China apoya a Rusia, pero con matices

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

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Xi Jinping, durante su reunión con Vladimir Putin esta semana en el Kremlin.
Xi Jinping, durante su reunión con Vladimir Putin esta semana en el Kremlin. DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

25 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La diplomacia es como una partitura musical, en la que no solo cuentan las notas, sino también los silencios. Este principio se aplica a la visita, esta semana, del presidente Xi Jinping a Moscú. Vladimir Putin, comprensiblemente, la vende como una muestra del apoyo de Pekín, algo que, también comprensiblemente, preocupa en Occidente. Pero, más allá de la retórica, el encuentro es solo un éxito moderado para Moscú. China ha aceptado ampliar sus relaciones económicas con Rusia, es cierto, pero eso son negocios. El comercio entre los dos países ha crecido ya más de un treinta por ciento y aún crecerá más a medida que China se va convirtiendo en una de las pocas salidas para una economía rusa acosada por las sanciones. Pero China es la más favorecida por esta progresiva dependencia de Rusia. Le compra su petróleo (ahora es su principal proveedor, por encima incluso de Arabia Saudí), pero con un descuento considerable. Y, sin embargo, cuando Putin habla de planes para construir un gasoducto que comunique los países directamente a través de Mongolia (el Fuerza de Siberia 2), Xi, con su silencio, da a entender que Pekín todavía no ha decidido embarcarse en ese costoso proyecto. En cuanto a la ayuda militar, que es lo que más preocupa a Occidente, si China pensase en dar ese paso este sería el momento, y no lo ha hecho. Pekín proporciona a Moscú componentes para armas y materiales estratégicos, y seguirá proporcionándoselos, pero no armamento en sí. Cierto que Rusia tampoco lo necesita por ahora porque su problema no es el material sino la estrategia y la motivación. Pero en lo que a Putin le interesa, un mayor apoyo político en la guerra, tampoco Xi ha dicho nada más que vaguedades.

Esto es coherente con el objetivo de China, que pretende promoverse como un actor diplomático global. Recientemente, los chinos incluso lograron un modesto pero significativo acuerdo entre Arabia Saudí e Irán, lo que les anima a seguir por este camino. Su plan de paz para Ucrania es papel mojado, una simple propuesta de alto el fuego que solo favorecería a Rusia, y que probablemente ni siquiera Rusia querría en plena temporada de ofensivas. Pero el hecho mismo de que China finja ser neutral es una buena noticia. Quiere decir que Pekín no confía en la victoria de Rusia, y también que es consciente de que no le conviene la destrucción del orden internacional actual, en el que Europa es su segundo cliente comercial. No hay duda de que Pekín comparte con Moscú la preocupación por el poderío de la OTAN en Europa y la alianza AUKUS en el Pacífico y quiere limitar el peso de Estados Unidos en esos dos escenarios. Pero la estrategia china es diferente: de momento se conforma con ganar peso internacional de manera pacífica por medio del comercio y la diplomacia. De hecho, Xi Jinping tiene planes de visitar a Volodímir Zelenski en Kiev en fechas próximas. Será entonces cuando podamos calibrar mejor como de sinceras, o al menos como de útiles, son estas veleidades de China como promotor de una solución negociada al conflicto.