Si el microbioma humano es transmisible, ¿podría contagiarse el cáncer o la diabetes por bacterias de otras personas?

Raúl Romar García
r. romar LA VOZ

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STEVE GSCHMEISSNER / SCIENCE PHOTO

Un estudio internacional con participación del CSIC revela que la interacción social es la que da forma a lo largo de la vida al conjunto de microorganismos que habitan en nuestro cuerpo

17 feb 2023 . Actualizado a las 18:29 h.

El microbioma humano -el conjunto de bacterias, virus y hongos que conviven en nuestro organismo- no es inmutable. Puede experimentar cambios durante toda la vida. Es algo sabido, pero lo que no se conoce demasiado es cómo se produce la transformación de esta masa de microorganismos que en muchos casos nos protege contra las enfermedades y en otros, cuando está desequilibrado, puede ser el causante de distintas patologías.

Ahora, un estudio internacional con participación del CSIC revela que es el contacto con otras personas uno de los grandes motores de cambio del microbioma. O, lo que es lo mismo, «las interacciones sociales dan forma a la composición de nuestros microbiomas», explica Mireia Valles-Colomer, investigadora postdoctoral en el laboratorio Segata de la Universidad de Trento y autora principal de un trabajo que publica Nature.

Las personas con las que mantenemos un contacto estrecho constituyen una fuente crucial de bacterias que contribuyen a la salud humana, pero el trabajo, en el que se analizaron 9.000 muestras de heces y saliva de personas de veinte países de todos los continentes, también revela que pueden ser transmitidas incluso mediante interacciones ocasionales y superficiales.

El hallazgo puede ayudar a comprender cómo se adquieren las especies microbianas asociadas con el riesgo de enfermedades cardiovasculares, cáncer y otras enfermedades como la diabetes. Y este, quizás, es uno de los aspectos más llamativos del estudio liderado por la Universidad de Trento y en el que han participado 18 instituciones de todo el mundo, entre ellas el IATA-CSIC, en una colaboración liderada por María Carmen Collado.

«La transmisión del microbioma tiene implicaciones importantes para nuestra salud, ya que algunas enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes o el cáncer están parcialmente relacionadas con alteraciones en el microbioma. Y la demostración de que el microbioma humano es transmisible podría sugerir que algunas de estas enfermedades, consideradas como no transmisibles, podrían, al menos hasta cierto punto, ser transmisibles. Por lo tanto, otros estudios sobre la transmisión del microbioma pueden avanzar en la comprensión de los factores de riesgo de estas enfermedades y, en el futuro, explorar la posibilidad de reducir el riesgo con terapias que actúen sobre el microbioma o sus componentes transmisibles», explica Nicola Segata, el líder de la investigación.

En esta línea abunda Carmen Muñoz Almagro, que aunque no ha participado en el trabajo, sí lo ha valorado para SMC España. «La relevancia del proyecto -dice- es que hay muchos estudios que sugieren que enfermedades no transmisibles como la diabetes, el cáncer o el alzhéimer estarían relacionadas con la composición del microbioma de los individuos. La posibilidad que estos microorganismos puedan transmitirse podría cambiar en un futuro la clasificación de estas patologías a enfermedades transmisibles susceptibles de terapia dirigida contra los microorganismos responsables de las mismas. Para confirmar estas hipótesis son necesarios más estudios y que las autoridades sanitarias y de investigación apuesten decididamente por explorar y descubrir la relación del microbioma humano con la salud y la enfermedad».

El grupo del IATA-CSIC liderado por María Carmen Collado es el único español participante en el estudio. En concreto, las investigadoras del centro de excelencia valenciano colaboraron en el análisis de la transmisión del microbioma madre-hijo, además de incorporar muestras y datos de colaboradores en Colombia, Argentina y China, con el fin de estudiar la transmisión vertical y la estabilidad de la composición del microbioma durante el tiempo en diversas poblaciones localizadas geográficamente en lugares distintos. 

Para María Carmen Collado, «este estudio abre nuevas perspectivas sobre cómo adquirimos el microbioma a lo largo de nuestra vida y el papel fundamental de las interacciones sociales que hasta ahora no habían sido tenidas en cuenta. Cómo vivimos y cómo nos relacionamos con nuestra familia, amigos y compañeros de trabajo influye en nuestro microbioma. Además, este estudio ha permitido una mayor precisión en el estudio de transmisión de bacterias intestinales materno-infantil, que es muy relevante al inicio de la vida, perdura en el tiempo y puede ser reconocida en la tercera edad». 

El grupo de Collado tiene amplia experiencia en el campo, con estudios previos sobre la transmisión del microbioma entre madre e hijo y los factores que modulan esa transmisión, así como las consecuencias derivadas del covid-19 en lactancia, entre otros trabajos recientes.

El estudio confirmó por primera vez que la primera transmisión del microbioma intestinal ocurre al nacer y es muy duradera. De hecho, las bacterias del microbioma materno todavía se pueden detectar en las personas mayores.

Sin embargo, los bebés carecen de muchas de las especies bacterianas que son comunes en los adultos, por lo que es a lo largo de la vida, y fundamentalmente a través de las interacciones sociales, cómo los microorganismos van nutriendo nuestro organismo.

Lo que también se ha observado es que las bacterias presentes en la saliva se transmiten con mayor frecuencia, principalmente mediante transmisión horizontal. O, lo que es lo mismo, mediante el contacto social.