Cuatro años de la moción de censura que aceleró los tiempos de la política

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID | LA VOZ

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Kiko Huesca

Desde el ascenso de Sánchez abandonaron Rajoy, Iglesias, Rivera y Casado

01 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Han pasado tantas cosas desde entonces que parece que ha transcurrido más tiempo, pero es hoy cuando se cumplen cuatro años de la moción de censura que desbancó a Rajoy, y por tanto, cuatro años de la llegada de Pedro Sánchez a La Moncloa. La presidenta del Congreso, Ana Pastor, anunció en el hemiciclo el resultado de una ajustada votación, para a continuación refugiarse en los pasillos de la Cámara y ocultar las lágrimas por la derrota de su amigo.

La primera moción de censura que triunfó en las Cortes generales lo hizo gracias al PNV, que tras un arduo debate interno y tan solo unas horas después de haber apoyado los Presupuestos del PP, decidió que era momento de cambio. Fueron los primeros pasos de lo que Rubalcaba bautizó como la mayoría Frankenstein.

Sánchez tomó posesión y al día siguiente nombró lo que popularmente se dio a conocer como el Gobierno bonito, con presencia de técnicas como Calviño, de experimentados fontaneros como Ábalos, y hasta de un astronauta. Era su «consejo de ministras», ya que por primera vez las mujeres tenían más presencia que los hombres.

Fracaso con los Presupuestos

Fracasó en su primer intento de aprobar unos Presupuestos en una votación que también significó el epitafio de En Marea. La negativa de ERC propició un adelanto en el que las urnas depararon dos caminos: o un pacto del PSOE con Cs, rechazado por un Rivera que ya se veía sorpassando al PP, o bien un acuerdo con Podemos. No prosperó ninguno, por lo que la única salida fue una repetición en la que los electores castigaron a Rivera, que tuvo que dejar la política tras un desplome histórico, pero también al PSOE y a Podemos. Ahora sí, y aunque en peores condiciones, Sánchez pactó con los morados tras haberlo negado en campaña. Todavía les faltaba la bendición de ERC en la investidura, que llegó a cambio de la mesa de diálogo. Nacía la primera coalición de la historia democrática con Pablo Iglesias de vicepresidente. Pronto llegaría la pandemia.

BENITO ORDOÑEZ

Con una oposición sumida en una disputa interna, desde el PSOE idearon un plan con Cs para desalojar al PP del poder en varias autonomías y alcaldías. La operación comenzaba en Murcia, donde fracasó. Todavía les fue peor en Madrid, donde Ayuso se adelantó con una convocatoria en la que arrasó y que resultó ser también la puntilla para un Iglesias que había dejado el Gobierno buscando resucitar a su marca. Aquellos resultados tuvieron consecuencias en el Ejecutivo, con una remodelación que dejó fuera a pesos pesados como Redondo, Ábalos o Calvo. También en clave popular, ya que Ayuso y Casado iniciaron un pulso que se resolvería con la salida de este y la llegada de Feijoo. El relevo en Génova viene minando las perspectivas electorales de Sánchez, que ya prepara una nueva revolución si se cumplen los pronósticos para el 19J en Andalucía, por lo que la abultada lista de cadáveres políticos podría engordar en los próximos meses.

En La Moncloa confían en su recuperación y se agarran a la acreditada «resistencia» de su líder. Si Sánchez mantiene su palabra, no serán hasta finales del 2023, todavía un mundo por delante, especialmente en estos tiempos.