Liz Truss dimite solo 44 días después de llegar al cargo ante la insostenible rebelión «tory»
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La primera ministra renuncia forzada por la cúpula «tory» ante una situación insostenible tras las escenas caóticas vividas la noche del miércoles en los Comunes y la dimisión de la ministra del Interior
21 oct 2022 . Actualizado a las 10:04 h.Liz Truss presentó este jueves su dimisión como primera ministra del Reino Unido solo 44 días después de su llegada al cargo, con lo que se convierte en el jefe de Gobierno más breve de la historia del Reino Unido. «No puedo», ha dicho en una declaración breve. El Partido Conservador tendrá que elegir ahora a su cuarto líder desde el referendo del brexit, que ha dividido al grupo parlamentario y al país. Y lo hará para el 28 de octubre.
El anuncio, realizado por Truss en las afueras de Downing Street, se produce poco después de que el influyente Comité 1922, que supervisa la elección al liderazgo del Partido Conservador británico, se reunirá con ella en medio la rebelión tory contra la primera ministra, Liz Truss, que ha ganando fuerza tras el caos vivido el miércoles durante una votación en la Cámara de los Comunes y la dimisión de la ministra del Interior, Suella Braverman.
El líder laborista, Keir Starmer, reiteró este jueves su llamamiento a la convocatoria inmediata de elecciones generales, tras acusar al Gobierno de Truss de estar sumido en «peleas patéticas», según informa el diario The Guardian. «Todos los fracasos [de los conservadores] en los últimos 12 años están ahora a punto de estallar», dijo, el jefe de la oposición en una reunión con los delegados sindicales en Brighton.
Truss, que asumió el cargo el pasado día 6, es centro de las críticas de diputados de su partido por su gestión, después de que su controvertido programa económico generase este mes turbulencias en los mercados y provocase una caída en el valor de la libra. Según recoge Efe del periódico The Times, el presidente del comité, Graham Brady, habría recibido ya más de las 54 cartas necesarias de parlamentarios tories para convocar una votación de censura contra Truss, lo que precipitó su salida.
Después de la crisis que provocó este mes el programa económico y que forzó a Truss a sustituir a Kwasi Kwarteng por Jeremy Hunt al frente del ministerio de Economía, el miércoles presentó la dimisión Braverman por haber cometido el «error» de compartir información confidencial a través de su teléfono personal. Braverman fue sustituida horas después por el antiguo ministro de Transporte Grant Shapps.
Caos en los Comunes
Horas después, en los pasillos del Parlamento se vivieron escenas caóticas, en medio de acusaciones de coacciones para evitar una rebelión entre los diputados conservadores cuando se votaba la moratoria sobre la fracturación hidráulica o fracking. El presidente de la Cámara de los Comunes, Lindsay Hoyle, anunció este jueves que ha ordenado la apertura de una investigación. Algunos diputados denunciaron malos tratos y acoso por parte de colegas .
El Gobierno de Truss ganó anoche la votación en los Comunes (Cámara Baja) sobre el fracking al imponerse por un margen de 96 votos (326 frente a 230) y desestimaron una enmienda propuesta por la oposición laborista para impedir que el Gobierno vuelva a permitir este mecanismo de extracción de gas en el Reino Unido.
Aunque ningún diputado conservador votó en contra del Gobierno, 40 se ausentaron de la cámara, y las escenas que se vivieron en los pasillos del Parlamento durante la votación reflejaron las turbulencias que atravesaba el Gobierno de Truss.
El diputado laborista Chris Bryant, en la oposición, aseguró a los medios que dos ministros, Jacob Rees-Mogg, titular de Empresas, y Therese Coffey, de Sanidad, presionaron a sus correligionarios para que no accedieran al pasillo para votar en contra del Gobierno.
El parlamentario conservador Charles Walker, por su parte, aseguró que está «furioso» y que ya se le ha acabado la paciencia con su partido, recalcando que este comportamiento es «inexcusable» y que «no hay vuelta atrás» para el Gobierno británico.
El exministro británico para el brexit David Frost durante la etapa de Boris Johnson también exigió a Truss su dimisión. «Truss simplemente no puede permanecer en el cargo por una razón muy obvia: hizo campaña contra las políticas que ahora está implementando», explica en una carta publicada en el diario The Telegraph, donde también comparó a la primera ministra con Enrique VI por ser una «figura débil» e «incapaz de controlar las fuerzas que la rodean».
Un mandato ahogado en apenas seis semanas
Cuando Liz Truss llegó a Downing Street el 6 de septiembre, lo hizo con la esperanza de dotar a Reino Unido de estabilidad política y económica tras unos últimos meses convulsos. Seis semanas después, y con la muerte de la reina Isabel II de por medio, la premier ha caído víctima de un terremoto político que ha tenido como epicentro un fallido plan fiscal.
El mini presupuesto anunciado en septiembre provocó el caos en los mercados, lo que obligó al Gobierno a retirar primero la reducción del impuesto sobre la renta de las grandes fortunas y a asumir, el viernes de la semana pasada, que también debía recuperar la subida del impuesto de sociedades contemplada por el anterior gabinete. Este segundo cambio llegó aparejado del cese del ministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng. Su sucesor, Jeremy Hunt, terminó prácticamente de desmantelar el mini presupuesto este lunes, lo que llevó a la oposición pero también a parte de los diputados tories a cuestionar la capacidad de gestión del actual Gobierno y, en particular, de su líder.
«Soy una luchadora, no alguien que abandona», proclamó en la Cámara de los Comunes, donde también admitió «errores» sin dar pistas de una posible dimisión. De hecho, esta misma semana se había mostrado dispuesta a liderar a los tories hasta las próximas elecciones, que en principio no se prevén hasta enero de 2025. El cruce de reproches, sin embargo, se agudizó el miércoles, una jornada marcada por la dimisión de la ministra del Interior y por una caótica votación parlamentaria sobre el fracking impulsada por el Partido Laborista y que puso en evidencia que la unidad en el seno del Partido Conservador era una utopía. Unos 40 tories se abstuvieron o no votaron entre dudas sobre la hoja de ruta del Gobierno. Las peticiones de dimisión se sucedían, en público y sin paños calientes, y finalmente Truss ha comparecido ante Downing Street para asumir que no tiene capacidad para cumplir el mandato que le otorgaron sus propios compañeros.
El proceso para elegir un sucesor debería estar completado en el plazo de una semana. El Partido Conservador quiere así evitar un limbo de poder como el vivido con Johnson, que aguantó dos meses entre el anuncio de la dimisión y la culminación de las primarias. Nada evitará, sin embargo, que Truss sea la dirigente que menos tiempo ha estado en Downing Street, como ya se vaticinaba en todos los círculos políticos en las últimas horas. El récord actual lo ostentaba George Canning, que gobernó 118 días en 1827, aunque en su caso porque falleció por problemas de salud.
En este tiempo, ha vivido un momento clave en la historia británica, ya que durante su breve mandato falleció Isabel II tras 70 años de reinado. De hecho, las últimas fotos que constan de la difunta monarca se hicieron durante la recepción oficial a Truss en el castillo de Balmoral para proclamarla formalmente primera ministra.
Auge y caída
Truss nunca fue la favorita de los diputados y, de hecho, en las últimas semanas ha quedado claro que tampoco contaba con el respaldo de los ciudadanos. Una encuesta publicada esta semana por la firma YouGov situaba el nivel de apoyo a su gestión en el 10 %, ampliamente por debajo ya de Boris Johnson.
Nacida en la ciudad inglesa de Oxford, en el seno de una familia que ella misma ha descrito como de izquierdas, Truss, de 47 años, comenzó su activismo político en su etapa universitaria. Su afinidad inicial hacia el Partido Liberal Demócrata y sus críticas a la monarquía británica dieron paso a una militancia en el Partido Conservador. En las elecciones del 2001, intentó por primera vez ser diputada en la Cámara de los Comunes. Perdió en este primer intento y también en el segundo, cuatro años más tarde, en ambos casos por circunscripciones de West Yorkshire. No fue hasta el 2006 cuando obtuvo un cargo público, como concejal en Greenwich, a las afueras de Londres. Por esa época su nombre también apareció en los tabloides por una larga relación extramatrimonial con un diputado conservador, si bien a día de hoy sigue casada con su entonces marido.
David Cameron se fijó en ella y en los comicios del 2010 apostó por designarla como candidata a diputada en un escaño que los tories daban por seguro, en el bastión de South West Norfolk. Las bases del partido intentaron en vano impugnar su candidatura por el affaire con el diputado y Truss entró finalmente en la Cámara de los Comunes. Su entrada en el Gobierno llegó apenas dos años más tarde. La política británica saltó por los aires con el brexit, al que Truss se opuso durante la campaña abiertamente. Cuando ya se confirmó que Reino Unido saldría de la UE, se esforzó por defender las oportunidades que suponía este divorcio e e incluso terminó siendo la voz cantante en las negociaciones con la Unión Europea, como ministra de Exteriores de Johnson.