Irene de Grecia también participó en la salida nocturna familiar
06 ago 2022 . Actualizado a las 17:31 h.La reina emérita, Sofía de Grecia y Dinamarca, parece estar en Mallorca con doble cometido. El primero, pasar unas vacaciones en familia con su hijo, su nuera y sus nietas. El segundo, reaparecer brevemente en la escena pública. El jueves, su majestad fue recibida por los actuales reyes en la puerta de la residencia de Marivent. No obstante, las fotografías tomadas el viernes por la noche en la entrada del restaurante Ola de Mar (una constante en las vacaciones reales), son las primeras del año en las que Doña Sofía se deja ver con la familia al completo (rey, reina, princesa e infanta). También fue acompañada por su hermana menor, Irene de Grecia.
Los objetivos de las cámaras captaron el final de la alegre expedición culinaria de la ilustre parentela. A la salida del establecimiento, después de haber disfrutado de una selección de mariscos, posaron sonrientes para la prensa que se agolpaba para inmortalizar el momento. La estampa se asemejó mucho a la del año pasado, pues el restaurante es ya un clásico del itinerario estival monárquico.
Doña Sofía llevaba desde octubre sin hacer acto de presencia en la esfera pública. Sus últimas instantáneas eran las de la pasada gala del Premio Princesa de Asturias, en Oviedo. Desde la abdicación de Don Juan Carlos, la consorte se ha caracterizado por mantener un perfil bajo, reduciendo al mínimo su presencia mediática y dejándose ver exclusivamente en el contexto de los más importantes actos oficiales.
Como siempre sucede con la familia real, las decisiones estilísticas de cada miembro han sido sometidas a meticuloso escrutinio general. Los atuendos más comentados han sido los de las integrantes femeninas de la expedición. Porque el rey, como acostumbra, optó por un atavío correcto pero discreto (camisa veraniega y pantalones blancos, muy en sintonía con la estética balear).
La Princesa Leonor, que parece crecer cada vez más rápido y ya le saca casi una cabeza a su abuela y a su tía, lució un vestido gris claro atravesado por rayas negras y blancas. Su hermana Sofía, que no se queda a la zaga en estatura, optó también por la vía del vestido largo, en este caso verde con estampados blancos (a juego con su padre). El tercer (y último) vestido fue el de la reina Letizia. Negro y con motivos florales.
Las dos matriarcas, Doña Sofía y Doña Irene, vistieron pantalón. Sofía, uno claro a conjunto con su chaqueta. Completaban el atuendo una elegante blusa blanca y unos collares que, sumados a las pulseras de su muñeca, fueron el aporte de bisutería más reseñable del encuentro. Irene eligió una camisa blanca y azul de estilo griego, reafirmando sus raíces.
Fue una aparición familiar cálida y de ánimo distendido, lo que se reflejó en los desenfadados pero impolutos ropajes de sus protagonistas. Una muestra de sintonía y cercanía para mejorar la cohesión y la imagen pública de la corona y sus parentescos más cercanos.