Un hito de la medicina: una placenta artificial logra que un feto sobreviva 12 días fuera del útero
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Un equipo español ha demostrado en un primer ensayo en ovejas que es posible acometer este nuevo hito de la medicina que permitirá salvar la vida de miles de bebés prematuros. En menos de cinco años esperan disponer de un prototipo para realizar las pruebas en humanos
19 jun 2023 . Actualizado a las 21:39 h.«Hay que engañar la naturaleza al máximo». El doctor Eduard Gratacós, director de BCN Natal, resume en pocas palabras un proyecto revolucionario destinado a salvar la vida de miles de bebés prematuros por debajo de los seis meses y de prevenir las complicaciones futuras de los pocos que logran sobrevivir: una placenta artificial que permita sobrevivir al feto en perfectas condiciones fuera del útero de su madre al menos tres o cuatro semanas más, un período clave para que pueda sobrevivir sin riesgos.
Es un proyecto disruptivo, pionero en Europa, cuya primera fase, que se acaba de presentar, se ha desarrollado en fetos de ovejas que han logrado una supervivencia de doce días con la placenta artificial. «En el futuro no sabremos en qué momento tendremos una placenta artificial para fetos humanos, pero lo que sí es seguro es que la tendremos», explicó Eduard Gratacós, director de BCNatal, un centro clínico de investigación en medicinal fetal y neonatal de referencia internacional adscrito al Hospital Clínic y al Hospital Sant Joan de Déu, ambos de Barcelona.
Lo que ahora se ha conseguido, aunque todavía queda un largo camino por delante, es ya de por sí un hito, ya que se ha conseguido demostrar que es posible mantener con vida y con las condiciones adecuadas el feto de un ser vivo fuera del útero de su madre. Es el resultado de dos años y medio de trabajo de un programa que ha involucrado de forma directa a 35 investigadores de todo tipo y a otros 30 colaboradores, lo que da idea de un desafío que ha sido respaldado desde el primer momento por la Fundación “la Caixa” con una financiación de 3,35 millones de euros y que ahora tendrá continuidad en una segunda fase con una aportación de 4,3 millones.
¿El objetivo? Disponer en el plazo de entre 3 y 5 años de un prototipo lo suficientemente perfeccionado como para poder realizar los ensayos clínicos en fetos humanos. Será un antes y un después.
«Es un proyecto singular, disruptivo, que tiene el gran propósito y la visión de cambiar la realidad de las familias y de los niños ultraprematuros que, aunque en algunos casos salen adelante, lo hacen con dificultades», destacó en la presentación Manel del Castillo, director gerente del Hospital Sant Joan de Déu. «Podemos -añadió- impactar en la salud de los niños que son grandes prematuros». Y en la misma línea incidió su colega Josep M. Campistol, director general del Hospital Clínic de Barcelona: «Puede cambiar -dijo- la historia natural de unos recién nacidos con tremendas dificultades».
Uno de los principales problemas aún no resueltos de la medicina es la prematuridad extrema, la de los bebés que nacen con seis meses o incluso menos, una casuística que afecta a unas 25.000 familias cada año solo en Europa. Aunque se han hecho grandes avances, su supervivencia es baja, del 25 % al 75 %, y una gran parte de los que logran sobrevivir presentan graves secuelas en la edad adulta.
Por eso la necesidad de una placenta artificial. «El objetivo sería mirar el problema de una forma diferente y conseguir la prolongación de la vida del feto fuera de su madre», expuso Gratacós. «Si lo mantenemos cuatro semanas más en esta placenta -añadió- podríamos reducir la mortalidad a menos de la mitad y eliminar las secuelas futuras de forma radical. En los casos más extremos el beneficio sería inmenso y nos permitiría unas posibilidades de supervivencia enormes».
Pero, al mismo tiempo, recordó que el desafío es enorme y que en cada etapa de desarrollo de la tecnología hay que superar grandes dificultades. El primer reto es superar lo que se denomina transición. Es decir, conseguir que el feto pase de estar conectado a su madre a una máquina. Cualquier mínimo cambio, de temperatura por ejemplo, podría ser fatal. «Nosotros conseguimos tener éxito en el 100 % de las transiciones», desvelo la doctora Elisenda Eixarch, coordinadora sénior del proyecto.
La segunda gran dificultad es conseguir simular el entorno natural de un feto, que tiene la piel tan fina como el papel de fumar. Todo debe mantenerse en unas condiciones de hidratación, suministro de líquidos y temperatura perfectas. El tercer reto es la nutrición. O, lo que es lo mismo, ofrecerle a la criatura los nutrientes y las hormonas que la placenta humana le suministra de forma natural y con las dosis exactas. Y el cuarto desafío es poder monitorizar la evolución del feto en tiempo real y de forma permanente, para lo que el equipo ha desarrollado un dispositivo especial. «Cada una de estas situaciones supone un proyecto y un reto en sí mismo», destacó Gratacós.
Y todas estas fases se han superado con éxito en el modelo de cordero que se ha utilizado, con el que se logró una supervivencia fuera del útero de 12 días. Este animal fue escogido porque el feto es de lo mas parecido a un humano, tanto por su tamaño como por su desarrollo cardiovascular.
«Actualmente, para las familias de los prematuros extremos, un momento que debería ser de máxima felicidad, se convierte en un periplo lleno de incertidumbre y angustia. Compartimos con BCNatal, el Hospital Sant Joan de Déu y el Hospital Clínic una gran ilusión por avanzar con este proyecto parar lograr una solución que contribuya a salvar vidas y a disminuir las graves secuelas en el desarrollo que presentan algunos de estos neonatos», explica Antoni Vila Bertrán, director general de la Fundación “la Caixa”, que aportará 4,3 millones para la nueva fase de la investigación.
Para crear un medio en el que un neonato muy prematuro pueda vivir de forma lo más natural y lo más parecida al útero posible, el primer prototipo desarrollado incluye un entorno protegido compuesto por un contenedor translúcido fabricado en material biocompatible y conectado a un sistema de circulación de líquido amniótico que permite mantener al feto en un entorno líquido aislado de los estímulos exteriores, pero accesible para realizar controles ecográficos y permitir la monitorización continua del feto.
Otro de los grandes avances logrados hasta ahora ha sido la creación de un sistema de circulación extracorpórea, compuesto por una membrana oxigenadora y un sistema de piezas (tubuladuras) específicamente diseñadas para facilitar la circulación sanguínea y su oxigenación, que simula lo que se produce de manera natural en la vida intrauterina gracias a la placenta materna y el cordón umbilical.
El equipo interdisciplinar del proyecto ha trabajado también en la creación de un sistema de monitorización no invasivo en tiempo real que permite mantener una vigilancia permanente de forma remota para poder tener un control intensivo del estado y desarrollo del feto por parte del equipo médico. Asimismo, se han diseñado protocolos propios de soporte médico que incluyen la administración de nutrición, hormonas y otras medicaciones, y que prevén los posibles escenarios clínicos y las actuaciones médicas necesarias para revertirlos.
Hasta ahora, mediante el uso de un modelo animal ovino, el equipo ha diseñado y descrito las técnicas quirúrgicas y los protocolos necesarios para realizar una transición sin incidentes desde el útero hasta un sistema de placenta artificial, y ha conseguido realizar con éxito todas las transiciones de los últimos 12 meses.
Tras el análisis y la evaluación por parte de un panel de expertos de cinco países, con reconocido prestigio internacional en medicina fetal y neonatal, el proyecto CaixaResearch Placenta Artificial inicia ahora una segunda fase (2023-2026). En esta segunda etapa, uno de los nuevos hitos que se espera alcanzar durante el 2024 es ampliar el tiempo de supervivencia de los actuales 12 días a más de 3 semanas. Para ello, el equipo del proyecto centrará sus esfuerzos en una mejora tecnológica, en colaboración con la industria, que permita optimizar los dispositivos médicos utilizados, como las cánulas o las membranas oxigenadoras.
El equipo español no es el único en el mundo, aunque sí en Europa, que está trabajando en el desarrollo de una placenta artificial, pero sí de los más adelantados. Otro de Estados Unidos, de California, ha llegado aún más lejos y conseguido que el feto se mantenga fuera del útero entre 14 y 21 días. Sin embargo, tan importante como llegar más lejos es entender lo que ocurre durante ese proceso.
Además, en estos años el proyecto debe diseñar y describir los protocolos necesarios para la transición a la vida neonatal. Es decir, el nacimiento del feto desde la placenta artificial a la vida extrauterina, de forma que empiece a usar sus pulmones como cualquier recién nacido. El equipo también realizará experimentos en otro modelo animal grande como es el porcino para poder demostrar la capacidad de transferir el sistema a otras especies, evaluará los efectos a largo plazo sobre el desarrollo cerebral, cardíaco, pulmonar y metabólico y realizará todos los preparativos (éticos y legales) para que pueda ser aprobado un primer estudio clínico en el contexto de terapia en uso compasivo.