Jorge Javier Vázquez ironiza sobre su futuro y el final de «Sálvame» en un vídeo con su madre
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«¿Y ahora qué vas a hacer?», le pregunta la madre al presentador en un vídeo que él mismo ha colgado en las redes
08 may 2023 . Actualizado a las 09:54 h.Han sido pocos los colaboradores que se han pronunciado sobre el final de «Sálvame» y los que lo han hecho tampoco se han expresado de forma clara. Tras conocerse el pasado viernes que uno de los buques insignia de Mediaset dice adiós el 16 de junio tras 14 años en la parrilla de Telecinco, no ha sido hasta este domingo cuando se ha escuchado a su presentador hablar sobre el fin del espacio. Lo ha hecho, eso sí, de una forma muy particular. Jorge Javier Vázquez ha publicado un vídeo en sus perfiles en las redes sociales junto a su madre. Ambos aparecen sentados a la mesa y dialogan en clave de humor sobre el futuro del conductor de «Sálvame».
«Ni en el Día de la Madre puedo estar tranquila. ¿Y ahora qué vas a hacer?», le dice a Jorge Javier su madre, María Morales. «Igual vuelvo al teatro», le contesta él. «Cómo se te fue tan bien la última vez», sentencia ella.
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Una escena en clave de humor que no satisface el interés del público por conocer el punto de vista del que ha sido el conductor del éxitoso espacio desde hace 14 años.
Presentadora y colaboradora del espacio, María Patiño también se ha pronunciado en las redes. En este caso, en su perfil de Twitter. «¡Yo vivo mi presente más inmediato! Mañana es un regalo y los regalos se abren y se disfrutan», decía mencionando a Mediaset y a «Socialité», el otro programa del corazón que presenta, pero sin aludir directamente a «Sálvame».
Kiko Matamoros sí ha referido directamente al fin del programa de Telecinco en las redes sociales. Lo ha hecho con un «Viva Sálvame» en Instagram. «Gracias por el cariño de tanta buena gente denostada por vernos. Seguro de haber sido los causantes de muchísima felicidad y bálsamo de muchas heridas».
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Las polémicas de «Sálvame», de mina de oro a campo de minas para Telecinco
«Sálvame» estaba acorralado. El formato hacía ya tiempo que mostraba síntomas de agotamiento. El limón y la naranja se habían exprimido hasta la extenuación después de 14 años en antena. Y lo que el 27 de abril del 2009 había surgido como un soplo de aire fresco con un toque golfo para innovar la crónica rosa en televisión —pese a que desde el primer momento contó con innumerables detractores—, acabó convirtiéndose en una suma de trifulcas, de peleas entre los colaboradores y de escándalos convertidos en rutina, casi sin margen para la sorpresa. Cierto que sigue siendo el programa más visto en las sobremesas, donde aún mantiene su tirón, pero en sus espectáculos nocturnos había perdido el tirón.
Su fin anunciado empezó a fraguarse en noviembre pasado, cuando el histórico Paolo Vasile, cedió su puesto de consejero delegado de Mediaset a Alessandro Salem y Massimo Musolino, un cambio que se hizo efectivo este enero. No fue un cambio sin más. Simbolizaba la apuesta por un nuevo modelo de televisión para hacer frente a la pérdida del liderazgo de audiencia a favor de Antena 3, una transición en la que la telebasura no tenía cabida. No se tomó una decisión drástica, pero el código ético impulsado por la nueva dirección, que impedía a los presentadores mostrar sus opiniones o hacer comentarios políticos, ya marcaba una tendencia por donde iban los tiros. Solo era cuestión de tiempo. Y el tiempo se le acabará a Sálvame el próximo 16 de junio.
Mediaset prescindirá de una franquicia que en su momento y durante muchos años fue una mina de oro en audiencias e ingresos para la cadena y, aunque mantiene el tirón —en el 2022 promedió 1.215.000 espectadores con una cuota de pantalla del 13,2 %—, se ha convertido en un campo de minas para la cadena. Las polémicas, y en «Sálvame» ha habido muchas a lo largo de los últimos años, no compensan. O eso parece creer la compañía, que aún tiene que resolver a qué programa derivará a Jorge Javier Vázquez, con el que tiene contrato hasta el 2025.
«De rojos y maricones»
El espacio ya no era el coto del presentador, que en el 2020, en pleno confinamiento, llegó a asegurar que «este programa es de rojos y maricones». Frase que soltó tras uno de sus clásicos enfrentamientos con una de las colaboraras estrella del programa, Belén Vázquez. «El discurso de Vox, aquí no», soltó en otra ocasión a otro de sus tertulianos, Antonio Montero. Ahora a Jorge Javier le habían atado las manos.
Los escándalos, avivados también como motor de audiencias, acompañaron al programa ya desde el primer momento. Cuando el espacio no había hecho nada más que empezar, en el 2009, se estrenó con una fuerte discusión entre Pipi Estrada y Jimmy Giménez Arnau que acabó en una pelea en directo y más tarde en una batalla legal. Con los años, el periodista deportivo fue absuelto de un delito de lesiones, pero acabó despedido.
Pero una de las polémicas que más ha lastrado al programa ha sido la Operación Deluxe, una supuesta trama de espionaje a famosos. Después de cinco años de investigación, la justicia absolvió hace unos días a la productora de Sálvame, La fábrica de la tele, de un delito de cohecho, pero la ahora denominada Operación Luna sigue en marcha. Hay hasta 60 famosos que han denunciado ser espiados.
Uno de ellos, el cantante Francisco, se mostró muy crítico esta semana. «Yo con esta productora no quiero saber absolutamente nada de nada. Lo que han hecho no tiene nombre, no tiene calificativo, y espero que reciban su merecido». Aunque finalmente salga libre de culpa, el daño a la imagen ya está hecho.
Otras polémicas más cotidianas tuvieron su epicentro en la periodista Karmele Marchante, una ex colaboradora que fue despedida, al igual que otros muchos durante los últimos catorce años, y que denunció que en Sálvame hay «mentiras, bullying y maltrato y llamaba «ignorantes a los tertulianos».
También fueron sonadas las acusaciones, con malos modos, entre tertulianos a cuenta de la relación entre Rocío Carrasco y Antonio David. Carlota Corredera, otra de las presentadoras, echó del plató a Antonio Montero. Y fueron notorias las broncas entre Jorge Javier y Belén Esteban. Son solo pequeños ejemplos que muestran la transformación de «Sálvame» en una mina de oro para Telecinco a un campo de minas. Además de una fuente casi inagotable de demandas judiciales.
Queda algo más de un mes de emisión del programa. Hasta el 16 de junio. Y todavía puede haber más sorpresas.
«Me da pena porque Sálvame no es telebasura, pero ha ido hacia lo zafio»
«Estáis subyugados por Rocío Carrasco y esto será vuestra ruina». Este fue el premonitorio wasap que Rosa Villacastín le envió en directo a Jorge Javier Vázquez. Sucedió en noviembre del año pasado. En cierta forma, la periodista predijo el final de Sálvame. «Estaba claro que aquello iba a ser la puntilla porque se estaban diciendo muchas mentiras y el asunto se mezcló con políticos», recuerda hoy la veterana informadora de la prensa del corazón.
Hasta la ministra Irene Montero entró en antena para apoyar a la hija de Rocío Jurado. «Todo aquello restó en vez de sumar». La cancelación de Sálvame, después de 14 años de trayectoria ha supuesto un bombazo en el mundo de la televisión. La decisión deja más preguntas en el aire que certezas y abre un agujero en la parrilla que Telecinco promete llenar con la ayuda de Ana Rosa Quintana y con nuevos contenidos «más familiares y respetuosos».
¿Por qué acabar con un programa que ha sido el buque insignia de la cadena durante tanto tiempo? ¿Qué harán ahora sus protagonistas? ¿Fue «Sálvame» telebasura o un espacio que marcó estilo y una época? Tres expertos intentan aportar luz sobre un fenómeno que, sin lugar a dudas, ha dejado una impronta, con sus luces y sus sombras.
A Rosa Villacastín, que lleva en televisión desde 1990, el adiós de «Sálvame» le ha dado «pena» porque, en sus inicios fue «un programa innovador» que servía para «distraer a la audiencia». La misma opinión comparten la escritora Rosa Belmonte y el profesor de Comunicación de la Universidad de Málaga Juan Francisco Gutiérrez Lozano.
El docente destaca su aportación a la narrativa televisiva. «Ese formato de debate, que nació en la anterior crisis económica, y ese lenguaje desenfadado, enseñando las costuras del propio programa, conectando, por ejemplo, con las bambalinas, creó escuela y fue muy pronto copiado por muchos espacios y cadenas», dice. «Ahí está El Chiringuito, por decir alguno, o incluso más espacios informativos o de tertulia ideológica», añade. «Es lo que se ha denominado como salvamización del fútbol o la política», apostilla Rosa Belmonte.
Para la escritora, Sálvame no fue telebasura. «En absoluto», plantea. «Pudo tener algún momento feo, pero sin conflicto no hay historia, se suele decir». Belmonte destaca la capacidad de reinventarse. Sálvame se convirtió en un metaprograma: «Ellos mismos eran el espectáculo, los protagonistas, la acción estaba dentro del propio plató. Y han tenido una gran influencia en toda la sociedad en general. Como decía el propio Paolo Vasile: 'El prestigio se consigue con éxito' y eso es lo que ha hecho este programa durante mucho tiempo».
Pero, ¿por qué poner el punto final? Rosa Villacastín cree que lo que comenzó siendo algo creativo y novedoso ha muerto por dos motivos: por agotamiento («no se puede dar caviar durante cuatro horas, día tras día, año tras año») y por «la deriva» que ha ido tomando el programa en los últimos tiempos. La veterana periodista ya se lo advirtió a Jorge Javier con aquel wasap en directo.
«El programa tendió al insulto, a lo zafio, con personajes que no son famosos ni son nada. Y eso es algo que puede gustar a una parte de la audiencia pero no al resto».
Condenas y multas
Pero la silla eléctrica que ha acabado con Sálvame se ha ido cargando de electricidad a la largo del tiempo también con otros factores. Los escándalos han sido muchos y sonados. Basta echar la vista atrás en la hemeroteca. Condena de 120.000 euros por difamar a Carmen Lomana con «insinuaciones insidiosas, vejatorias y gratuitas». 60.000 euros por darle voz a una falsa amante de Pepe Navarro. Sanciones de la Comisión Nacional del Mercado de las Comunicaciones por emitir contenido sensible en horario infantil. Investigación judicial por espiar supuestamente a 140 famosos a través de un agente de policía. Suma y sigue.
En los últimos tiempos, además, se había filtrado que al programa se le había impuesto una lista negra de personas de las que no se podía hablar, como Kiko Rivera, Rosa Benito (fue colaboradora) o Bárbara Rey. También se habría prohibido al equipo expresar opiniones políticas. Y, en mitad de esta tormenta, está la audiencia. Sálvame cosechó un notable éxito durante años. Llegó a alcanzar cuotas de pantalla del 20 %, pero últimamente estaba por debajo del 15 %.
«Sigue teniendo un respaldo en la media de la cadena, pero es verdad que ya no es lo que era antes, aunque tampoco es un fracaso», advierte el profesor malagueño. A esto se suma la pérdida del liderazgo de Telecinco. La cadena rompió en el verano de 2021 una racha de tres años consecutivos como el canal más visto. Y esto dolió mucho. ¿Muere Sálvame porque ya no es un negocio rentable o por una cuestión de imagen, por un intento de limpiar, modernizar y rejuvenecer la audiencia tras la salida del eterno Paolo Vasile? «Un poco por las dos cosas», apunta Belmonte, que destaca también la fragmentación del panorama televisivo.
La irrupción de las plataformas para ver películas y series han supuesto un torpedo en la línea de flotación de la televisión tradicional. Telecinco busca ahora nuevas fórmulas. La llegada de la Kings League de Gerard Piqué se puede interpretar como un giro hacia ese intento de atraer a un público más joven y más familiar. De forma paralela, las redes sociales también están acabando con la prensa del corazón: «Hoy en día todo el que se autoproclama como famoso cuenta su vida sin tapujos en Instagram y de una forma accesible a toda la audiencia», dice Villacastín.
¿Qué harán ahora los protagonistas de Sálvame? «Es un día duro», escribió en la madrugada de ayer Kiko Hernández, al conocer la cancelación del programa. Pocas horas después de hacerse pública la noticia, Jorge Javier Vázquez presentó el Deluxe y hubo varias referencias al futuro del programa. «Aquí huele a muerto», ironizó Kiko Matamoros. Jorge Javier tiene contrato con Telecinco hasta 2025, pero ofertas no le van a faltar. El exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias le ofreció empleo a través de Twitter: «Muy pronto, en Canal Red, 'Rojos y Maricones' con Jorge Javier», bromeó.