Miles de manifestantes exigían la renuncia del presidente y del primer ministro, cuya residencia fue incendiada, por la grave crisis económica.
10 jul 2022 . Actualizado a las 18:35 h.El presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, y el primer ministro, Ranil Wickremesinghe, anunciaron este sábado su dimisión después de que miles de manifestantes irrumpieran en sus residencias oficiales en una jornada de multitudinarias protestas en Colombo por la grave crisis económica. Mientras las calles se llenaban de cánticos contra Rajapaksa, evacuado a un lugar seguro en una jornada que dejó imágenes de manifestantes exultantes bañándose en la piscina del palacio presidencial y ejercitándose en su gimnasio, Wickremesinghe anunció en primer lugar su dimisión, a penas dos meses después de haber accedido al cargo, informa Efe.
Horas después, el portavoz del Parlamento, Mahinda Yapa Abeywardena, anunció la renuncia de Rajapaksa, que hará efectiva el miércoles «para garantizar un traspaso pacífico de poder». Los partidos afines al Gobierno habían pedido la dimisión de los dos dirigentes durante una reunión convocada por el presidente del Parlamento, en la que no participó la principal alianza opositora, Poder del Pueblo Unido.
Cientos de manifestantes entraron a primera hora del sábado en el palacio presidencial tras romper el perímetro de seguridad, a pesar de que la Policía recurrió a gases lacrimógenos para impedir la intrusión, afirmó el diario esrilanqués Ada Derana.
Huida del palacio
El presidente había previamente abandonado la zona, alertado por las fuerzas de seguridad sobre la masiva manifestación convocada desde hacía días en Colombo, aunque desde entonces Rajapaksa no se ha mostrado en público y su paradero es desconocido. La jornada dejó imágenes, emitidas en directo por televisiones locales y en las redes sociales, de cientos de personas dándose un relajado baño en la piscina presidencial, probando las máquinas del gimnasio o descansando de los dormitorios.
Los manifestantes irrumpieron también en los edificios de la Secretaría Presidencial y en la residencia oficial de Temple Trees del primer ministro. Además, la oficina del primer ministro les acusó de haber incendiado la casa privada de Wickremesinghe al anochecer. El diario esrilanqués Daily Mirror mostró imágenes de cientos de personas congregadas en torno a la residencia privada de Wickremesinghe en Colombo, en un ambiente cargado por el humo y con la casa en llamas al fondo. Las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos y atacaron a los manifestantes fuera de la residencia del primer ministro.
Un portavoz del Hospital Nacional de Colombo afirmó a los medios que al menos doce personas han resultado heridas.
Los manifestantes se mostraron durante la jornada inamovibles en sus peticiones de dimisión. «Lo que gano no me basta para vivir, ya que todo es tan caro. Vivo con mis padres y me ayudan pero, ¿cuánto puedo continuar así? Creo que si Gotabaya se va, las cosas irán a mejor», dijo a Efe Sarasi Thanuja, de 21 años, desde uno de los focos de las protestas en la capital.
Wickremesinghe fue nombrado primer ministro después de que el hermano del presidente, Mahinda Rajapaksa, se viese obligado a dimitir a principios de mayo en medio de una ola de violencia que se propagó por toda la isla que se saldaron con al menos 10 muertes y más de 300 heridos, desatada por un ataque de los seguidores del político contra manifestantes en Colombo.
La tensión y el descontento aumentó en la isla a finales de marzo, cuando las autoridades impusieron cortes de luz de más de 13 horas, lo que llevó a la población a salir a las calles para pedir la dimisión del Ejecutivo de Sri Lanka.
Desde entonces, las protestas pacíficas se volvieron habituales, mientras las autoridades tratan de llegar a un acuerdo de rescate con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Un país en bancarrota y sin alimentos
Sri Lanka vive su peor crisis alimentaria y económica desde que el país alcanzó la independencia del Reino Unido en 1948, a causa de la recesión económica durante la pandemia, agravada por la guerra en Ucrania, que distorsionó el comercio del grano. Escasea el combustible y las medicinas, las estanterías de los supermercados están vacías y millones de familias no tienen otra alternativa que comer menos. Según Unicef, de una población infantil de 6 millones de niños, 2,3 millones requieren algún tipo de asistencia de emergencia, mientras que el 70 % de las familias han decidido reducir el número de sus comidas diarias a dos o a una.
Sin divisas suficientes para cubrir las necesidades básicas de la población, Sri Lanka entró hace meses en una espiral inflacionaria de dos dígitos —que fue en mayo del 45,3 %—, la depreciación de más del 40 % de la moneda nacional, la rupia esrilanquesa. La semana pasada anunció la suspensión temporal del pago de su deuda externa.
A la caída drástica de la actividad turística durante el covid, se une la sequía que azota Sri Lanka desde finales del 2021. Apenas una cuarta parte de las 800.000 hectáreas de arrozales han sido cultivados este año. También se ve afectado el sector energético en un país que depende de manera importante de la producción hidroeléctrica.