El fin del bombero torero: «Nadie vería bien alquilar a una persona con síndrome de Down»
ACTUALIDAD
El abogado Felipe Orviz incide en que estos espectáculos son denigrantes y Daniel Calderón, de Diversiones en el ruedo, defiende la dignidad de lo que considera una profesión
24 abr 2023 . Actualizado a las 13:23 h.El Senado ha aprobado una ley que prohíbe los espectáculos y actividades recreativas en los que se usa a personas con discapacidad para fomentar la risa o la burla de los espectadores. En los próximos días el Congreso refrendará definitivamente la normativa y estas prácticas quedarán erradicadas en España. Sin embargo, un pequeño grupo de afectados, que considera estas actuaciones su profesión, se oponen a la norma y anuncian batalla legal.
El abogado Felipe Orviz, que sufre acondroplasia, y el director de la única compañía que realiza estos espectáculos, Daniel Calderón muestran sus posturas opuestas ante la normativa que en los próximos días debería ratificar el Congreso de los Diputados.
Daniel Calderón: «Es más denigrante vender cupones a 40 grados»
El alma máter de estos espectáculos taurinos y humorísticos los reivindica como un oficio
Daniel Calderón tiene experiencia como recortador y se declara un gran aficionado taurino que ahora mismo está al frente del único espectáculo de este tipo que funciona en España: Diversiones en el ruedo y sus enanitos toreros. Son herederos de otras denominaciones más conocidas como el bombero torero, Popeye torero o chino torero. Todos en la misma línea.
«¿Qué es más denigrante, un oficio en el que somos profesionales o vender cupones a 40 grados y además con una exigencia de un mínimo de ventas que si no no cobras?», se pregunta de manera retórica. Tiene claro que «los pequeños» que lleva con él, que es como los denomina, son auténticos artistas y verdaderos toreros. «Yo no sé donde está la discriminación en un trabajo tan exigente y tan difícil, que exige correr, saltar y muchísimas habilidades. Algo que no es para cualquiera y que desde luego no todo el mundo puede hacer», expone.
En el espectáculo que dirige Calderón y que empezó su recorrido en Portugal hace 11 años, participan una decena larga de personas de las que aproximadamente la mitad tienen acondroplasia. De ellos, los menos cuentan con otros trabajos y la mayoría se dedican a este y otro tipo de actividades en la misma línea, como las actuaciones de gogó o estríper.
«Son todos mayores de edad y personas que están perfectamente en sus cabales, que incluso vienen de otros países a formarse aquí como artistas», cuenta el empresario que, pese a la contundencia de los grupos políticos, no da la batalla por perdida. Dice que los abogados que les asesoran «han puesto el grito en el cielo» y cuenta con que tomen medidas para detener estos cambios legislativos antes de que se conviertan en firmes con su publicación en el BOE.
«Cotizamos, tenemos carné de artistas del Ministerio de Cultura y me estás quitando mi pan, lo que me gusta, lo que disfruto y sé hacer, por una serie de mentiras que se inventan. Es como si no se le permitiese ser charcutero a alguien porque tiene los ojos azules», insiste Calderón, que enmarca siempre lo que hacen dentro del espectáculo taurino. De hecho, defiende que esta era una vía —y además incruenta porque a los becerros no se le ponen banderillas ni nada parecido— para que los niños, los grupos de población más jóvenes, se acerquen al mundo del toro. Y hora esa puerta se cierra. «Es como si fuésemos asesinos, violadores o pederastas. Hemos pasado una pandemia y nadie ha llamado para ver si comíamos, si teníamos con qué pagar las facturas, y ahora vienen con esto», se lamenta este humorista madrileño nacido en Alemania al que para nada le convencen las alternativas que plantea la ley. Considera que «es un gran brindis al sol» y que se está condenando a estas personas «al paro o a una ayudita de 500 euros. En lugar de un oficio, una paga por discapacitado», denuncia.
«Es cariño y amor»
Calderón niega la mayor en cuanto a la realidad denigrante de estos espectáculos. «Eso de que la gente se ríe de ellos [casi siempre se refiere a los que actúan en tercera persona] es mentir. No me cabe en la cabeza que las 3.000 personas que podemos meter en una plaza de toros vayan a reírse de ellos. Lo que les transmiten es cariño y amor. No paran de hacerse fotos con ellos»
Diversiones en el ruedo tiene programada una actuación el sábado a las seis de la tarde en Numancia de la Sagra (Toledo) y todo apunta a que podría ser la última de este tipo que se celebra en España, aunque Calderón y sus compañeros todavía no quieren creerlo.
Felipe Orviz: «Nadie vería bien alquilar a una persona con Down, pues eso»
El abogado asturiano, que tiene acondroplasia, denuncia que los usan para burlarse de ellos
El abogado asturiano Felipe Orviz salió del Senado este miércoles a mediodía con «un sabor agridulce». Feliz porque al fin se culmina una batalla que personas como él llevaban mucho tiempo librando y «triste, porque llega 20 años tarde», particularmente desde que en el 2008 entró en vigor el dictamen de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la Organización de Naciones Unidas.
El presidente de la Asociación de Acondroplasia y otras Displasias Esqueléticas con Enanismo (ADEE) y asesor jurídico de la Fundación Alpe lleva años insistiendo en que la acondroplasia, que sufren él y otras 25.000 personas en España, «es la única discapacidad que causa risa», por lo que celebra que haya llegado el momento de que eso cambie.
«Era una anomalía democrática, una burla y una humillación», insiste Orviz, al que su talla no le ha impedido desarrollar una trayectoria profesional destacada, que espera culminar con una plaza de profesor universitario. Pero sí ha vivido la discriminación respecto a sí mismo y a otras muchas personas con enanismo a las que se dedica a ayudar. Confía en que la ley —que en realidad es la trasposición de cuatro directivas europeas centradas en la accesibilidad universal a productos y servicios— se haga realidad «por fin» esta semana, ya no solo por lo que prohíbe, sino por las medidas de acompañamiento y apoyo que lleva aparejadas.
Para Orviz está más que claro que participar en este tipo de espectáculos, en los que la talla de la persona es la supuesta gracia, no se puede considerar en absoluto un oficio. Dice que actualmente solo hay 43 personas en España con este tipo de profesión y espera que los nuevos recursos sirvan para que todos los afectados encuentren una salida dentro de la «dignidad». Por eso destaca que «la propia reforma incluye un plan de empleo específico» y también la obligatoriedad de incluir a estas personas en un programa de formación laboral.
Despedidas de soltero
A su juicio, lo que queda atrás es la justificación de mantener estas prácticas porque hay quien vive de ellas. «Nadie vería bien alquilar a una persona con síndrome de Down, pues eso», sentencia para evidenciar lo aberrante que considera estos espectáculos, y no solo los cómico-taurinos. Cita, por ejemplo, la utilización de «enanos en las despedidas de soltero». Le parece evidente que la presencia de una estríper con acondroplasia en este tipo de celebraciones tiene una finalidad «burlesca o denigrante» y no un componente erótico ni cómico.
Orviz, licenciado en Derecho y Políticas, lleva implicado como activista la mayor parte de sus 42 años de vida, y eso abarca otros muchos aspectos al margen de combatir esta forma de discriminación más visible. Por ejemplo, llevan mucho tiempo reclamando una mejor formación de los profesionales sanitarios para atender a personas de su condición, porque como son pocos en España —en realidad ni siquiera se sabe con certeza ya que no existe un censo oficial— y falta conocimiento específico sobre sus necesidades. De hecho, a lo que aspiran es a que se cree un centro público de referencia a nivel estatal para que los pocos especialistas que existen en el manejo de la acondroplasia puedan llevar a cabo un seguimiento multidisciplinar desde las primeras etapas de desarrollo de la persona hasta el día de su muerte. En cualquier caso, ahora lo que les ocupa y que Orviz celebra es que «esta condición deje de ser objeto de risa», pero con la vista puesta en que el resto de previsiones de la ley se cumplan en aras de la dignidad.