Terremoto en Turquía y Siria: Más de 7.000 muertos y 35.000 heridos por un temblor con una potencia equivalente a 130 bombas atómicas
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El seísmo de 7,8 grados ha roto una superficie de 200 kilómetros de largo por 30 de ancho dibujando un paisaje apocalíptico. Hasta el momento, los equipos de rescate han podido sacar con vida a unas 8.000 personas de entre los escombros de los miles de edificios que se han derrumbado
07 feb 2023 . Actualizado a las 21:41 h.La tierra tembló en la frontera entre Siria y Turquía como no lo había hecho en décadas rompiendo una superficie de 200 kilómetros de largo por 30 de ancho. Cuando todo el mundo se preparaba para una ola de frío y las intensas nevadas, un fuerte terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter golpeó el este otomano y el norte sirio. El último balance de víctimas habla de más de 7.200 muertos, más de 35.000 heridos e incontables supervivientes congelados a la intemperie, aterrorizados en medio de un paisaje apocalíptico y bajo la amenaza de nuevas réplicas. Los expertos alertan de que se repetirán durante los próximos días e incluso meses.
Hasta el momento, los equipos de rescate han podido sacar con vida a unas 8.000 personas de los miles de edificios derrumbados. El terremoto que sacudió la región fronteriza entre Turquía y Siria y ya ha generado 435 réplicas, tuvo la potencia de 130 bombas atómicas de Hiroshima y duró 43 segundos, según precisó el profesor turco de Geofísica Ovgun Ahmet Ercan en su cuenta personal de Twitter. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, señaló que esta tragedia ha sido «el mayor desastre desde el terremoto de 1939», que dejó más de 30.000 muertos.
Decenas de oenegés prestan auxilio en la vasta zona afectada, donde las últimas estimaciones apuntan a que un total de 6.800 edificios han resultado destruidos. De ellos, 2.800 colapsaron casi de manera instantánea durante el primer seísmo, ocurrido de madrugada, y otros lo hicieron a consecuencia de la inusual y potente réplica de 7,5 grados registrada a mediodía.
Los muertos se siguen multiplicando a medida que transcurren las horas, pero lo peor es ahora mismo la incertidumbre sobre el número de personas atrapadas bajo millones de toneladas de escombros, en edificios que se han plegado sobre sí mismos, puentes desmoronados y casas de seis y siete alturas reducidas a montañas de cascotes. Los desaparecidos se cuentan por miles, según informaciones de los medios locales.
Ayuda internacional
Cuarenta y cinco países, entre ellos diecisiete europeos, han movilizado ya la ayuda que necesitan turcos y sirios. De España han despegado dos aviones con asistencias y ayuda humanitaria y se han puesto en marcha unidades de auxilio. Estados Unidos ha enviado también decenas de equipos de rescate urbano. Incluso, Rusia y Ucrania, enfrentados en una encarnizada guerra, han desplazado brigadas de emergencia. Hay en marcha un operativo masivo de búsqueda y rescate. Unos 79.000 efectivos no han dejado de trabajar durante la madrugada con perros guía, grúas, excavadoras y todos los medios a su alcance, que se revelan insuficientes, para tratar de salvar el mayor número de vidas posibles.
Las esperanzas, sin embargo, se van desvaneciendo con el paso del tiempo, aunque el salvamento de damnificados como Deniz Kaya, superviviente después de 24 horas bajo los escombros de un edificio de apartamentos de Osmaniye, proporciona el aliento necesario a los socorristas. Deniz se ha convertido en la cara y la cruz de la catástrofe. Los rescatistas escucharon un leve ruido bajo una montaña de hormigón. Excavaron durante cinco horas sin descanso. Y el hombre apareció casi ileso. La alegría, sin embargo, duró poco. Junto a él fueron encontrados los cuerpos sin vida de su mujer y su hija de año y medio.
Miles de familias en toda Turquía se preguntan por el paradero de familiares y amigos que no responden a los móviles, que no dan señales de vida o no han sido vistos desde que la tierra tembló. Las bajas temperaturas no ayudan. Ni los nuevos temblores.
Tampoco la guerra en Siria resulta oportuna y dificulta los movimientos en algunas áreas afectadas. Las desgracias se suman sobre otras desgracias. Las previsiones más pesimistas las ha anunciado la Organización Mundial de la Salud, que cree que el número final de fallecidos podría llegar a 20.000. «Podemos temer que el número de muertos aumente significativamente», ha señalado el director de Emergencias de la OMS en el Mediterráneo Oriental, Rick Brennan. «Desafortunadamente, en los terremotos vemos siempre lo mismo: los informes sobre el volumen inicial de muertos y heridos aumentarán en la semana posterior», ha añadido una portavoz de la institución en Europa.
Erdogan opina que el país se enfrenta a una crisis humanitaria sin precedentes. Ha decretado siete días de luto y tres meses de estado de emergencia en las diez provincias afectadas.
El epicentro se situó en el distrito turco de Pazarcik, en la provincia de Kahramanmaras y cerca de Gaziantep, ciudad de dos millones de habitantes, y afectó a las provincias de Malatya, Sanliurfa, Osmaniye, Hatay, Adana y Diyarbakir. Los seísmos no conocen de fronteras y en la vecina Siria, Idlib, Alepo, Hama y Latakia fueron las afectadas.
En 1999 se registró otro potente seísmo de 7,4 grados en Izmit, 100 kilómetros al este de Estambul, y hubo más de 17.000 víctimas. Tras el terremoto de 1999, se cambiaron las leyes para que la construcción siguiera los códigos de resistencia a temblores, pero estos edificios siguen siendo la minoría en zonas del país como la afectada.
Turquía tiene amplia experiencia en esta materia y movilizó de inmediato a los equipos de rescate. Las autoridades elevaron además la alerta al nivel 4, lo que abre las puertas a la ayuda internacional, que se activó de inmediato. Erdogan reveló que además de los miembros de la OTAN y de la Unión Europea, otros 45 países ofrecieron su apoyo en este complicado momento para Turquía.
Falta de medios en Siria
Turquía es la cara en cuanto a capacidad de reacción y Siria la cruz. Este terremoto es una desgracia más para un país en guerra desde el 2011 y se ceba en especial con Idlib, provincia donde viven millones de desplazados por el conflicto. Las imágenes difundidas por los medios mostraban la falta de equipamiento y a los vecinos desescombrando con las manos. Las organizaciones humanitarias alertan de esta falta de capacidad de respuesta, pero los problemas de seguridad internos, especialmente en Idlib, complican la llegada de cualquier tipo de ayuda.
Los efectivos españoles, a la espera de poder llegar a la zona más afectada
Los dos aviones con ayuda para Turquía después del fuerte terremoto que sacudió a este país, que partieron a última hora de la tarde de ayer desde España, aterrizaron esta mañana en la base militar de Adana, ya que por problemas de tráfico aéreo no pudieron hacerlo en el aeropuerto de esa ciudad y fueron desviados hasta Anatolia.
Además de esos dos aviones del Ejército del Aire con más de 90 efectivos de los bomberos de la Comunidad de Madrid y de la Unidad Militar de Emergencias (UME), dos barcos españoles, el Juan Carlos I y el Galicia, que se encuentran desplegados en el Mediterráneo, navegan ya hacia la zona para ofrecer su ayuda «con sus infantes de marina y todo el material que sea necesario».
La ministra de Defensa, Margarita Robles, ha explicado que los dos aviones salieron ayer sobre las 20.30 horas -uno desde Morón (Sevilla) y otro desde Madrid- con 56 miembros de la UME y 35 efectivos del Equipo de Respuesta Inmediata de la Comunidad de Madrid (CAM), formado por Bomberos de la CAM, del SUMMA112 y de la Escuela Española de Salvamento
Cuando llegaron a Adana, donde tenían autorización para aterrizar, problemas de tráfico aéreo obligaron a sobrevolar la zona durante dos o tres horas antes de ser desviados hacia Anatolia. Desde las 5 de esta mañana, se han estado haciendo gestiones para poder aterrizar en la base militar de Adana, donde España tiene un contingente, que «no ha tenido ninguna consecuencia de esta tragedia», por lo que podrán tomar tierra a lo largo de esta mañana y ponerse a trabajar de inmediato.
Los militares españoles desplegados en Adana también están ayudando en las tareas de rescate y han ofrecido sus instalaciones. Los dos buques que ya navegan hacia la zona se ofrecerán para alojar a la población afectada, además de ayudar con los equipos médicos que llevan a bordo.