Sánchez y Feijoo luchan en Andalucía por atraer a unos 200.000 indecisos
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El PP confía en convencer a socialistas históricos: «El voto es secreto»
12 jun 2022 . Actualizado a las 00:12 h.Objetivo: los indecisos. Cuando resta una semana para que el próximo domingo 19 los andaluces se pronuncien en las urnas, el propósito de las formaciones políticas es atraer al mayor número posible de los 200.000 electores que todavía no tienen claro qué hacer con su papeleta.
El PP, el gran favorito en todos los sondeos, aspira a convencer al menos a la mitad de esa bolsa de dudosos. De ahí dependerá que obtengan «una gran resultado», o «un grandísimo resultado», trasladan fuentes en la dirección nacional, que hablan de un suelo de 46 escaños; lejos de los 55 en los que se establece la mayoría absoluta, pero muy por encima de lo que aspiran a sumar las tres formaciones de izquierda. Cuanto mayor sea el apoyo, más posibilidades tendrán de gobernar en solitario.
De todos modos, hacen hincapié en los restos a la hora de repartir escaños, sobre todo en una comunidad con ocho circunscripciones. Si todos los restos caen hacia el mismo lado, puede variar considerablemente el resultado.
Andalucía registró hoy un desembarco masivo de los líderes nacionales que desafiaron las altas temperaturas que marcó el termómetro para arropar a sus candidatos. Alberto Núñez Feijoo hizo un triplete con Córdoba, Antequera y Málaga con un doble objetivo. En primer lugar, robar votos a ambos lados del tablero, en su búsqueda por reconquistar a «aquellos que nos votaban y nos dejaron de votar», dijo, mirando de reojo hacia su derecha, pero de forma «encarecida» hacia aquellos «socialistas que saben que el partido de Sánchez no les representa».
«El voto es secreto», dijo, intentando convencer a aquellos que puedan verse condicionados en una comunidad que históricamente ha sido considerada el gran granero del socialismo. En segundo lugar, evitar el triunfalismo y la relajación, no dar «una pelota por perdida» hasta que se cierren las urnas.
«Estabilidad y serenidad»
Feijoo coincidió en Málaga con un Juanma Moreno que se lanzó a por los «que no saben qué hacer» con su voto: «No hay nadie de todo el panorama político que pueda ofrecer más seguridad, estabilidad y serenidad», dijo sobre su proyecto.
El PSOE, al que los sondeos no le sonríen, también busca reactivar a su electorado más apático con un llamamiento a la movilización masiva. «Si votamos, ganamos», repiten sus dirigentes, algo que en Génova interpretan como un error, porque entienden que podrían verse favorecidos, ya que precisamente en esos caladeros cuentan con mejores redes para la pesca.
Pedro Sánchez también visitó la Costa del Sol para aupar al candidato socialista, Juan Espadas, y para anunciar que este martes el Consejo de Ministros aprobará una ley «para blindar la equidad, la cohesión y la universalidad de la sanidad pública y que, por tanto, no se privatice por ningún gobierno de derechas en ninguna comunidad autónoma». Ferraz insiste con su estrategia de alertar de la posible presencia de Vox en el Gobierno, una amenaza «frente los mejores y mayores avances en Andalucía», que, reivindicó, «han venido de la mano del PSOE. Otros no han hecho nada, ni en la oposición, ni ahora en el Gobierno».
La campaña más galaica del candidato del PP andaluz
En Génova aseguran que Juanma Moreno ha tenido absoluta libertad para dibujar la campaña a su antojo, pero cualquiera que siguiera las cuatro autonómicas a las que se enfrentó Alberto Núñez Feijoo en Galicia podrá detectar muchas similitudes.
Os Peares solía servir de punto de partida de Feijoo. Su casa. Ayer Moreno pasó por Alhaurín el Grande, una villa malagueña de 24.000 habitantes en donde el candidato popular a renovar en la Junta nació hace 52 años. Otro de los puntos en común es que apenas existen interferencias de la dirección nacional. En su etapa en la política autonómica, Feijoo siempre defendió que los líderes de cada territorio debían abrir y cerrar el grifo sobre la presencia de la ejecutiva, porque son ellos los que mejor conocen si estos suman o restan. Y ahora que Feijoo dio el paso a la política estatal, ha otorgado carta blanca a Moreno para que haga y deshaga: «El que se la juega es él», repitieron en más de una ocasión.
Por eso, la conclusión a la que llegaron es que a los populares les funciona bien organizar una especie de doble caravana, con el líder regional con presencia en un sitio, y el líder nacional peinando otras zonas del territorio. Coincidiendo muy poco, como ayer en Málaga.
Esta estrategia se remonta a la ideada por Feijoo y Rajoy en el 2009 en las primeras elecciones a las que se presentó el ourensano a la presidencia, cuando acordaron que este se ocuparía fundamentalmente de las cabeceras de comarca y de las ciudades, dejando al pontevedrés los sitios más recónditos. Rajoy siempre recuerda esa etapa con gran cariño. Primero, porque les fue muy bien, recuperando la Xunta y él consolidándose al frente de un partido que empezaba a cuestionarlo. Y segundo, porque aprovechó para darse día tras día homenajes gastronómicos, con gran predilección hacia el cocido. Como sucedía habitualmente en Galicia, el líder nacional tampoco estará en el acto de cierre previsto para el viernes en Sevilla.
Otra coincidencia es que Feijoo se presentaba al electorado como el presidente de todos los gallegos, no solo de sus partidarios, un mantra que se repite una y otra vez en esta campaña con Moreno. Y hasta las siglas del PP se han visto reducidas y arrinconadas en la cartelería oficial.
Yolanda Díaz confirmó en un acto que se presentará a las generales
El desembarco de líderes nacionales en Andalucía continuó con Santiago Abascal, presidente de Vox, que ayer visitó Huelva. Durante un acto público junto a la candidata de su partido a la presidencia de la Junta de Andalucía, Macarena Olona, Abascal sostuvo que su intención de cerrar la televisión autonómica andaluza pasa por una reforma del Estatuto de Autonomía, aunque «si de nosotros dependiese cerraríamos todas las televisiones publicas, que se han convertido en órganos de propaganda de los partidos». Abascal no entró a valorar la negativa del PP a afirmar abiertamente si pactará con Vox, aunque sostuvo que «el que quiera que regalemos los votos al PP, que vote al PP».
La vicepresidenta segunda del Gobierno, Yolanda Díaz, eligió Córdoba para confirmar que se presentará a las generales. Era la primera parada de una campaña en la que se involucrará en mayor medida que en las de Castilla y León. Allí coincidió con la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, a la que se abrazó en el escenario ante los gritos de «unidad, unidad». Exactamente la misma palabra que escogieron las bases de Podemos para tratar de reconducir la fractura entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón en el congreso de Vistalegre II celebrado en el 2017. Díaz y Belarra arroparon el proyecto de Inmaculada Díaz. Por su parte, la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, recalará este domingo en Málaga, donde la formación naranja celebrará su acto central de campaña.
Finalmente, Teresa Rodríguez, líder del proyecto regionalista Adelante Andalucía, exigió a Moreno que en el debate electoral, previsto para este lunes, «le pare los pies a la extrema derecha».