Colombia destierra a la vieja política y elegirá presidente entre un izquierdista y un populista
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Hernández, bautizado como el Trump colombiano, es el inesperado contrincante de Petro en la segunda vuelta por la presidencia
31 may 2022 . Actualizado a las 09:09 h.El domingo fue una tarde de sorpresas en Colombia. La primera vuelta de las elecciones presidenciales dejó la sonora derrota de los partidos tradicionales, liberales y conservadores, que han dominado la vida política del país desde la fundación de la República. El candidato al que apoyaban, Fico Gutiérrez, quedó tercero y no logró pasar a la segunda vuelta electoral del 19 de junio.
Ganó la primera ronda los comicios el izquierdista Gustavo Petro con un 40 % de los votos, un resultado peor al esperado, y que complica de forma considerable sus opciones de ganar la presidencia.
El gran triunfador de la jornada fue el polémico constructor populista Rodolfo Hernández, que pasa a segunda vuelta tras realizar una magistral campaña en redes sociales, a pesar de tener un programa escueto y poco detallado, basado en la lucha contra la corrupción cuando él mismo tendrá que ir próximamente a juicio por un caso que involucra a su hijo.
En la sede de la campaña de Petro había el domingo caras largas. El candidato progresista no pudo superar el resultado que le dejó sin presidencia en segunda vuelta, en el 2018, frente a Iván Duque. Petro tuvo que reivindicar su victoria. «Bueno, hoy hemos ganado. Hoy es un día de triunfo», dijo ante su público. «A partir de ahora se define qué clase de triunfo es el que queremos. Si suicidarnos o avanzar», añadió.
No tendrá fácil ganar la presidencia. Hernández consiguió un 28 % de los votos. Sumado ese porcentaje al registrado por Gutiérrez (24 %) y al del también antipetrista John Milton Rodríguez (1,28%) superaría el 53 % de votos en la cita del 19 de junio y, por ende, cuenta con serias opciones para convertirse en el nuevo máximo mandatario de Colombia.
El bautizado como el Donald Trump colombiano es un ingeniero civil de 77 años, dueño de una empresa de construcción que le ha granjeado una fortuna de unos 100 millones de dólares, según él mismo ha difundido.
Sufrió en primera persona el conflicto armado colombiano, cuando su hija fue secuestrada en el 2005, aparentemente por el Ejército de Liberación Nacional (ELN), actualmente el mayor grupo subversivo activo. Pidieron un rescate, la familia se negó a pagar, y la menor está desaparecida desde entonces. Además, la extinta guerrilla de las FARC secuestró durante meses a su padre. A pesar de ello, está a favor de los acuerdos de paz y propone incluir al ELN en los mismos.
Su incursión en la política es reciente, al conseguir ser alcalde de Bucaramanga, la capital del departamento de Santander, entre el 2016 y el 2019.
El de la bofetada
La polémica le persigue. Es conocido en Colombia por abofetear ante las cámaras a un concejal rival, tras llamarle en repetidas ocasiones jueputa. En otra discusión amenazó con asesinar a un cliente. «Jueputa, le pego su tiro, malparido, de la amenaza comercial yo se la hago física hijueputa», dijo el que ahora tiene posibilidades de ser presidente, y que en una entrevista radiofónica también se declaró seguidor de Adolf Hitler, aunque después difundió que quiso decir Albert Einstein.
En su programa electoral, además de la lucha contra la corrupción, propone recuperar la red pública hospitalaria y orientarla a la prevención, transformar el sistema judicial y reducir el IVA.
Ni un solo diputado
Hernández se presenta como antiestablishment, pero necesitará en un eventual gobierno a liberales, conservadores y a la derecha uribista, también derrotada el domingo, aunque ni el expresidente Álvaro Uribe ni parte de su movimiento dieron su apoyo frontal a Fico.
Hernández no cuenta con un solo miembro del Congreso. Deberá buscar aliados, lo que supone una oportunidad de reciclaje y supervivencia para los partidos tradicionales derrotados el domingo. Representantes del sector más ultraderechista del uribismo ya dieron su apoyo el domingo al candidato populista.