La dimisión por motivos personales de Lastra acelera los cambios en el PSOE
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Los socialistas buscan un cambio de imagen para las siguientes elecciones
18 jul 2022 . Actualizado a las 19:32 h.La legislatura ya se le estaba poniendo cuesta arriba al PSOE desde antes de la salida de Adriana Lastra. La debacle en las elecciones andaluzas con el peor resultado de su historia, las rencillas con Podemos en torno al gasto en defensa y las exigencias de los socios nacionalistas de girar a la izquierda en sus políticas dejaron a Pedro Sánchez en una situación comprometida.
Las medidas aprobadas en el debate sobre el estado de la nación arrojaban un mensaje de continuismo en su cortejo con sus socios y su viraje a la izquierda, pero dejaba una imagen del PSOE tocada para las elecciones autonómicas y generales del 2023, puesto que muchas de las medidas aprobadas fueron bajo la presión de Unidas Podemos.
La salida de Adriana Lastra por «motivos personales» y un embarazo «complicado» propicia unos cambios que la ejecutiva del PSOE necesita como agua de mayo. Un cambio para el último ciclo de la legislatura que anule las posibles críticas internas a Sánchez, busque reforzar su imagen de cara a los comicios del año que viene y que rompa con la fórmula del ataque a PP y Vox, que ha demostrado ser poco útil. Más teniendo el aliento de Feijoo en la nuca y con el pronóstico, según las encuestas, de que este sea el próximo presidente.
Un año de cambios ejecutivos
El año pasado, Sánchez ya ejecutó un cambio en carteras ministeriales con apellidos de sobra conocidos: Calvo, Ábalos, Celaá, Laya, Duque, Campo y Uribes. Pero a ello le sumó un cambio en la ejecutiva del PSOE en la que entraron el actual ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y el ahora portavoz del partido, Felipe Sicilia.
Los relevos se orientaron a varios objetivos: relevo generacional, más inclusión y el propósito de enfocar un año con más políticas de izquierdas. Pero más importante aún fue cerrar filas en torno a Sánchez para que las voces discrepantes no desgastaran su imagen de líder al frente del PSOE.
De hecho, las rencillas entre el ex jefe de Gabinete, Iván Redondo, y la ex vicepresidenta primera, Carmen Calvo, ya compusieron una suerte de profecía para Lastra. Ambos intentaron imponer su visión en el corazón de la Moncloa. Redondo era más partidario de defender a los ministros de Podemos. Calvo se posicionaba más a favor del partido. Sánchez no fue una prioridad y ambos acabaron fuera.
Choques entre Lastra y Cerdán
Los pulsos de poder entre Adriana Lastra y el secretario de organización, Santos Cerdán, llegaron a tomar el mismo cariz: cada uno quiso imponer su visión hasta el punto de delimitar sus funciones mirándolas con lupa. Fueron capaces de desesperar a Sánchez, que veía que su partido perdía el rumbo por dichas disputas. Ambos comenzaron su pugna por ser las personas de confianza de Sánchez en Ferraz tras el 40º congreso del partido el pasado octubre, pero solo Cerdán continuará en la ejecutiva socialista en su mismo cargo.
De hecho, Cerdán ha sido de los últimos de la ejecutiva en despedir a Lastra en las redes sociales con un escueto: «Gracias Adriana Lastra por tu trabajo y compromiso socialista. Te deseo todo lo mejor siempre».
Ahora, la duda que plantea el PSOE es si continuará habiendo un puesto de vicesecretaría general o no. El partido estudia la opción de diluir las responsabilidades que tenía Lastra en ese puesto en otros cargos de la ejecutiva. Reforma que, de momento, se desconoce si se producirá.
El futuro de la vicesecretaría general, en manos de Sánchez y el comité federal
El Partido Socialista aguarda para resolver si finalmente habrá continuidad de la vicesecretaría general del partido. Tras la marcha de Lastra, el comité federal, máximo órgano del partido entre congresos, deberá «cubrir las vacantes que haya en la comisión ejecutiva federal», el principal órgano de dirección del partido, según los estatutos del PSOE.
En caso de no haber relevo, la cúpula del partido se quedará reducida al tridente del secretario general (Pedro Sánchez), el secretario de organización (Santos Cerdán) y la presidenta del PSOE (Cristina Narbona).
Una de las ideas de Sánchez era recuperar para el puesto de Lastra al exportavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, quien dimitió al volver Sánchez al liderazgo del partido tras su marcha en el 2016. Hernando había sido favorable al «no es no» y de abstenerse en la última investidura de Mariano Rajoy, por lo que devolverle a la ejecutiva del partido funcionaría como un bálsamo reparador en las heridas internas del PSOE y le dotaría de una imagen más unitaria, según aseguran algunos en el partido.
Pero también le pisaría los talones el secretario de organización, Santos Cerdán, quien se encuentra en una posición fuerte en la ejecutiva desde que rivalizó con Lastra por tener más influencia en la dirección del partido.
Mantener la cuota asturiana
Lo que sí se ha confirmado es que el vicesecretario general y responsable de acción política e institucional de la FSA-PSOE, Iván Fernández, pasará a formar parte de la comisión ejecutiva federal de los socialistas tras la dimisión de Lastra para mantener la cuota asturiana en dicho organismo del partido.
El presidente Sánchez y el jefe del Ejecutivo asturiano, Adrián Barbón, han acordado que sea Fernández, alcalde de Corvera, quien ingrese en la ejecutiva debido a que es una «persona de total confianza» de Barbón y además posee una dilatada experiencia en el municipalismo. Fernández ha aceptado la responsabilidad y ha declarado: «Hay cuestiones que en política uno no pide, pero cuando se le plantean es difícil, por no decir imposible, decir que no».