Londres estrena macrocentro comercial en una antigua planta eléctrica
17 oct 2022 . Actualizado a las 08:28 h.«Hágase la luz». La icónica Battersea Power Station de Londres ha visto cumplida la frase bíblica, por segunda vez en sus casi 90 años de existencia. Así, tras más de una década de trabajos de renovación y construcción, que han costado cerca de 9.000 millones de libras (10.349 millones de euros), la mastodóntica edificación que iluminó al 20 % de la capital británica, incluyendo al propio palacio de Buckingham, vuelve a brillar desde esta semana convertida en un macrocentro comercial, empresarial y residencial.
110 tiendas (entre ellas, Zara) cines, salas de conferencias, las nuevas oficinas de Apple y 254 pisos, algunos de ellos por un valor de hasta nueve millones de libras (10,3 millones de euros), ocupan las áreas donde décadas atrás estaban las calderas y turbinas que proporcionaban la energía eléctrica que movía a la urbe. La prensa asegura que el cantante Sting o el cocinero Gordon Ramsay ya han adquirido algunas de las viviendas.
El edificio, de estilo art decó, con sus cuatro enormes chimeneas blancas y que es famoso mundialmente gracias a la banda de rock Pink Floyd, que lo inmortalizó en su álbum Animals de 1977, es solo la punta del iceberg de un ambicioso proyecto de regeneración urbanística que vive el suroeste de Londres.
Hercúlea. Así calificó Simon Murphy, jefe de la Battersea Power Station Development Company (BPDC), la tarea de transformar la planta, que desde 1983 permanecía cerrada y languideciendo a las orillas del Támesis.
«A lo largo del proceso de restauración, hemos intentado reutilizar la mayor parte de la estructura de la central», declaró Murphy a la BBC, al explicar que tuvieron que desmontar las chimeneas debido al deterioro que presentaban; y volverlas a levantar, para lo cual emplearon los mismos materiales.
Los promotores del proyecto esperan que las chimeneas sean uno de los grandes atractivos del centro. ¿La razón? Una de ellas fue convertida en un observatorio circular. Por el precio de 16 libras (18 euros) se puede disfrutar de unas vistas de 360 grados de la ciudad a 109 metros de altura.
Por su parte, los fanáticos de la era industrial y del cine podrán deleitarse con los paneles de control de la vieja planta eléctrica, que aparecieron en la película El discurso del rey, y que fueron restaurados. Uno de ellos forma parte incluso de un bar. La zona comercial y de entretenimiento se halla en las dos antiguas salas de turbinas de la enorme edificación, donde aún se aprecian las viejas grúas con la que se descargaba el carbón empleado para generar la electricidad.
Las dimensiones de la Battersea son enormes: es tres veces más grande que la antigua planta de Bankside, sede actual de la Tate Modern; y dentro cabría la catedral de San Pablo.
Deshojando la margarita
Desde que las autoridades cerrarán la central hace casi cuatro décadas, debido a sus costos y a la contaminación que producía, se barajaron varias opciones sobre qué hacer con la enorme edificación y, sobre todo, con las 16 hectáreas que la rodeaban. Incluso se pensó en derribarla para construir un nuevo barrio residencial, pero su declaración como patrimonio nacional la salvó de la demolición.
También se pensó en convertirla en un parque de atracciones, e incluso se levantó el tejado para intentar colocar en su interior una montaña rusa. Sin embargo, el plan fracasó y posteriormente el equipo del Chelsea propuso reconvertirla en un estadio de fútbol, una idea que tampoco salió adelante.
En el 2012, un consorcio malayo decidió aprovechar el bum inmobiliario y compró la planta con la promesa de restaurarla y darle múltiples usos. La reapertura solo supone una primera fase de un ambicioso proyecto hasta el 2030 para construir 4.000 nuevas viviendas.
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