El analista Alejandro López Canorea: «La principal oposición a Putin son perfiles mucho más beligerantes, ultranacionalistas»
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El experto analiza desde Kiev cómo puede repercutir la operación de Prigozhin en Rusia y la guerra de Ucrania
28 jun 2023 . Actualizado a las 17:26 h.Antropólogo y analista de política internacional, coordinador del portal Descifrando la guerra, autor del libro Ucrania. El camino hacia la guerra y coautor de La pugna por el nuevo orden internacional, Claves para entender la geopolítica de las grandes potencias, Alejandro López Canorea se encuentra en Kiev, desde donde responde a la Voz.
—¿Qué balance hace de la sublevación de Yevgueni Prigozhin? ¿Qué pretendía y qué ha logrado?
—El principal objetivo, no de este sino también de todos los ataques previos de Prigozhin al mando ruso, es lograr una mejor mano en su lucha con el ministro de Defensa, Serguéi Shoigú, y su entorno. El liderazgo de la operación militar en Ucrania ahora recae sobre el número dos de Shoigú, Valeri Guerásimov, mientras que los perfiles que Prigozhin han pasado a un segundo plano. Por ello no ha tenido reparos en denunciar los fallos del Ejército ruso, la marginación en suministros de armas que acusaba y, en último término, plantear un órdago como el de Moscú. El éxito de una campaña que, por ahora solo ha logrado la amnistía para los involucrados en la rebelión, deberá verse en si hay cambios políticos en la cúpula militar.
—¿Hasta qué punto Vladimir Putin sale debilitado?
—Putin siempre ha mediado entre diversos grupos de poder en Rusia, destacando este enfrentamiento sobre todo desde el 2022. Su perfil ha quedado tocado en parte por el reto abierto y público con una rebelión militar en plena guerra, donde controlar el discurso es muy importante. Pero también ha quedado bastante reforzado a ojos externos ante la constatación de que la principal oposición a Putin la representan perfiles mucho más beligerantes, ultranacionalistas y, en ocasiones como esta, señores de la guerra.
—¿Puede haber una división de las Fuerzas Armadas?
—Hay una división desde el momento en el que Putin tiene que equilibrar a los más cercanos a la línea beligerante, a los más diplomáticos y a los oficialistas partidarios del esfuerzo de guerra pero que idearon la operación sin la perspectiva de los recursos que realmente necesitan para una guerra como esta, es decir, los que solo apostaban por una «operación militar especial».
—¿Es posible que Putin sea depuesto por un golpe de Estado? ¿Puede haber una revuelta popular en su contra?
—Posibilidades siempre existen, pero Putin hasta el momento ha demostrado tener un fuerte apoyo de las élites y haber mantenido un equilibrio bastante complicado entre las facciones entre las que se ha movido. Ha construido muy bien la Rusia moderna en torno a su persona y su modelo. Su salida se ve como un riesgo de inestabilidad. Si hubiera una debacle en la guerra, tendríamos que analizar el nuevo escenario, eso sí. Una revuelta popular es algo menos probable ahora mismo.
—¿Cómo puede afectar lo sucedido a la guerra de Ucrania?
—No debería tener grandes efectos más allá de la moral ucraniana, la mala imagen que ha dado el mando ruso y la reorientación de Wagner a otros escenarios. Pero la verdad es que este último factor ya se venía comentando desde antes. Y en cualquier caso en estos momentos la iniciativa la tiene Ucrania, mientras Rusia solo espera que continúen así las cosas porque desgasta enormemente las fuerzas ucranianas preparadas para la contraofensiva, sin que hayan alcanzado aún la primera línea de defensa rusa en Zaporiyia o Donetsk sur.
—¿Cómo se vive la situación en Kiev?
—Se vive con la intención de recuperar todo el territorio, apostar por la diplomacia no es una opción, aunque haya numerosas vidas en juego.
—¿Cómo podría influir en el orden mundial la caída de Putin, si es que tiene lugar?
—Desde luego que, de ocurrir, ese sería uno de los acontecimientos del siglo y sus efectos podrían ser un revulsivo para el mundo en función de cual fuera el hecho propiciatorio. Si fuera una caída interna, sin duda el sistema ruso podría quedar tocado y afectar a la arquitectura mundial. La cuestión sería ver en qué dirección va la administración posterior. En Occidente se está muy equivocado cuando se dice persistentemente que la oposición a Putin es liberal.