Sánchez reconoce que vivió un nivel de estrés como nunca en la pandemia y denuncia ataques «trumpistas» contra él

Carlos Peralta
C. Peralta REDACCIÓN

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Atresmedia Comunicación

El presidente del Gobierno reconoció que su mayor error fueron las rebajas de penas a consecuencia de la ley del «solo sí es sí», aunque afirma que nunca se planteó el cese de Irene Montero como ministra de Igualdad

26 jun 2023 . Actualizado a las 23:33 h.

Pedro Sánchez y Jordi Évole volvieron a verse las caras anoche en una entrevista más de seis años después. De nuevo fue en un bar, en este caso la madrileña Casa Labra, donde se fundó el PSOE en 1879. La primera vez, el actual jefe del Ejecutivo acababa de dejar su escaño en el Congreso y empezaba una campaña para recuperar la secretaría general de su partido. Este domingo, se reencontró con Évole, del mismo modo que con otros medios —acudirá este martes a El Hormiguero—, con una intención prioritaria que repitió en numerosas ocasiones: «Desmontar algunas cosas que, de manera infundada, se dicen sobre mí».

Hizo referencia a modos de proceder, «que podemos calificar de trumpistas, pero que tienen sus raíces en España» y denunció la existencia de una burbuja de «mentiras y maldad» contra él y su partido. «No he evaluado las consecuencias que tenía todo ese veneno que han inoculado en la sociedad española», remarcó el presidente del Gobierno, quien, sin embargo, no puso nombres y apellidos a la «derecha mediática» que lanza esas descalificaciones. «No voy a entrar en señalar a un empresario o a un medio de comunicación», sentenció.

Sánchez admitió que su mayor error en esta legislatura fue uno «técnico en la ley del “solo sí es sí”», aunque aclaró que nunca se cuestionó cesar a Irene Montero, titular de Igualdad. «Siempre he antepuesto la estabilidad», apuntó, pese a que durante su mandato se sucedieron cambios en diferentes ministerios.

También calificó de «hecho dramático y lamentable» la tragedia en la valla de Melilla hace un año, en la que, según Amnistía Internacional, fallecieron cerca de un centenar de inmigrantes en el paso fronterizo. Sin embargo, no asumió responsabilidades y situó esta problemática «a miles de kilómetros». Sobre Marruecos, el jefe del Ejecutivo señaló que comparte con España «una relación estratégica, muy positiva también desde el punto de vista de la política migratoria».

Pedro Sánchez también se defendió de dos reproches recurrentes: los acuerdos con Bildu y el uso del avión Falcon. «No deja de ser curioso que son aviones que compró la Administración de Aznar y que han usado todos los presidentes», explicó el líder socialista. «Para aprobar una ley que significa una mejora social soy capaz de contar hasta con el voto de Casero [el diputado del PP que votó, por error, a favor de la reforma laboral]», apuntó, en referencia a los acuerdos del PSOE con Bildu, de la que le separa «una distancia abismal». El jefe del Ejecutivo confesó que, de los ataques que recibió, el que más le molestó es que no se reconozca «la contribución del socialismo al fin de la violencia» y que se diga que «ETA está en el Gobierno».

Sánchez admitió que en la pandemia sufrió un nivel de estrés como nunca. «Tenía que dar una imagen de seguridad que muchas veces no tenía», reconoció, y confesó que había «llorado de rabia y frustración». Por último, aseguró que confía en ganar las elecciones y da por hecho que, para gobernar, necesitará aliarse con Sumar.