La asturiana Carla Chawla, formada en Ferrol, sirvió de enlace del astillero ferrolano con Noruega, Argelia y Australia
30 abr 2023 . Actualizado a las 10:21 h.Posiblemente cuando la charla entre Raúl Villa Caro —doctor ingeniero naval, oficial de la Armada y capitán de la marina mercante, además de coautor del libro La mujer en la mar: historias de sueños cumplidos— y Eva Millán durante Un café con Eva, en RadioVoz, dé el salto a esta edición, Carla Chawla Fidalgo ya tenga a sus mellizas. A los 42 años pudo por fin encajar la vida familiar con una carrera profesional de éxito que últimamente iba con el viento. El de la eólica marina. Su último departamento dentro de Navantia, empresa en la que entró hace quince años, la nombró directora de programa de un proyecto de cimentaciones de un parque eólico marino en la Bretaña francesa.
Asturiana de nacimiento y ferrolana de formación, donde estudió primero ingeniería técnica y después la superior, obtuvo una beca en Navantia y al finalizar, en el 2007, le ofrecieron entrar a formar parte de la plantilla y aceptó el reto. Su primera experiencia fue como ingeniera de garantía de un buque de guerra noruego y hacía de enlace con el cliente. Por más que no sea el género más representado, no es preciso convencer a Chawla de que las mujeres están más que capacitadas para desarrollar cualquier puesto en el ámbito de la ingeniería, en el de la investigación, el diseño, gestión de grandes cuentas, estar presente en el comité de dirección o en la presidencia si hace falta. Su campo fue en la dirección de proyectos. Project manager, como se denominaba a los responsables de liderar un proyecto de ingeniería, siguiendo esa tendencia en boga que ha dado en convertir en CEO a los consejeros delegados o directores generales de toda la vida. Desde el 2015 al 2017 se encargó de los proyectos de construcción de buques de suministro de combustible a otros. En ese cargo sus funciones son muchas y variadas: dirigir y gestionar el contrato, supervisar que se cumplan todos los requisitos en la construcción de barcos, estar pendiente de las modificaciones que se introduzcan, hacer de interlocutor con el cliente y con otros organismos, gestionar los recursos humanos, gestión de riesgos, el presupuesto, aprobar estrategias de compra, ocuparse cuando entra en garantía el trabajo, y responsabilizarse de la confidencialidad, la calidad y, sobre todo, la prevención y el cuidado del medio ambiente.
Una experiencia dura
Como ingeniera de garantía de una fragata noruega, estuvo a caballo entre el astillero de Fene y Bergen, base de ese buque militar. De hecho fue la primera mujer ingeniera de garantía para una Marina extranjera. Una gran experiencia dura, pero enriquecedora al mismo tiempo.
Del 2010 al 2012 formó parte del equipo de producción de ALHD, que son como buques portaaeronaves y de los que Navantia hizo dos para Australia. De ahí pasó a la unidad de reparaciones, donde le ofrecieron la transformación de unos buques de desembarco para la Marina argelina. De esa época guarda una instantánea profesional en la que ella es la única mujer en una plantilla repleta de hombres.
Destaca también su experiencia en sistemas funcionales y en el 2014 su carrera pegó un giro al pasar a formar parte de la oficina técnica como jefa de ingeniería y con Australia como principal cliente de la construcción de fragatas. Un año después, en el 2015, la Asociación de Ingenieros de España reconoció su carrera como la mejor trayectoria profesional en menores de 35 años.
Que ahora la haya reclutado la eólica marina no es casual, sino fruto de su formación: hizo un máster en dirección de proyectos en Barcelona y tiene la certificación de project manager para iniciativas de ese tipo. Aunque ya había ingenieras navales en la compañía antes que ella, muy pocas se encontraron en el campo de construcción de buques para marinas extranjeras. Chawla destaca que las reticencias para incorporar a la mujer en el ámbito de la ingeniería han disminuido, pero hay que seguir luchando por la normalización.