Macron se pone el casco

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

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Macron visitó las obras de reconstrucción de Notre Dame, cuando está a punto de cumplirse el cuarto aniversario del incendio del 2019.
Macron visitó las obras de reconstrucción de Notre Dame, cuando está a punto de cumplirse el cuarto aniversario del incendio del 2019. SARAH MEYSSONNIER | REUTERS

15 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Mientras esperaba este viernes el dictamen del Consejo Constitucional sobre su ley de pensiones, Emmanuel Macron apostaba fuerte con el simbolismo. Por la mañana estaba a pie de obra, literalmente, con casco, en la reconstrucción de la catedral de Notre Dame, el emblema del espíritu eterno de Francia que ardió en el 2019. Un símbolo ambiguo, como todos los que tienen algo de profundidad. Por una parte, fue allí donde se hizo coronar emperador Napoleón; por otra, no deja de ser el escenario de una catástrofe. En cualquier caso, a Macron le dio suerte. Por la tarde, los jueces del Constitucional validaban su reforma, salvo en algunos puntos menores. No es una sorpresa. Al margen de que el Consejo está dominado por jueces nombrados por la derecha y el centro, los argumentos de inconstitucionalidad eran débiles. Se basaban en la técnica legislativa, ciertamente anómala, pero que nunca ha servido para tumbar una ley en este tribunal. Para hacerlo, el Constitucional tendría que haber interpretado las intenciones del Ejecutivo, algo que siempre se ha negado a hacer.

La esperanza de los sindicatos y los contrarios a la reforma era otra: que el Constitucional autorizase la celebración de un referendo, que en Francia se conoce con las poco prometedoras siglas RIP (Référendum d'initiative partagée). Esto hubiese permitido prolongar la tensión y, sobre todo, transformar la consulta en un plebiscito sobre la presidencia. Los jueces lo han rechazado. Todavía tienen que pronunciarse sobre otra reclamación similar, pero este precedente augura que también será rechazada. 

Ahora comienza, como tantas veces en la historia del país, una nueva ronda de lucha en la calle. La edad de jubilación es un asunto que se presta aun más a la demagogia que las reivindicaciones de los chalecos amarillos, pero Macron parte ahora con ventaja. Uno de los líderes de la protesta reconocía que, de recibir un revés en el Constitucional, no creía posible mantener el mismo grado de movilización. Este viernes mismo, en las calles se veían muchos menos manifestantes de los esperados en un día tan importante. La fecha clave pasa a ser el inminente 1 de mayo, en el que los sindicatos intentarán una demostración de fuerza que oxigene sus reivindicaciones. Pero el recurso a la legalidad se ha agotado. Más allá del Consejo Constitucional no hay nada.

Macron ha vencido, pero sabe que esto no acaba aquí. Había anunciado que el martes recibiría a los sindicados, sin duda para ofrecerles algo a cambio de la paz social, pero estos se han apresurado a rechazar la invitación. Es una mala señal de lo que se avecina. Ahora que la reforma ha sido declarada legal, ya solo les queda aprovechar su impopularidad. En las obras de reconstrucción de Notre Dame, Macron hablaba sobre la catedral y parecía que estaba pensando en su ley de pensiones. «Será difícil, pero hasta ahora hemos sorteado todos los obstáculos, y seguiremos haciéndolo». Incluso el casco parecía algo más que un requisito puntual para visitar el lugar. En las semanas que se avecinan, puede que lo necesite de verdad.