Luz Casal: «Con el cáncer siempre he tenido un plus mayor de esperanza que de miedo»

Begoña Rodríguez Sotelino
Begoña R. Sotelino VIGO / LA VOZ

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Óscar Vázquez

La artista compartió en Vigo su testimonio en un congreso para pacientes y familiares

19 nov 2022 . Actualizado a las 22:46 h.

Antes de que Vigo encienda mañana sus once millones de luces led, una estrella que brilla más y con más clase se le adelantó este viernes en la ciudad: Luz Casal, fulgurante astro de la canción que en esta ocasión no se acercó a cantar, sino a contar y compartir su experiencia como paciente de cáncer de mama, que padeció y superó no una, sino dos veces.

La artista compareció como invitada al II Congreso Gallego de Personas con Cáncer y Familiares organizado por las cuatro sedes provinciales de la Asociación Española Contra el Cáncer en Galicia en el que participan más de 1.300 personas. El Auditorio Mar de Vigo, que precisamente inauguró ella cantando en un escenario instalado en el hall hace once años, es el mismo espacio en el que habló para quienes han pasado por experiencias parecidas a la suya, aunque se cuidó de no generalizar: «Somos un colectivo con muchos matices», advirtió nada más empezar una charla en la que no eludió los aspectos más dolorosos de un proceso que, según explicó, aprendió a dominar y usarlos para su propio bien: «Lo he olvidado y he aprendido a gestionar las dificultades de la vida de una manera más relajada».

Su sufrimiento también le sirvió para entender el ajeno. Casal recordó que antes de «paciente de» fue «familiar de». Su padre, gran fumador, desarrolló un cáncer de pulmón que acabó con su vida, «pero antes de morir tuve la oportunidad de decirle que le quería, y en ese proceso tuve una relación más intensa con él que todo el tiempo anterior», aseguró.

También lo padeció colateralmente con intensidad cuando le tocó a la madre de su pareja, y le dolió en el alma con la muerte de su amiga y colaboradora Carmen Santonja, a la que no pudo despedir porque un fulminante cáncer de páncreas acabó con ella antes. O cuando le tocó irse a Pau Donés, del que no entendía al principio su forma de mostrarse de una forma que a ella le parecía «impúdica» hasta que entendió que era necesario para normalizar lo que ocurre cuando te ocurre. El repertorio de Casal estuvo presente en la disertación relajada. Sonó Entre mis recuerdos y al hilo de su canción, la vocalista afirmó que la música ha sido para ella una parte, no de la sanación, pero sí de la manera de llevarlo mejor. «Tienes que ser la primera persona en ayudar a tu cuerpo, y a mí me ayudó la música haciéndola», afirmó contando que en los dos episodios, lo resolvió con un disco: «Con el primer proceso salió Vida tóxica y del segundo, el álbum con las canciones de las películas de Almodóvar». Pero para quien no tenga eso, hay que aferrarse a otra cosa porque «siempre hay algo que nos saca de nosotros mismos», declaró.

En referencia a los avances en investigación y en los tratamientos que se han producido en los últimos tiempos, Luz Casal pidió perdón por si parecía una frivolidad, por comparar el cáncer de mama ahora con «una gripe gorda», en relación a cómo era en épocas pasadas, hace más de 20 años, tiempos en los que «la quimio era dolorosísima».

De palabras y de música

La forma de ver la vida ha cambiado radicalmente desde que sorteó dos veces la enfermedad. Volvió a su mundo, el de la música, para confesar que es el vehículo a través del cual conduce todos sus malestares, aunque advirtió que no le gusta refocilarse en el drama: No me gusta pasarme de rosca», afirmó para volver al lado positivo: «A mí me ha funcionado bien. Me ha quitado ansiedad y he desarrollado una cierta conformidad con las cosas que me suceden inesperadamente. Si llueve, llueve», sentenció cargada de razón. Pero también insistió en la importancia de las palabras sanadoras: «Saberte querida, decir te quiero, te salva de una bajada al pozo» aunque no sea su caso, ya que dice que «siempre he tenido un plus mayor de esperanza que de miedo». Y sin esquivar el final, manifestó que el cáncer es solo otra forma de llegar al mismo lugar. «Yo sé que me voy a morir y saber que tenemos un fin no es malo. Te sirve para no perder el tiempo en cosas inútiles. ¿Que esto se va a acabar? ¡Pues habrá que espabilar!», zanjó.