China entra en el Año del Conejo en plena explosión de contagios de covid
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Millones de personas se desplazan para celebrarlo en las zonas rurales, lo que preocupa a las autoridades
27 ene 2023 . Actualizado a las 12:34 h.A las estaciones de tren y aeropuertos de Pekín han regresado las aglomeraciones de pasajeros cargados de regalos para ir a visitar a la familia. Es una imagen que nos traslada a los años anteriores a la pandemia.
Al mismo tiempo que el gigante asiático vive la ola más grande de contagios y muertes desde que empezó la pandemia, celebra la llegada del Año Nuevo chino, el año del Conejo, que se ha estrenado en la pasada medianoche.
La supresión de las estrictas medidas de covid cero en diciembre ha devuelto al país a una extraña normalidad teniendo en cuenta la situación sanitaria. En la capital se anuncian hasta más de 1.700 actividades para animar las fiestas, que incluyen desde exposiciones a espectáculos en la Ópera de Pekín. Es una oferta casi olvidada en una ciudad donde prácticamente todo estaba cerrado desde el verano. A las calles también han regresado los tradicionales mercadillos de Año Nuevo y los principales monumentos, como la Ciudad Prohibida, abren sus puertas a los turistas.
Es el primer año que se pueden celebrar la fiesta sin restricciones, ni riesgos de acabar en un centro de cuarentena. La libertad y las fiestas contrastan con el alto número de infecciones, que en ciudades como Shanghái o Pekín superan el 70% de la población, y las muertes de ancianos.
Ante las presiones de la OMS para que China diera datos fiables sobre la pandemia, el gobierno ha reconocido la muerte de cerca de 60.000 personas por covid-19 entre el 8 de diciembre y el 12 de enero. Una cifra muy alejada de las poca más de cinco mil defunciones que había contabilizado oficialmente desde el principio de la pandemia. Los expertos siguen dudando de los datos ante la amplitud del contagio en una población de 1.400 millones de personas y calculan que se registrarán al menos más de un millón de muertos.
La muerte queda excluida de Internet y en estas fechas la censura bloquea las referencias a muertes por covid-19 y los comentarios de familiares de difuntos. Aunque el gobierno ha pedido prudencia y limitar los viajes para proteger a los abuelos y a las personas vulnerables, parece que después de tres años el deseo de recuperar las reuniones familiares es más fuerte que el temor a expandir los contagios.
Al menos eso indican las cifras de viajeros que empiezan a recordar los tiempos prepandemia. Según el ministerio de Transporte se esperan unos 2.100 millones de viajes durante lo que se conoce como Chunyun, el período de 40 días que rodea las fiestas, y donde se produce la mayor migración del planeta. Este año los viajes se realizan entre el 7 de enero y el 15 de febrero. Las cifras representan un 99,5 % más de viajes que los realizados el año pasado, a pesar de ello solo alcanzan el 70,3 % de los registrados en 2019.
Las autoridades aseguran que el pico de contagios ya se ha superado en las ciudades, ahora el riesgo está en el campo. Son precisamente los viajes de los emigrantes a sus lugares de origen el que puede extender la Covid-19 en las zonas rurales, donde los servicios médicos son precarios y la vacunación de los ancianos muy baja.
La Comisión Nacional de Salud asegura que ha reforzado las clínicas rurales con más personal. Se han distribuido 1,17 millones de oxímetros de pulso y enviado medicamentos. También se han establecido servicios de telemedicina de 24 horas para conectar los servicios de proximidad con los hospitales de sus condados y se ha permitido la transferencia directa de los enfermos graves a hospitales urbanos. Se espera que la ola de contagios en las zonas rurales llegue en febrero y alcance el pico a principios de marzo.