Saif al Adel, del «Black Hawk derribado» a posible sucesor de Zawahiri en Al Qaida

Pablo Medina MADRID / LA VOZ

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Ficha distribuida por el FBI de Saif al Adel, el posible sucesor de Al Zawahiri como líder de Al Qaida.
Ficha distribuida por el FBI de Saif al Adel, el posible sucesor de Al Zawahiri como líder de Al Qaida. FBI

El excoronel egipcio fue quien ideó la expansión de las filiales del grupo

16 feb 2023 . Actualizado a las 11:26 h.

Saif al Adel es un personaje clave en el traspaso de poderes en Al Qaida tras la ejecución de Ayman al Zawahiri el domingo en Afganistán. No se sabe a ciencia cierta si nació, según el FBI, en abril de 1960 o de 1963. Ni de su vida temprana, salvo que era poco conocedor del islam e invertía escaso tiempo en el estudio del Corán. Por lo que sí se le conoce es por ser un yihadista despiadado con los suyos y con sus enemigos, por andar tras el 11S y por haber ideado la expansión de las filiales de Al Qaida en Asia y África además de en Oriente Medio.

El yihadista, apodado la Espada de la Justicia, era compatriota del recientemente neutralizado Ayman al Zawahiri. En los años 80 logró ser coronel de operaciones especiales del Ejército egipcio y, de ahí, comenzó a enrolarse en grupos yihadistas como el precursor de Al Qaida, Maktab al-Khidmat, la Yihad Islámica egipcia y la propia Al Qaida. Su sobrada experiencia militar le llevó a ser una pieza clave en las operaciones del grupo de Al Zawahiri y Bin Laden, las cuales llegó a proyectar desde Túnez a Afganistán.

El promotor por excelencia

Por su experiencia como oficial, Ayman al Zawahiri se fijó en Al Adel como un posible apéndice de sus tácticas militares y su ideología dentro de Al Qaida. Además, ambos cabecillas compartieron estancia en la cárcel de El Cairo tras el asesinato del ex primer ministro egipcio Anuar el Sadat.

En los años 80 y 90 estuvo combatiendo en Afganistán a las órdenes de Al Zawahiri. Liberado el país de presencia soviética, ejerció de instructor militar en el campo Yihad Wal (cerca de Khost, Afganistán) y en Jartum (Pakistán) donde su instrucción se especializó en enseñar a los yihadistas a utilizar explosivos, según el Combating Terrorism Center de West Point.

De hecho, fue idea de Al Adel comenzar a introducir franquicias y campos de entrenamiento en Ras Kamboni (Somalia) y en Etiopía. En África se le responsabilizó de los atentados a las embajadas estadounidenses de Dar es Salam (Tanzania) y Nairobi (Kenia) en 1998, así como del derribo de un helicóptero norteamericano en Mogadiscio, capital somalí, que se conocería como el suceso del «Black Hawk derribado».

Últimas pistas de Al Adel

Desde que dirigió operativamente los atentados del 11S, Al Adel se vio forzado a salir de Afganistán con la llegada de tropas estadounidenses, no sin antes facilitarle al también conocido líder yihadista Al Zarqaui una franquicia propia en Irak de la que derivaría el Frente Al Nusra sirio, ya que Bin Laden y Al Zawahiri no querían a un Zarqaui sediento de poder compitiendo por el liderazgo de Al Qaida. Una vez conseguido este objetivo, Al Adel se fue a Irán. Allí comenzó a dirigir operaciones fuera, como los ataques a una sinagoga de Túnez y al complejo Dorrat al Jawadel, en Riad, en el 2012.

Se cree que aún reside en Teherán, donde también se le puso en arresto domiciliario durante una década y residen varios pesos pesados de Al Qaida. Un obstáculo para la sucesión de al Zawahiri, puesto que Irán es un país regido por el modelo revolucionario chií, la rama minoritaria del islam y a su vez mayoritaria en el país. Los miembros del grupo, suníes radicales, los consideran «infieles» y, por tanto, enemigos.