La Russa, un nostálgico del fascismo, elegido nuevo presidente del Senado italiano

Valentina Saini VENECIA / E. LA VOZ

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Ignacio La Russa recibe flores de la presidenta del Senado por un día, Liliana Segre, tras ser elegido para dirigir la Cámara italiana
Ignacio La Russa recibe flores de la presidenta del Senado por un día, Liliana Segre, tras ser elegido para dirigir la Cámara italiana YARA NARDI | REUTERS

Meloni se asegura el control de la Cámara Alta, pese al enfado de Berlusconi y gracias al voto de diputados centristas

14 oct 2022 . Actualizado a las 00:17 h.

Una escena sin precedentes se produjo este jueves en el Senado italiano: un veterano de la ultraderecha y miembro del partido nostálgico del fascismo Movimiento Social Italiano hasta 1995, entregó un ramo de rosas blancas a una superviviente del campo de Auschwitz. Él era Ignazio La Russa, cuyo segundo nombre es Benito —el nombre de Mussolini— y cuando hizo entrega de las rosas acababa de ser elegido presidente de la Cámara Alta. Ella, la senadora vitalicia Liliana Segre, 92 años, símbolo del antifascismo italiano. Como miembro de mayor edad presente, Segre acababa de supervisar como presidenta provisional la votación para la presidencia del Senado.

El nombramiento de La Russa, cofundador del partido ganador de las elecciones del 25 de septiembre, el ultraderechista Hermanos de Italia (HI), así como el ramo de flores a Segre, tienen un valor simbólico: para bien, o para mal, según se mire.

Algunos ven en ello la democratización definitiva de la derecha ultranacionalista italiana, ahora completamente normalizada; hace unos días Adolfo Urso, otro reputado exponente de HI, elogió en televisión el 25 de abril, día en que se celebra la liberación de Italia del nazifascismo, calificándolo de «fecha histórica para nuestro país, la fecha en que los italianos recuperaron su libertad».

Otros solo recuerdan que han pasado precisamente cien años desde que Benito Mussolini y sus fascistas llevaron a cabo la Marcha sobre Roma, dando inicio a una dictadura que llevó a Italia a apoyar a Franco durante la Guerra Civil y a ponerse del lado de Hitler en la Segunda Guerra Mundial, y que se cobró innumerables víctimas, entre ellas más de 7.000 judíos italianos, incluidos el padre y los abuelos paternos de Segre.

«La Russa puede regalarle a Segre todos los ramos de rosas que quiera, pero las flores no son suficientes», dice a La Voz un senador católico de la oposición. «Hacen falta hechos. ¿Ha entendido la derecha de Giorgia Meloni los errores del pasado? ¿Se ha vuelto 100 % antifascista?»

Forza Italia no votó, 

La elección de La Russa como presidente del Senado también fue inusual. Obtuvo 116 votos, más de los 104 necesarios para la mayoría. Y eso que el tercer socio de la coalición de derechas, el liberal Forza Italia, no participó en la votación, indignado por el poco peso que Giorgia Meloni le está dando en el Gobierno que intenta formar. Solo participaron Silvio Berlusconi (que vuelve a la Cámara Alta nueve años después de ser expulsados tras su condena por evasión fiscal) y la expresidenta del Senado Maria Elisabetta Casellati.

Según los medios y los políticos de centroizquierda, fueron principalmente los centristas de Matteo Renzi y Carlo Calenda los que votaron por La Russa, pese a no formar parte de la coalición de derechas. El ex primer ministro Renzi lo niega, pero en las redes ya se especula sobre supuestos acuerdos políticos entre los centristas y la derecha. «El Gobierno de Meloni es frágil sin la ayuda de partes de la oposición», dice el senador católico a La Voz.

El secretario saliente del Partido Demócrata, Enrico Letta, calificó de «irresponsables» a quienes ayudaron a la mayoría de derechas a nombrar a La Russa. Por su parte, Berlusconi está claramente descontento, como demuestra el vídeo de la discusión que mantuvo con La Russa antes de la votación, cuando el magnate golpeó el banco con las manos.

Liliana Segre, el símbolo del antifascismo

Liliana Segre, una superviviente del Holocausto judío bajo el régimen de Adolf Hitler, es en Italia el símbolo del antifascismo y del antirracismo. Lleva años sufriendo amenazas de muerte e insultos antisemitas, especialmente en las redes, lo que la obliga a desplazarse con escolta. Lia, una jubilada que de vez en cuando se encuentra con Segre en las calles de Pesaro (centro de Italia), comentaba que la senadora vitalicia «dice que los policías son sus nietos, porque son muy jóvenes y ella podría ser su abuela».

Nacida en 1930 en Milán, víctima de las leyes contra los judíos aprobadas por el duce Benito Mussolini en 1938. En 1944 fue deportada a Auschwitz, donde se le tatuó el número 75190 en el brazo. Segre lleva unos cuarenta años difundiendo su experiencia como superviviente del Holocausto, especialmente entre los más jóvenes. Por su incansable labor contra el antisemitismo y el racismo, el presidente de la República, Sergio Mattarella, la nombró senadora vitalicia en el 2018.

Segre tiene 92 años, y en calidad de miembro de mayor edad en el Senado inauguró este jueves la XIX legislatura, antes de pasar la presidencia al ultraderechista La Russa. Entre muchos aplausos, Liliana Segre pronunció un discurso cargado de emoción. La senadora admitió: «Me es imposible no sentir una especie de vértigo al recordar que la misma niña que, un día como este de 1938, desconsolada y desconcertada, se vio obligada por las leyes racistas a dejar vacío su pupitre, hoy se encuentra por un extraño destino en el pupitre más prestigioso del Senado».. 

La Russa, del posfascismo a la presidencia

Ignazio La Russa, cofundador del partido Hermanos de Italia (FdI), con un pasado en el posfascista Movimiento Social y una larguísima carrera política a sus espaldas que le ha llevado a ser ministro de Defensa, es el nuevo presidente del Senado italiano.

De nombre completo Ignazio Benito María, en un claro homenaje a Mussolini, se convierte en el segundo cargo institucional más importante del país, tras el presidente de la República, y es el primer triunfo de la presidente de FdI, Giorgia Meloni, en el pulso con sus socios de la derecha en el reparto de cargos la formación del Ejecutivo tras la victoria en las elecciones del 25 de septiembre.

El camino de La Russa, de 75 años y uno de los políticos más imitados y caricaturizados por su fuerte personalidad, comenzó cuando en 1970 se inscribió en el Movimiento Social Italiano (MSI), el partido surgido de las cenizas del fascismo.

La Russa nació el 18 de julio de 1947 en Paternò, en la provincia de Catania (Sicilia) y estudió en St. Gallen, en un colegio de Suiza de habla alemana, y luego se graduó en derecho en la Universidad de Pavía.

La política le viene de familia: su padre Antonino (fallecido en el 2004) fue voluntario de guerra en África (capturado por los británicos en El Alamein, Egipto, donde permaneció prisionero hasta julio de 1946) y senador del MSI durante 5 legislaturas y veinte años consecutivos hasta 1992.

Fue relevo de su padre, pues entró en el Parlamento en 1992 como el MSI, aunque en enero de 1994 fue uno de los protagonistas de su final, pues presidió en Roma la reunión del Congreso que formalmente fundó el nuevo partido Alianza Nacional (AN) con Gianfranco Fini como líder.

En el 2008, cuando AN y la conservadora Forza Italia del magnate televisivo Silvio Berlusconi se fusionan en la coalición Pueblo de la Libertad, se convirtió en Ministro de Defensa y tras la ruptura con Fini se convirtió en uno de los fundadores, con Meloni y Guido Crosetto, del nuevo partido de la ultraderecha que ha llegado ahora al poder.

Siciliano de nacimiento, La Russa exhibía hace algunos años en un programa televisivo la colección que conservaba en su casa de souvenires fascistas y bustos del Duce, aunque recientemente aseguró que en el partido FdI «no hay nostálgicos» del fascismo.

Últimamente condenó el gesto de su hermano, Romano, concejal de Seguridad de la región de Lombardía (norte de Italia) por la misma formación política Hermanos de Italia (FdI) que hizo el saludo fascista en un funeral de un amigo y militante de extrema derecha. La Russa tiene pasión por los indígenas apaches y sus tres hijos se llaman Gerónimo, Lorenz-Cochise y Leonardo Apache.