Guaidó es ya un exilado en Miami tras su salida forzada de Colombia
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El Ejecutivo de Petro dio varias versiones sobre su trato al político venezolano
26 abr 2023 . Actualizado a las 09:33 h.La carrera en la alta política de Juan Guaidó, que comenzó entre una multitud el 23 de enero del 2019 en Caracas, terminó, al menos temporalmente, este martes de madrugada, en la absoluta soledad del aeropuerto internacional de Miami, adonde llegó procedente de Colombia, mochila al hombro, para comenzar a formar parte de la inmensa comunidad de exiliados venezolanos en el sur de Estados Unidos.
Tres versiones (y hasta seis subversiones) se han dado sobre esta inesperada salida al exilio para un político que había dicho hasta la saciedad, en el transcurso de este año, que no se iría de Venezuela: el propio Guaidó señaló, al llegar a Miami, que fue «obligado» por las autoridades colombianas a abandonar ese país con rumbo a Estados Unidos, tras haber ingresado a Colombia por Cúcuta (Norte de Santander) con rumbo a Bogotá, donde pretendía, según dijo, participar en la cumbre sobre Venezuela, con presencia de 20 países, organizada por el presidente colombiano, Gustavo Petro.
«Por las amenazas directas a mi familia e hijas, que se extendieron a Colombia, estoy tomando este vuelo. Hasta lograr elecciones libres en Venezuela continuaremos luchando», señaló Guaidó al abordar el avión. En Miami, agregó que «la persecución de la dictadura se ha extendido a Colombia» y que aún teme por su esposa, Fabiana Rosales, y por sus dos pequeñas hijas (la menor, de pocos meses), que se quedaron en Venezuela.
Versiones gubernamentales
Pero Petro y su canciller, Álvaro Leyva, dieron al menos dos versiones cada uno. Este último afirmó, primero, que «ingresó de forma irregular [a Colombia] y corre el riesgo de ser deportado»; horas después afirmó que había llegado al país vecino con un pasaje comprado con destino a EE.UU.; y por la mañana, que habían sido funcionarios de ese país los que le proveyeron el pasaje aéreo.
Mientras, el presidente colombiano, que vio en la presencia de Guaidó la clara intención de sabotear la cumbre (en la que no hay presencia de representantes venezolanos, chavistas u opositores), dijo en un primer momento que al político opositor «se le ofreció permiso de tránsito, no se le deportó de regreso a su país y con el permiso de Estados Unidos voló hacia ese país», y agregó que «obviamente un sector político quería perturbar el libre desarrollo de la conferencia internacional sobre Venezuela», y pocas horas después agregó: «El señor Guaidó tenía un acuerdo para viajar a EE.UU. Nosotros lo permitimos por razones humanitarias a pesar de la entrada ilegal en el país».
Aunque Guaidó no aclaró si tenía o no billete para viajar a Estados Unidos (y por lo tanto, toda la salida por Colombia fue parte de una cortina de humo para generar ruido, como se llegó a decir desde el Palacio de Nariño), Leopoldo López, su mentor político, afirmó a una radio colombiana, desde el exilio en Madrid, que «Guaidó no tenía un pasaje comprado para ir a los Estados Unidos el día de ayer, eso es absolutamente falso (...) queda desnuda la posición del Gobierno de Colombia, de no querer realmente transitar el camino hacia una solución, sino de acompañar los intereses de la dictadura de Nicolás Maduro».
Otras fuentes, como el diario El Tiempo de Bogotá, aseguran que la salida de Guaidó estaba, en realidad, pactada entre Maduro, Petro y el propio Guaidó, e incluso con el Gobierno de EE.UU., para acelerar la búsqueda de una solución política en Venezuela. De esta versión se hacen eco también analistas venezolanos.