María Jesús Álvarez, cirujana plástica de Lugo: «Siempre he rechazado aumentarles los pechos a chicas menores de 21 años»

André Siso Zapata
ANDRÉ S. ZAPATA LUGO / LA VOZ

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María Jesús Álvarez lleva en Lugo desde el 1998 y abrió su clínica en el año 2002.
María Jesús Álvarez lleva en Lugo desde el 1998 y abrió su clínica en el año 2002. ALBERTO LÓPEZ

La pandemia popularizó los tratamientos estéticos en párpados, orejas y pómulos. «Un hombre me pidió que le amputase los meñiques de los pies para que le entrasen mejor en los zapatos de punta»

27 jul 2022 . Actualizado a las 09:04 h.

«La gente que entra aquí no son clientes. Son pacientes. Somos médicos y actuamos como tal». María Jesús Álvarez llegó a Lugo en el año 1998 para trabajar en la sección de cirugía plástica del Hospital Universitario Lucus Augusti. Ahora, 24 años después, siendo ya dueña de su propia clínica y fuera del HULA, se sigue tomando su trabajo con la máxima profesionalidad, dándoles el mismo cuidado a sus palabras que a sus pacientes.

—¿Cuáles son las peticiones más habituales que acuden a su clínica de cirugía estética?

—Creo que hay que hacer una distinción entre quien busca someterse a medicina estética y a cirugía plástica. La primera es la referente a los tratamientos menos invasivos, digamos, mientras que la segunda requiere un quirófano y una operación más importante. Lo más habitual es que vengan por la medicina estética, y los tratamientos más populares son las inyecciones de bótox, quitar arrugas... Lo típico.

—¿La pandemia ha cambiado algo?

—Por supuesto. Primero, la gente aprovechó para arreglarse la boca. Ya que se la tapaba la mascarilla... Pero eso lo hacen los dentistas. Yo me encontré más peticiones de quitar ojeras, párpados e incluso orejas, que es lo que más destaca cuando llevas puesta la mascarilla.

—También realiza cirugías de mayor complejidad.

—Hacemos muchos aumentos y reducciones de pecho, rinoplastias y retiradas de piel sobrante cuando una persona pierde mucho peso muy rápidamente.

—El pecho es una de las zonas estrella, con pandemia y sin ella.

—Lo es. Yo, porque se podría decir que me he hecho un nombre en ese sector, me dedico más a reducciones que a aumentos. En España, te diría que la relación es casi 50-50. En las zonas de costa hay más aumentos, porque donde se luce es en la playa, mientras que en las provincias de interior, como Lugo, se tiende más a la reducción. Me he encontrado con mujeres a las que les sobran hasta 3 kilos de tejido.

—Habrá visto de todo.

—Sí. Alguna chica de menos de 18 años, incluso. Yo siempre he rechazado a las mujeres de menos de 21 años que me han pedido un aumento de pecho. Es cierto que muchas chicas muy jóvenes tienen un gran complejo con su pecho. ¿Pero no será mejor recomendarles un buen psicólogo y que, cuando cumplan 21 y su cuerpo esté totalmente desarrollado, vean si quieren tomar esa decisión igualmente? Yo se lo hago sin problema, pero no tan jóvenes.

—¿Se preocupan del aspecto mental con sus pacientes?

—Digamos que no tenemos problemas en negarnos a hacer una operación si vemos que no es lo mejor para el paciente. O si no hay garantías de que el resultado vaya a ser el esperado.

—¿Le han pedido algo que haya rechazado al instante?

—Un hombre me pidió que le amputase los meñiques de los pies para que le entrasen mejor en los zapatos de punta. Ni me molesté en recomendarle un psicólogo.

—¿Existen las modas en el mundo de la cirugía estética?

—No creo que se pueda decir que son modas, pero sí que cambian los estándares de belleza. Llevo más de 25 años de carrera y las narices no se operan con el mismo estilo que antes, y los pechos operados no son tan grandes como antes. Ahora se tiende mucho a más a lo natural, a que destaque lo menos posible.

«Un hombre me pidió que le amputase los meñiques de los pies para que le entrasen mejor en los zapatos de punta. Ni me molesté en recomendarle un psicólogo»

 —El tratamiento no termina cuando el paciente sale de la consulta.

—Para nada. De hecho, el paciente siempre vuelve después de la cirugía o del tratamiento, para darle un seguimiento completo. Es importante cuidarse para mantener lo que se ha conseguido en la clínica.

—También habrá que cumplir algunos requisitos antes de ponerse en sus manos.

—El tratamiento debe ser viable según el cuerpo del paciente. Una vez, un chico me pidió que le hiciese una «tableta» en los abdominales y le dije que tenía que adelgazar unos 12 kilos para poder someterse a esa cirugía, o iba a quedar ridículo ver a una persona con esa tripa y con sobrepeso. Tenemos que estar seguros de todo antes de operar a alguien.

—El estereotipo de que la medicina estética es cosa de mujeres sigue muy presente.

—Sí. Y todavía son mayoría. Eso sí, cada vez son más los hombres que acuden a hacerse tratamientos y cirugías, aunque a partir de los 50 años dejan de preocuparse por su imagen por norma general.

—Habrá operaciones más necesarias que otras.

—Claro. Tenemos muchos pacientes que llegan después de un accidente laboral, un siniestro de tráfico o incluso un embarazo, que son situaciones que dejan importantes secuelas en el cuerpo de una persona. También incluyo a las personas que han tenido una enorme pérdida de peso repentina y que tienen piel sobrante. Para ellos es muy importante someterse a lo que llamamos cirugía reconstructiva.

—¿Cuánto cuesta someterse al bisturí de una cirujana plástica?

—En toda España solemos cobrar parecido. Un tratamiento de bótox puede estar a partir de los 400 euros. Una cirugía completa de párpados, más de 4.000 seguro, contando con todos los gastos de hospital. Una rinoplastia, por ahí andará también.