Ferran Cases, creador del método «Bye bye, ansiedad»: «Tener obligaciones nos hace felices, está demostrado»
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Logró poner punto final a 15 años de ansiedad y nos advirtió que para tener un cerebro feliz hay que esforzarse. El autor de «El cerebro de la gente feliz» publica «En la cumbre de la felicidad», que nunca se llega a coronar...
31 ene 2024 . Actualizado a las 19:01 h.Después de afrontar quince años de ansiedad y vivir dos años de parestesia, sin poder apenas salir de casa y relacionarse con otros, Ferran Cases (Barcelona, 1984) se presenta, sin rodeos, como ex-ansioso. Con naturalidad, con la serenidad del que sabe que se puede, con esfuerzo, salir del pozo. El mayor problema, advierte, es intentar atajar la ansiedad con parches rápidos. Hay que hacer un trabajo, día a día.
Hoy, este divulgador catalán, experto en el ámbito de la salud mental, acaba de publicar En la cumbre de la felicidad, cima que, en realidad, nunca se llega a coronar. «Ni falta que hace, porque esa cumbre no existe, y en realidad lo bonito es el camino», señala. Padre de tres hijos, a los que considera sus mejores maestros, el creador del método Bye bye ansiedad está con Doris Lessing en esa idea de que el aprendizaje va de «entender de repente algo que siempre has entendido, pero de una manera nueva». Con un encuentro inesperado que le lleva a poner un pie fuera de su infierno de zona de confort, y un protagonista que toma medicación para ir sobrellevando el lastre de su ansiedad, comienza esta historia con que Cases quiere ayudarte a conectar con tu propósito vital.
«Si no tienes objetivo, si no sabes cuál es, ponerte a buscarlo es un objetivo, como decía Viktor Frankl», apunta Ferran, que ya no siente pinchazos en el cuerpo ni mareos que le hagan sentirse a morir. Una de las claves para ganarle a la ansiedad está en el nervio vago, apuntaba al hilo de la presentación de su libro anterior, nervio que hay que aprender a estimular de manera natural para que funcione a modo de ansiolítico, pero sin efectos secundarios. «Pasear al aire libre, oír música, dormir lo suficiente y comer bien» son una manera de hacerlo. Otra de sus «recetas» para suavizar la ansiedad es la respiración abdominal, «la que me gusta llamar respiración del bostezo», que consiste en imitar un bostezo, hacer una inspiración corta y suave, una pequeña apnea y una «espiración larga y a poder ser con ruidito final».
En La cumbre de la felicidad, una fábula-sonrisa en que nos revela «el secreto del cuatro por cinco» y donde es fácil jugar a las similtudes con la trayectoria personal y profesional de Ferran Cases, este experto en ansiedad invita a descubrir cuál es el mejor lugar del mundo, y en el camino, va explicando cómo se comporta la ansiedad, modos de respiración y meditación y técnicas de relajación efectivas.
-En «En la cumbre de la felicidad» también tiene su protagonismo la ansiedad, como en «El cerebro de la gente feliz» y otros libros anteriores.
-Sí. El protagonista tiene ansiedad, pero he querido hacer dos cambios importantes respecto a los otros libros. En El cerebro de la gente feliz, yo contaba una parte autobiográfica y la doctora Sara Teller nos decía qué pasaba con la ansiedad en el cerebro. Mucha gente me escribió diciéndome que se veía reflejada en lo que contaba de mi vida, así que pensé seguir por ahí y escribir una historia ficcionada.
-¿Qué tiene el protagonista de este libro de ti?
-Ese aprendizaje de superar la ansiedad, que es el que te lleva a ser feliz.
-¿Cómo se da el portazo definitivo a la ansiedad? Tú lo conseguiste tras 15 años de malestar.
-Sí. Muchos psicólogos dicen que hay que aprender a vivir con la ansiedad. Y no es que no tengan razón, pero me parece una frase negativa. Hay que entender qué es la ansiedad... Está la ansiedad adaptativa, que no va a desaparecer, con esta se convive. La que hay que superar es la ansiedad patológica, la que sientes cuando un peligro no es real, pero lo interpretas como tal. La neurociencia ya ha demostrado cómo se comporta y cómo se puede superar esa ansiedad patológica. Ahí hay que hacer un buen trabajo de autoconocerse, ver cómo eres, cómo te mueves, cómo respiras, cómo te relacionas con el mundo... Es un aprendizaje constante, que no tiene fin.
-En esta novela, Miguel, uno de los protagonistas, no se sabe ver ni querer bien... No se ve suficiente, no se valora. ¿Tiene esto que ver con la ansiedad que sufre?
-Sí, él tiene unas inseguridades, piensa que no es suficiente. Ese tipo de pensamientos desatan la ansiedad, y todos los que hemos sufrido ansiedad los hemos tenido.
-Es muy interesante la idea del viaje, ese encontrarse a uno mismo pero no solo, sino en compañía de otros.
-Sí, es imprescindible. Amar y sentirse amado, aceptado por otros, genera dopamina, oxitocina... unos niveles óptimos de felicidad en el cerebro. Como dice el proverbio chino: «Solo llegarás más rápido, acompañado más lejos». ¡Lo que podemos aprender de los demás!
-Mucho bueno, pero también lo malo...
-Sí, y qué gran paso ese día en que decides dejar de ir con los que te provocan lo malo... «Esta tarde he quedado con una amiga que me provoca ansiedad», «¿y por qué quedas?», «¡es que es una amiga!», «Si te provoca ansiedad, igual tan amiga no es...».
—Algo que debería ser placentero, como quedar con amigos después del trabajo, puede generar ansiedad. Es algo que a muchos nos sucede.
—La ansiedad aparece cuando tu cerebro interpreta una situación con miedo, como una amenaza, y cualquier cosa puede ser motivo de ansiedad, aunque el peligro no sea real tu cerebro lo interpreta así. A veces lo que tenemos es ansiedad social. Yo los dos años que estuve encerrado con parálisis por ansiedad, apenas podía salir, socializar... Y eso estaba en mí, es miedo al mundo, no culpa de los demás. Vencerlo es un trabajo que tiene que hacer uno. Nunca he sido, por ejemplo, una persona de salir de fiesta; entender y aceptar eso es importante. Con mis amigos quedo a comer, no a cenar.
-Hablasen este libro de cinco estrategias para domesticar el miedo.
-Hay más, pero en este libro son cinco mensajeros que nos hablan de cosas innegociables, una de las primeras estrategias es tolerar la incertidumbre. Hay quien empieza una relación y te dice, por ejemplo, que no sabe «si de aquí a diez años»... Para, céntrate. ¿Quién sabe qué va a pasar? Piensa que el 90 % de las cosas que nos preocupan no suceden nunca, hay estudios sobre esto. Es mejor soltarse.
-¿Lo primero para estar bien es aprender a respirar? Nos adviertes de la importancia de la respiración.
-Fundamental. Es importante crear hábitos, aprender a respirar cada día. Con la respiración del bostezo, por ejemplo, los síntomas de la ansiedad disminuyen y desaparecen. Los síntomas, no la ansiedad.
-La serenidad se resiste en la vida adulta: el trabajo, los niños, el día a día, esos malabares cotidianos... Difícil es encontrar un centro de gravedad permanente.
-Es la clave: entender que la felicidad permanente no existe, que no llegamos a coronar esa cima. Yo me quedo con la serenidad, con sentarme y pensar: «Oye, pues la vida que tengo ni tan mal»...
-Con sombras y obligaciones que la hacen real.
-Tener obligaciones y objetivos nos hace felices, eso está demostrado. No tener nada que hacer es peligrosísimo, si no tienes nada que hacer en todo el día eso se traduce en alta probabilidad de depresión. Son importantes los miniobjetivos. Es importante saber cuál es tu ikigai, esa gran pasión que te da satisfacción, el motor que te hace levantarte cada mañana, como explican en el Método Ikigai Francesc Miralles y Héctor García.