La crisis y la represión siguen marcando a Cuba dos años después de las protestas del 11J
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El mayor estallido social en décadas dejó unos 2.000 detenidos
13 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Dos años después del mayor estallido social ocurrido en Cuba en las últimas décadas, todo y nada ha cambiado en la isla caribeña. La crisis de entonces —que coincidió con los momentos más duros de la pandemia—, lejos de suavizarse, ha seguido su ruta ascendente, llevando a los cubanos a vivir con niveles nunca vistos de inflación y precariedad económica, además de a una verdadera estampida migratoria. Mientras, la represión ha seguido teniendo una presencia constante.
El 11 de julio del 2021 marcó un antes y un después en la vida de muchos, participaran o no en las protestas.
«Ese día hace dos años me trajo a quien soy ahora», reconoce la joven periodista Lisbeth Moya, quien estuvo presente y fue reprimida en la manifestación frente al Capitolio habanero. «Yo tenía miedo, no quería salir, porque sabía que no terminaría bien […] Al final, la decisión de salir a las calles la tomé por amor, por proteger a personas a las que nunca me hubiera perdonado abandonar, y no me arrepiento», cuenta desde Quito, donde reside.
Por su parte, la profesora de la ciudad de Matanzas Alina Bárbara López, que en los últimos tiempos se ha convertido en un hueso duro de roer para la dictadura por sus reiteradas protestas individuales, cívicas y pacíficas, reconoce que el 11J «provocó un replanteamiento cívico y ético» en su «percepción como intelectual». En ese momento llegó «al convencimiento de que escribir sobre la realidad cubana ya no era suficiente», refirió en una publicación suya en redes sociales.
La controvertida «orden de combate» dada contra el pueblo por el presidente Miguel Díaz-Canel, en lugar de tratar de apaciguar los ánimos, y la muerte del joven Diubis Laurencio de un tiro por la espalda, fueron el punto de inflexión que distanció a miles de cubanos de un sistema que ya venía resquebrajándose y ahora se cae a pedazos.
Represión violenta
La violencia, ejercida en primer lugar por las fuerzas del orden ese día, ha quedado impune. Mientras, los manifestantes, la mayoría pacíficos y detenidos aleatoriamente, cumplen largas condenas ejemplarizantes en condiciones muy difíciles.
En estos dos años, el grupo de trabajo Justicia 11J ha contabilizado al menos 1.860 personas detenidas por protestar, de las cuales 1.555 lo fueron a raíz de lo sucedido ese día. Del total, 782 continúan todavía en prisión, y 91 se marcharon al exilio.
La cifra de apresados la completan personas que han participado después en otras protestas, más pequeñas y localizadas, pero en las que también hubo cuota de represión. Entre ellas, la más reciente hace dos meses en Caimanera, en la provincia de Guantánamo. Otros han sido detenidos por manifestaciones individuales y hasta por publicaciones en redes sociales.
Ese día de hace dos años se echó por tierra la teoría de que en Cuba «todo está bien» y «la mayoría apoya» al régimen. La necesidad de expresarse para defender sus derechos también quedó clara para muchos cubanos. «Nos quitaron el ropaje del silencio», gritaba ante las cámaras en medio de la protesta una señora mayor, vestida de forma muy humilde. Y aunque el miedo acalle momentáneamente las voces, los motivos y las ansias de libertad siguen intactos.