La rectificación magrebí llega tras una amenaza económica de Bruselas
10 jun 2022 . Actualizado a las 21:29 h.El Gobierno español encontró este viernes amparo en Bruselas en la crisis diplomática que mantiene abierta con Argelia tras el anuncio de esta de ruptura comercial.
El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, viajó de urgencia a la capital europea para mantener un encuentro con altos representantes de la Unión Europea tras el que la institución comunitaria difundió un comunicado en el que se vuelve a hacer un llamamiento «al diálogo» para el restablecimiento de las relaciones, aunque en esta ocasión con una advertencia para Argel, al considerar que su decisión, que genera en la UE una «suma preocupación», podría estar «a primera vista» o «en un principio» vulnerando su Acuerdo de Asociación con la UE. Además, Bruselas también advirtió de que «hará frente a cualquier tipo de medida coercitiva» adoptada contra un Estado miembro, como se sugiere en un comunicado firmado por el Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, que en su día ejerció de ministro de Exteriores de Pedro Sánchez en su primer Gobierno, y el vicepresidente económico de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis.
Albares compareció al final de la reunión y resultó mucho más explícito al denunciar que la decisión «unilateral» adoptada por Argelia «viola el acuerdo de asociación entre la UE y ese país y, por lo tanto, aunque va dirigida a España, afecta al mercado único, las relaciones económicas y comerciales de Argelia», dijo.
Argel respondió con otro comunicado «lamentando la premura» con la que la Comisión Europea «reaccionó sin consulta previa ni verificación con el gobierno argelino», dice la nota firmado por su delegación en Bruselas. Además, afirman que la suspensión del acuerdo con España no afecta «a sus compromisos» adquiridos en el marco del tratado comercial. De hecho, niega que en algún momento hubiese ordenado la paralización de «las transacciones corrientes» con Madrid.
Triple consecuencia de la crisis
Además de las repercusiones directas comerciales que pueda tener sobre las empresas que operan con ese país, entre las que se encuentran más de cien compañías gallegas, en La Moncloa preocupan las consecuencias que esta crisis pueda tener en una doble vertiente: el suministro del gas, ya que Argelia es el segundo mercado en el que se abastece España, y también en materia de seguridad, ya que en las últimas horas se ha detectado un incremento de cayucos o pateras que zarparon desde ese territorio. El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, aseguró desde Málaga de que «no hay ningún dato ni ningún indicio» de que el suministro de gas pueda verse afectado: «Los contratos son a muy largo plazo. Argelia ha sido siempre un socio fiable y estamos seguros de que así seguirá siendo», afirmó. Desde Interior también descartaron que la crisis pueda provocar una avalancha de inmigrantes. A la espera de que se cumplan las expectativas del Ejecutivo, otra cosa son las consecuencias políticas que pueda provocar esta crisis que tanto desde la oposición como desde sus socios de coalición, como Unidas Podemos, responsabilizan directamente a Sánchez, al desencadenarse todo por su cambio de posicionamiento respecto al Sáhara, que decidió en solitario.
Por otra parte, el PP registró este viernes en el Congreso una petición de comparecencia de Sánchez para que explique la crisis en Argelia y su «nefasta» política exterior, así como otra intervención de Albares en el Senado. Moncloa descarta que el responsable de Exteriores corra peligro.
Una crisis a tres bandas y cocinada a fuego lento
La crisis diplomática con Argelia estalló este miércoles, pero lleva cocinándose más de un año, puede que incluso más, y con la participación directa de Marruecos. España mantenía buenas relaciones con los dos países norteafricanos, históricamente enemistados, un equilibrio complejo que no parece sencillo que regrese.
¿2018 o 2021?
La entrada de Gali. Hay quien pueda marcar el origen de la crisis incluso a los pocos días de la investidura de Pedro Sánchez en el verano del 2018 y su decisión de romper la tradición de elegir Rabat como destino del primer viaje oficial de los presidentes españoles. Sin embargo el punto de no retorno es la entrada a España del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, considerado por Marruecos como grupo terrorista, para ser atendido por coronavirus. Su acceso se produjo vía Argelia y trascendió el 23 de abril del 2021, pero llevaba ya unos días siendo tratado. Exteriores, todavía en manos de González-Laya, afirma que se permitió «por razones humanitarias» y que no perturbaría las relaciones con Marruecos.
18 mayo del 2021
Crisis en la valla de Ceuta. No transcurrió ni un mes hasta que Marruecos desatendió su paso fronterizo con Ceuta permitiendo el cruce de una multitud de jóvenes que obligó al despliegue del Ejército. La crisis provocó la marcha de la embajadora de Marruecos en Madrid, Karima Benyaich.
10 julio del 2021
Exteriores para Albares. Sánchez realiza una remodelación del Gobierno en la que nombra a José Manuel Albares ministro de Exteriores. Le encarga como gran objetivo restablecer las relaciones con Marruecos.
18 marzo del 2022
La carta. Los españoles se enteran a través de Marruecos de una carta en la que Sánchez realiza un giro histórico respecto al Sáhara Occidental, al defender su autonomía dentro de Rabat. Exteriores asegura que el tema se ha tratado previamente con Argel, para evitar conflictos.
2 de mayo del 2022
Pegasus. Moncloa informa que los teléfonos de Sánchez, Marlaska, Robles, González-Laya y Luis Planas, antiguo embajador en Rabat, han sido infectados con el programa de espionaje Pegasus. Y justo coincidiendo con el momento de mayor tensión con Marruecos, en mayo del 2021.
8 de junio del 2022
Fin a las relaciones. Argel escucha las explicaciones de Sánchez en el Congreso y decide poner fin a las relaciones comerciales con España.