La cara más oculta del tetrabrik

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Alejada del ruido y de la pompa, la sueca Birgit Rausing es la segunda mujer más rica de Europa y debe su fortuna al popular envase, inventado por su suegro en 1929 en un pueblecito al sur del país

30 abr 2023 . Actualizado a las 10:21 h.

No es la más rica de Europa, ni tan conocida como Françoise Bettencourt, la heredera del imperio L'Oréal, que es quien encabeza esa codiciada lista. El suyo es el segundo puesto en lo tocante al dinero, pero el primero, sin duda, en discreción. Poco o ninguno es el ruido que rodea a su familia en comparación con el estrépito que acompaña los aspavientos de otros grandes patrimonios del planeta. Ya era poco dado el clan a los estruendos cuando el intento de secuestro de uno de los tres hijos del matrimonio los volvió todavía más herméticos. Lo planeaba un grupo afiliado al Frente Popular para la Liberación de Palestina. Iban a meter al niño en una jaula y arrojarla al mar si la policía los descubría. Como para no levantar muros a su alrededor.

Se llama Birgit Rausing (Suecia, 1924), es hija del pintor paisajista sueco Henry Mayne y debe su fortuna a los envases. A los de cartón, para más señas. No es otra que la viuda de Gad Rausing, el hombre que popularizó los tetrabrik, un invento del padre del empresario, quien allá por 1929 fundó en un pueblecito del sur de Suecia, junto a su mejor amigo, una fábrica de envasado. Allí desarrolló Ruben Rausing, que así se llamaba el patriarca, el primer recipiente de cartón —forrado de plástico y en forma de tetraedro— para productos lácteos, después de que su mujer se quejara de lo mucho que pesaban las botellas de cristal. Toda una revolución. Y eso tras haber sacudido antes el mercado con su primera criatura: bolsas para la harina, un producto básico que por aquel entonces solo se vendía a granel, lo que complicaba sobremanera su transporte.

Aquella empresa la heredaron en su día Gad y su hermano Hans, al que el primero le acabó comprando su parte para volar solo y crear el emporio que hoy es Tetra Laval. Hombre interesado en la arqueología, las ciencias naturales y la historia, no hizo nunca ostentación de su riqueza ni se le conocen excentricidades. Nada que ver ese querer pasar desapercibidos con el proceder de la familia de su hermano Hans, pasto de los escándalos y las tragedias. Como la de su nuera Eva Rausing, esposa de Hans Kristian Rausing, que fue hallada muerta en su lujosa mansión del barrio londinense de Chelsea el 10 de julio del 2012. Llevaba muerta en aquella casa de 70 millones de libras más de un mes. Yacía en una cama cubierta por una pila de mantas y varios televisores, rodeada de basura, en una habitación con las paredes pintarrajeadas con nombres que resultaron ser de traficantes de droga.

Hija de un importante ejecutivo de Pepsi y criada en Hong Kong, tenía solo 48 años. Murió por una sobredosis de crack y heroína. Llevaba años enganchada. Como su marido, al que la policía había detenido horas antes del hallazgo del cadáver por «conducción errática» y posesión de drogas y al que primero consideraron sospechoso de haber asesinado a su mujer, y luego acusaron de no haberla auxiliado. Se ha vuelto a casar, está rehabilitado y reintegrado por completo en la alta sociedad londinense. Hasta se le puede ver paseando alegremente por Ascot de la mano de su nueva mujer como si nada hubiese pasado. Ni que decir tiene que la prensa sensacionalista británica se volcó con la historia.

Desde otro punto de vista bien distinto la ha contado Sigrid Rausing, editora y dueña de Granta, una de las revistas literarias de mayor prestigio, y hermana de Hans Kristian en Maelstrom, todo un recorrido por la azarosa vida de esta rama del clan, tan opuesta al discurrir de la cosas en el hogar de Gad y Birgit, unidos, entre otras cosas, por su pasión por la historia y el arte, y la filantropía.

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