombra de duda en un posible fraude es el típico manual de la extrema derecha. Todo nacido en Estados Unidos, todo nacido en el seno del trumpismo. Cuestionan cosas del sistema que generan desconfianza y el problema es que, cuando esto avanza se acaba como Estados Unidos, que es un país que tiene una situación social muy difícil porque hay un 70 % de la gente que votó a Trump que cree que hubo fraude y que por tanto duda de la legitimidad del presidente. Esto daña la confiabilidad de la democracia. Daña la respetabilidad de las instituciones. Porque al final un país y unas elecciones son limpias, si la sociedad es democrática y limpia. Y esta es una sociedad democrática y limpia. Un proceso electoral, y lo sabe el señor Feijoo, está gobernado por las Juntas Electorales. Correos hace lo que le diga la Junta Electoral. TVE hace lo que le diga la Junta Electoral. La policía, el día de la votación, está a las órdenes de la Junta Electoral. Y es un modelo que, por cierto, ha funcionado extraordinariamente bien porque nunca se ha cuestionado un resultado electoral. Que el líder de la oposición haya introducido este tema, implica que la derechización del PP es preocupante. Vox es la liebre falsa. Es un ardid, un truco, un apéndice. Vox es la consecuencia de la derechización del PP no la causa.

—Feijoo incide en la importancia de dejar gobernar a la lista más votada. ¿Estaría usted a favor de que el PSOE se abstuviera para permitir gobernar a Feijoo?

—Las palabras se tienen que corresponder con los hechos para ser atendidas. Y como el señor Feijoo ha promovido y amparado varios gobiernos del PP frente a la lista más votada del PSOE, hasta que el contador no vuelva a cero, no recibimos esa carta que le quiso hacer firmar a Pedro Sánchez. Sería completamente una falta de respeto al PSOE. Y el PSOE se hace respetar.

—Sin embargo usted fue uno de los dirigentes que defendió la abstención del PSOE para que gobernara Mariano Rajoy.

—Correcto. Pero han cambiado dos cosas. Primero, que el PP se ha ido más a la derecha. Segundo, que en su momento lo hicimos para que no hubiera terceras elecciones. Pero es que el PP no nos lo ha reconocido y no hizo la mismo cuando Pedro Sánchez intentó ser investido y finalmente tuvo que ir a unas segundas elecciones. ¿Nosotros nos abstenemos pero ellos no? ¿Pero esto qué es? Estamos 1-0, ósea que tienen que empatar para poder empezar a hablar y establecer unas reglas de futuro sobre la lista más votada.