La UE quiere vender fuera los coches de combustión que prohibirá comprar en el 2035
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El comisario Breton argumenta que seguirán siendo necesarios en otros países más atrasados en la transición ecológica
10 ene 2023 . Actualizado a las 11:26 h.El final de la compra de vehículos de combustión en la Unión Europea (UE), fijado para el 2035, supone una decisión «acertada» y una transformación industrial «enorme» para la región, según el comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton, para quien el sector debería liderar la exportación de estos automóviles hacia otras partes del mundo, puesto que se prevé que en el 2050 el 70 % de los coches aún serán de combustión.
En su intervención en un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum, el comisario francés ha indicado que el hecho de que la UE haya decidido que no se podrán comprar vehículos de combustión dentro de doce años «no quiere decir que no se fabriquen», pues serán necesarios en otras partes del mundo donde la transición llevará mucho más tiempo y requerirán aún de esta tecnología.
En concreto, Breton se ha referido al pujante mercado que representa África, con una población creciente, que rondará los 3.000 millones de personas. «No vamos a poner ese enorme mercado en bandeja a los chinos», ha afirmado. «Europa puede ser líder en la exportación de vehículos de combustión limpios», ha defendido el responsable comunitario.
Por otro lado, el comisario ha incidido en la necesidad de acelerar el despliegue de puntos de recarga en Europa, donde para el 2030 serán necesarios «entre 7 y 8 millones de putos de recarga», y asegurar cómo producir la electricidad necesaria para alimentar las baterías de los nuevos vehículos sin emisiones que se pondrán en circulación en los próximos años.
Una fecha aún en el aire
Pese a que la UE ya ha fijado una fecha para el fin de la venta de vehículos de combustión, pese a las presiones de países productores como Alemania o Italia, no hay seguridad de que finalmente ese hito se vaya a producir en el 2035. Y es que el propio Breton dejó la puerta abierta a postergar la decisión activando la cláusula de revisión en el 2026, en función de cómo haya avanzado el proceso de transición tanto en la industria como en el despliegue de puntos de recarga, imprescindibles para sostener el nuevo modelo de movilidad.
En cualquier caso, en el hipotético caso de que se interrumpa la venta de coches diésel y gasolina dentro de doce años, eso no quiere decir que se vaya a prohibir circular a los ya existentes en ese momento, que podrán mantenerse en las carreteras aunque enfrentarán más dificultades para repostar o más costes en forma de gravámenes.