Las fuertes precipitaciones provocan el caos en la capital y llevan a los servicios de Protección Civil al límite, con todo el país en alerta naranja
14 dic 2022 . Actualizado a las 09:06 h.Las ciudades de la costa portuguesa comenzaron la semana vacías. Tanto el lunes como este martes, solo la lluvia y el viento agitaban el mobiliario urbano y los árboles. La violencia del temporal reforzaba el mensaje de texto que el domingo por la noche Protección Civil había enviado a todos los teléfonos del país, avisando del alto riesgo de inundaciones.
Independientemente del peligro, el mensaje era necesario para curarse en salud. Ese mismo servicio de alerta se había activado solo cuatro veces en todo el año, y todas ellas en verano por riesgo de incendio. Pero la alarma no se difundió la semana pasada, cuando las fortísimas precipitaciones de la noche del miércoles 7 produjeron graves inundaciones en la capital y se cobraron la vida de una persona en el municipio de Oeiras. El Instituto Português do Mar e da Atmosfera, eso sí, había declarado el máximo nivel de alerta; y de ahí que los principales medios lusos criticaran la falta de advertencias por parte de Protección Civil ante lo que fueron las lluvias más fuertes del año.
Los avisos ya no faltan, y este martes por la mañana, las autoridades solicitaban a los ciudadanos que evitaran entrar en Lisboa y, en general los desplazamientos innecesarios. Eso no impidió que la región capitalina se haya convertido en un caos.
Tanto en la principal ciudad del país como en Loures, Odivelas, Oeiras y Torres Vedras numerosas zonas y vías quedaron en estado intransitable durante este martes. Durante la mañana, las lluvias se mantuvieron al ritmo de 30 litros por metro cuadrado y solo hacia el final de la tarde se empezó a reabrir la circulación, todavía bajo el riesgo de que las inundaciones empeoraran en las próximas horas.
El alcalde lisboeta, Carlos Moedas, llegó a utilizar la expresión de «estado de catástrofe», si bien todavía rechaza declararlo oficialmente. El transporte público experimentó cortes y numerosas avenidas permanecieron todo el día bloqueadas.
En total, se registraron 848 incidencias, incluyendo desalojos y hospitalizaciones por precaución, sin heridos graves. A pesar de algunas fases de acumulación de agua, el aeropuerto de Lisboa no tuvo que interrumpir su actividad. La zona histórica de Sintra, en las afueras, fue totalmente clausurada.
Otro de los distritos más afectados fue el de Portalegre, en el interior, donde los vecinos relataban que el agua alcanzó el nivel del techo en los bajos de las casas. También se registran hundimientos de muros, coches arrastrados por los torrentes y el corte de la carretera hacia Badajoz. Por otra parte, esta región del Alentejo fue una de las más acusaron las sequías de los últimos años.
Este martes, en todo el país se contaban alrededor de 1.500 incidencias, con alrededor de 5.000 operarios trabajando en labores operacionales. Los caudales del Tajo y el Duero rozan niveles límite y todos los distritos portugueses, excepto Bragança (noroeste), permanecen en alerta naranja.