La escalada homófoba de Hungría empuja a los ciudadanos a ser chivatos contra las familias gais

j.b. REDACCIÓN / LA VOZ

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El  primer ministro de Hungría Viktor Orbán
El primer ministro de Hungría Viktor Orbán DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

La nueva ley que autoriza las denuncias anónimas en ese sentido es un paso más en unas políticas anti LGTB

15 abr 2023 . Actualizado a las 09:42 h.

Es el nuevo paso que evidencia un problema creciente en Centroeuropa y Europa del Este. Hungría aprobó este miércoles una ley que permite que cualquier ciudadano denuncie de forma anónima a las familias con progenitores homosexuales. En la línea promovida por el primer ministro Viktor Orbán —considerar la homosexualidad como un peligro para la infancia y ligarla a la pedofilia—, se fomenta así a que los ciudadanos se conviertan en chivatos del gobierno para impedir este tipo de familias, excluidas por la ley húngara. Lo que se persigue (parejas del mismo sexo con hijos) y cómo se lleva a cabo (a través de una comunicación que no deja rastro del denunciante) habla a las claras del nivel de persecución existente en este país contra el colectivo LGTB+. Tensa más una cuerda que ya viene de atrás.

Fue en el año 2010 cuando la Fidesz-Unión Cívica Húngara se hizo con el poder, situando a Orbán como primer ministro. Se trata de un partido nacionalista y populista de derechas. Pronto puso a los gais y lesbianas en la diana. La constitución citada, que limita el matrimonio a la opción heterosexual donde «la madre es una mujer y el padre es un hombre», se aprobó en 2011. No solo excluye las uniones, sino que también veta la adopción a las familias homosexuales. A partir de ahí empezaron a lanzarse mensajes incendiarios. Por ejemplo, el presidente del parlamento László Kövér declaró respecto al matrimonio gay y la adopción homoparental que «desde un punto de vista moral no hay ninguna diferencia entre el comportamiento de un pedófilo y los que piden esto». Orbán, por su parte, soltó mensajes como «Hungría es un país tolerante y paciente con la homosexualidad, siempre que dejen en paz a nuestros hijos».

Estas declaraciones y normas generaron malestar en la Unión Europea, de la que Hungría es parte. Pero todo se recrudeció cuando en junio del 2021 Amparándose en la protección al menor, se aprobó una ley que pretende que la homosexualidad directamente desaparezca de su universo. Se prohíben los contenidos que hagan referencia a ella en los colegios y en programas de televisión dirigidos a menores. «La pornografía y los contenidos que representen la sexualidad o promuevan la desviación de la identidad de género, el cambio de sexo o la homosexualidad no deben ser accesibles a menores de 18 años», señala el texto.

Reprobación de la Unión Eurpea

Esta ley generó estupor en la Unión Europea. Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo promovieron una declaración formal contra ella. Fue un gesto insólito de reprobación a un estado miembro, respaldado por un total de 14 países, entre los que se encontraban Alemania, Francia, Italia y España. La presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen se pronunció de forma tajante: «La ley húngara es una vergüenza». El primer ministro neerlandés Mark Rutte fue incluso más allá en sus declaraciones: «Por lo que a mí respecta, no les queda nada en la UE», dijo sobre Hungría si no la modificaba.

En diciembre pasado los expertos en derecho constitucional de la Comisión de Venecia del Consejo de Europa emitieron un dictamen. Subraya que los artículos de la citada ley son «incompatibles con las normas internacionales en materia de derechos humanos». Pero nada de ello ha frenado a Orbán, que ahora da otro paso con ese nuevo canal de control. Péter Szijjártó, ministro húngaro de Exteriores, decía recientemente que no darían un paso atrás en sus planteamientos: «Nos mantendremos del lado de la protección de la infancia, protegiendo a los niños húngaros, independientemente de cuántos países decidan unirse contra nosotros».