Después del referendo ilegal del 2017 y de la provocación al Estado, aprobando leyes llamadas de desconexión y la declaración de independencia, ninguno de los cabecillas está en primera línea
01 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Los líderes del 1-O que intentaron doblegar al Estado con leyes inconstitucionales y con la presión de la calle en Cataluña son ya parte del pasado. La democracia y la fuerza del Estado de derecho los arrinconó a base del cumplimiento de las normas de convivencia que una democracia asentada ya como la de España se otorgó a sí misma. Cinco años después del 1-O y de la declaración unilateral de independencia, la mayoría de aquellos políticos secesionistas de primera línea han pasado a la trastienda. Incluso, algunos, a la irrelevancia de la vida pública. Y en el Gobierno catalán donde solo había ojos para el secesionismo, hoy los hay para intereses más realistas como la ejecución presupuestaria o las políticas de infraestructuras.
El gobierno catalán
Junts pel Sí. Esa fue la plataforma que ligó a CDC y a ERC en la Generalitat en busca de un objetivo común en el 2017, la independencia de Cataluña. Algo inaudito en la política catalana, pues pese a esa aspiración compartida, uno aglutinaba a la derecha nacionalista y otro a la izquierda republicana. Los máximos responsables del desafío al Estado fueron el presidente Carles Puigdemont (CDC) y el vicepresidente Oriol Junqueras (ERC), arropados por ocho consejeros: Raül Romeva, Exteriores; Jordi Turull, Presidencia; Jordi Rull, Territorio; Joaquim Forn, Interior; Dolors Bassa, Trabajo; Carles Mundó, Justicia; Santiago Vila, Empresa; Meritxell Borràs, Gobernación). Fueron juzgados por el Tribunal Supremo, excepto Carles Puigdemont que desde hace cinco años permanece huido en Bélgica. Estaban acusados de delitos que van de la rebelión y la sedición a la malversación y desobediencia. Vila, Mundó y Borràs no pisaron la cárcel. El resto recibieron condenas de hasta 13 años. Fueron indultados en el 2021. Hoy, el peso de Puigdemont se limita al sector radical de JxCat. El otro bando es partidario de recuperar las esencias de CDC. Junqueras, por su parte, ha moderado su discurso respecto al de hace cinco años y apuesta por el diálogo con el Estado y el abandono de la unilateralidad. Permanece como ídolo de ERC en un segundo plano, pues es Pere Aragonès como presidente de la Generalitat la voz e imagen del partido y quien ha adelantado a los posconvergentes en las urnas.
el parlamento
Forcadell. La actitud de la presidenta del Parlamento, Carme Forcadell, fue esencial para que los independentistas violasen una y otra vez las órdenes del Tribunal Constitucional, permitiendo el debate y la aprobación de leyes como la del referendo y la de transitoriedad, anuladas por el TC. Fue encarcelada, condenada a 11 años de prisión e inhabilitación absoluta por sedición e indultada en el 2021. En las elecciones del 2017 celebradas bajo mandato del artículo 155 resultó elegida diputada, pero renunció al acta en el 2018 junto a Marta Rovira y Dolors Bassa. A otros cinco miembros de la Mesa se les condenó a 20 meses de inhabilitación por desobediencia, y la dirigente de la CUP Mireia Boya fue absuelta.
Anna Gabriel. Esta dirigente de la CUP huyó a Suiza después de «apretar» a los independentistas para lograr la secesión. Volvió este año y se presentó ante el Supremo para normalizar su situación procesal, porque «ha cambiado el contexto», justificó.
sociedad civil
Los Jordis. Los líderes de entidades civiles Jordi Sànchez (ANC) y Jordi Cuixart (Òmnium Cultural) fueron los motores de las movilizaciones en la calle, «pilares del movimiento sedicioso», dijo el Supremo. Encarcelados, condenados a 8 años e indultados, salieron de prisión en junio del 2021, pidiendo a todo el mundo sentirse orgulloso de lo que habían hecho. «No existe indulto que haga callar a la calle», dijeron. Ambos dejaron de presidir las sociedades que dirigían. Y el primero dejó la secretaría general de Junts por falta de apoyos.
los mossos
El mayor Trapero. Josep Lluís Trapero era el jefe de los Mossos en el 2017. Estuvo procesado por presunta sedición y resultó absuelto. Fue cesado por el Gobierno español. Tras ser repuesto por la Generalitat, el año pasado fue destituido «por pérdida de confianza».
Lo efímero del poder de los mandatarios que velaron por el Estado
Los altos cargos del Gobierno central en el 2017 han desaparecido de la escena política, aunque por razones distintas a los líderes del 1-O. Mientras a estos la Justicia los envió al rincón a través de inhabilitaciones, el presidente Mariano Rajoy, su vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, que velaron por la integridad del Estado, fueron apartados por la política. También el líder de Cs, Albert Rivera, nacido para lidiar contra el independentismo, se fue en el 2019. A Rajoy se lo llevó una moción de censura. A Rivera, un batacazo electoral. El único que salvó los muebles es Pedro Sánchez, quien precisamente llegó al poder de la mano de los independentistas.
gobierno del PP
Rajoy. Fue el presidente encargado de afrontar una crisis política sin precedentes, un órdago al Estado. Promovió un cambio legislativo en el Tribunal Constitucional para que pudiese ejecutar sus sentencias. Después usó el artículo 155 de la Constitución para intervenir la autonomía (con apoyo del PSOE) y convocó elecciones en diciembre del 2017. En mayo del 2018 fue desalojado de la Moncloa por una moción de censura apoyada por PSOE, Podemos, Bildu, ERC, PDECat, Compromís, Nueva Canarias y el PNV y justificada por la corrupción en el PP. Al mes siguiente, Rajoy retomó su trabajo de registrador de la propiedad.
Sáenz de Santamaría. La vicepresidenta asumió desde el 27 de octubre del 2017 hasta el 2 de junio del 2018 las competencias del presidente de la Generalitat. Tras la moción de censura, quiso presidir el PP, pero no lo logró. En octubre renunció a su escaño y dejó la política. Es consejera de Estado y socia en un bufete.
Zoido. El ministro del Interior dirigió el trabajo de la Policía Nacional y de la Guardia civil en Cataluña para evitar el referendo del 1-O y fracasó. Fue muy criticado por alojar en pésimas condiciones en barcos a los agentes desplazados a Barcelona y Tarragona, lo que derivó en la crisis del Piolín, el buque que tenía dibujado el muñeco de Disney. Ahora es eurodiputado.
Pérez de los Cobos. El coronel que dirigió el dispositivo de Mossos, Policía Nacional y Guardia Civil para evitar el 1-O pasó luego a la comandancia de la Guardia Civil de Madrid. Fue destituido por Marlaska en el 2020 por «falta de confianza». Está pendiente de que se pronuncie el Supremo sobre la reincorporación que ordenó la Audiencia Nacional .