Argelia y Marruecos rivalizan por un proyecto de gasoducto que uniría a Nigeria con Europa
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Los expertos dudan que la construcción sea viable a tenor de sus elevados costes
23 nov 2022 . Actualizado a las 08:47 h.En su pugna por la hegemonía regional en el Magreb, Marruecos y Argelia han encontrado un nuevo elemento de discordia. Ambos aspiran a que un potencial gasoducto para transportar gas natural de Nigeria a Europa pase por su territorio. Aunque el proyecto hace años que se había barajado, ha cobrado un renovado interés en el contexto actual, con los países europeos buscando ansiosamente nuevas fuentes de energía para poner fin a su dependencia del gas ruso a causa de la invasión de Ucrania. No obstante, los expertos dudan que el proyecto sea viable a tenor de sus elevados costes.
«Ya hace muchos años que Argelia propuso la idea de construir un gasoducto que uniera su territorio con Nigeria, pero nunca llegó a cristalizar», explica Alfons Pérez, experto en temas energéticos del Observatorio de la Globalización. El proyecto se conocía con el nombre de Gasoducto Transahariano (TSGP por sus siglas en inglés), y pareció que a principios del siglo XXI podría hacerse realidad tras la firma de un memorando de entendimiento entre las petroleras estatales argelina y nigeriana. Además de estos dos países, el tubo debía atravesar Níger.
Más seguridad
En el 2016, Marruecos entró en liza en la competición por el transporte de las reservas nigerianas —las mayores de África—. En una visita al país africano, Mohamed VI anunció su intención de construir el gasoducto Nigeria-Marruecos, un faraónico proyecto que trasladaría el gas a través de las aguas territoriales de una decena de países africanos hasta las costas españolas. El proyecto está valorado en unos 25.000 millones de euros, una cifra que casi dobla el sugerido por Argelia, de unos 13.000 millones. La razón es que el marroquí sería bastante más largo, pues su longitud superaría los 5.500 kilómetros, y no se completaría hasta el 2045.
Sin embargo, desde Rabat se argumenta que su proyecto es mejor porque, aún siendo más costoso, sería más seguro, pues es más difícil sabotear. No hay que olvidar que en el norte de Nigeria y en Níger hay numerosas zonas que escapan al control estatal y donde operan potentes grupos yihadistas. De momento, las instituciones europeas no se han pronunciado de forma clara respecto a ambos proyectos.
Para los expertos, ambos proyectos son de dudosa viabilidad económica. «Unos gasoductos tan largos no salen a cuenta. Es mejor comprar el gas licuado. Y eso, dejando de lado el coste ambiental», sostiene Pérez. «A veces, incluso los propios actores que los proponen saben que no se llevarán a cabo, pero son útiles para actividades especulativas, compras de terrenos, etcétera», añade.
Las siempre complicadas relaciones entre Argel y Rabat alcanzaron el verano del año pasado su punto más bajo en décadas, cuando el Gobierno argelino decidió romper relaciones diplomáticas con su vecino. Una de las consecuencias de esta decisión fue la clausura tres meses más tarde del gasoducto Magreb-Europa, que transportaba gas natural argelino a España tras pasar por territorio marroquí desde 1996. Según el acuerdo tripartito, Rabat también se aprovisionaba de gas por esta vía. La clausura del gasoducto le ha obligado a buscar con urgencia fuentes alternativas de gas natural.