El Gran Reemplazo, la teoría de la conspiración que inspira a asesinos

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Vigilia de oración tras la última masacre en Búfalo (Nueva York).
Vigilia de oración tras la última masacre en Búfalo (Nueva York). BRANDON WATSON | EFE

El autor de la matanza de Búfalo es un supremacista blanco adepto a esta conspiranoia. Alejandro M. Gallo explica en qué consisten estas teorías

23 may 2022 . Actualizado a las 15:21 h.

El pasado 14 de mayo, el joven de 18 años Payton Gendron se puso vestimenta militar, cogió un rifle de asalto, subió a su coche y condujo durante más de tres horas hasta el Tops Friendly Market, un supermercado de un barrio de clase baja, de población predominantemente negra de Búfalo, en el estado de Nueva York. Cuando llegó mató a sangre fría a diez personas mientras lo difundía por Twitch. Lo tenía todo planeado y estuvo días vigilando la zona.

¿Qué le llevó a actuar así? Payton es un seguidor de la teoría conspiranoica del Gran Reemplazo. Antes de perpetrar la masacre dejó escrito un manifiesto de 180 páginas en el que decía: «Soy fascista. El fascismo es la única ideología que unirá a los blancos frente a los reemplazadores. Y sí, me considero un supremacista blanco». Alejandro M. Gallo, filósofo, historiador y comisario en jefe de policía, ha escrito el libro clave para entender estas teorías, Crítica de la razón paranoide: de la locura al genocidio (Reino de Cordelia). El autor explica a La Voz cómo se crean y su importancia en la política internacional. «Aunque sean extravagantes y alocadas, pueden tener consecuencias terribles, ninguna es inocua», afirma. 

Los precedentes

De Breivik a Tarrant. Así se pueden relacionar con la teoría del Gran Reemplazo otros atentados devastadores cometidos por supremacistas blancos, como el de la isla noruega de Utoya, en el 2011, obra de Anders Breivik, que causó 77 muertos; el ataque a dos mezquitas de Christchurch (Nueva Zelanda) en el 2019, protagonizado en el 2019 por Brenton Tarrant, que asesinó a 51 personas; o el que causó Patrick Wood Crusius en un Walmart de Palo Alto (Texas), ese mismo año, con el resultado de 22 muertos. De hecho, Gendron es un declarado admirador de Tarrant y Breivik. Los tres defienden esta teoría y así lo hicieron constar en manifiestos explícitos. 

La más peligrosa ahora

El Gran Reemplazo. Gallo explica que esta teoría defiende que «élites desconocidas están reemplazando a la raza blanca por inmigrantes musulmanes, negros o hispanos. Esta teoría, que tiene como ideólogos a Renaud Camus y a Éric Zemmour, no es nueva, pues se basa en las columnas asentadas por la teoría de la conspiración del Genocidio Blanco mantenida en EE.UU. por grupúsculos neonazis y supremacistas blancos, que fue defendida por David Lane desde 1995». 

¿Tiene alguna base?

Racista y supremacista. «No hay ninguna base ni datos que la avalen, ni investigaciones sociales que apoyen esa creencia. En primer lugar, no existen esas ‘élites misteriosas' que estén sustituyendo por razones desconocidas a la raza blanca por poblaciones de otras razas. Son teorías con una gran carga racista y del supremacismo blanco, que al igual que la teoría del Genocidio Blanco, son el germen de lo que se denomina por parte del FBIterrorismo doméstico', para diferenciarlo del fundamentalista islámico. Un tipo de terrorismo que ha sido la causa de 23 muertes en la matanza de El Paso; 11 en Dayton; 9 en Charleston; 11 en Pittsburgh; 17 en Parkland; 14 en San Bernardino... por mencionar las más significativas. Camus siempre ha negado que esta teoría conduzca al terrorismo, pero los datos y los muertos están ahí y es muy difícil negarlos». 

Influencia

Amplio apoyo de EE.UU. La teoría del Gran Reemplazo no es minoritaria, como se podría creer. El primer ministro húngaro, Viktor Orban, que arrasó en las pasadas elecciones, es un gran defensor de la misma y en sus discursos habla de «hordas invasoras» para referirse a los refugiados y los inmigrantes. El propio Zemmour logró un 7 % en las presidenciales francesas, la mitad de lo que le daban las encuestas, pero aun así logró casi 2,5 millones de votos. Pero más espectacular es el apoyo con que cuenta en Estados Unidos. En diciembre, Associated Press y NORC realizaron una gran encuesta que examinaba ideas conspirativas, incluida la del Gran Reemplazo. Reveló que casi la mitad de los votantes republicanos están de acuerdo, al menos en cierta medida, con la idea de que existe una intención deliberada de «reemplazar» a los estadounidenses nativos con inmigrantes. Entre los demócratas el respaldo superaba el 20 %. Alrededor de 3 de cada 10 estadounidenses en general dijeron que creían que se estaba produciendo un reemplazo deliberado. 

Apoyo en España

Adoptada por Vox. Vox apoya esta teoría de la conspiración. Su vicepresidente y eurodiputado Jorge Buxadé ha sido el más explícito: «Existe una voluntad real en Bruselas de poner en marcha un reemplazo poblacional en Europa». Pero el propio Santiago Abascal también lo ha hecho: «El Plan 2050 es una plan de inmigración masiva y sustitución poblacional que importará varones en edad militar desde África».

Del «virus chino» a las locuras paranoicas de QAnon 

«La teoría de la conspiración de QAnon defiende, con Trump, que existe un Estado Profundo, una élite misteriosa compuesta por políticos demócratas pedófilos y actores libertinos de Hollywood que quieren dominar el mundo o EE.UU.», afirma Gallo. 

Los señalados

Soros y Gates. «George Soros se ha convertido en la personalización de esas ‘élites desconocidas' que supuestamente están conspirando contra la humanidad. Fue señalado en primer lugar por Orban como el gran impulsor de la creación de estructuras supraestatales, del liberalismo social y económico y como impulsor de las ONG de apoyo a los inmigrantes. Y como parece que Soros se nos hace mayor, pues los constructores de conspiraciones le han buscado el relevo y ahora señalan a Bill Gates como el nuevo gran conspirador». 

Herramientas políticas

Derechas e izquierdas. «Durante la pandemia pudimos comprobar cómo Trump hablaba del ‘virus chino'; Maduro del ‘virus colombiano'; sectores del hinduismo en la India cargaban contra la minoría musulmana señalándola como responsable del virus; al mismo tiempo; algunos sectores del mundo islámico señalaban a Israel y los judíos como los responsables; Evo Morales defendió que se trataba de un virus de la guerra química del Ejército de EE.UU; el ultraortodoxo israelí Yaskov Lizman defendió que todo se debía a un castigo divino contra la homosexualidad… Y así podríamos seguir poniendo ejemplos de cómo el conspiracionismo impregna el discurso religioso y el político sin distingos de izquierdas o derechas. Hoy es una herramienta más a utilizar por cualquier político, líder religioso o charlatán que se precie. Su objetivo es sencillo, primero se pasa mucha información o desinformación para que el ciudadano no sepa a qué atenerse y pierda el contacto con la realidad. Luego aparece la retórica política, religiosa o charlatanería para interpretarle la realidad a su manera y construirle un nuevo mundo, al igual que las sectas».

Chivos expiatorios; de las brujas a los judíos y los «enemigos del pueblo» 

«Una teoría de la conspiración se basa en que hay ‘alguien' que mueve los hilos de la historia y de la humanidad entre bambalinas, explica Gallo. «Ese ‘alguien' es el que cambia con los tiempos y/o los territorios», añade.

Así, «durante la Edad Media, fue el diablo en connivencia con las brujas quien conspiraba contra el ser humano; en el nazismo, los judíos contra la raza aria o la humanidad; en el franquismo, los masones y comunistas; el estalinismo, maoísmo y los jemeres rojos crearon el concepto de ‘enemigo del pueblo', cajón de sastre en el que metieron a todo aquel que se opuso a su política; para Silvio Berlusconi, los jueces y los comunistas; para Orban, la invasión de extranjeros…». En todo caso, «los judíos aparecen como los grandes conspiradores desde edad temprana en la Historia», asegura Gallo. 

Caldo de cultivo

Incertidumbre. «Los momentos históricos de incertidumbre y una sociedad menor de edad, infantilizada, con poca capacidad crítica, son propicios para estas teorías. Una de las tesis que mantengo es que toda teoría de la conspiración nace en unas circunstancias sociopolíticas e históricas determinadas y que, una vez superadas, se desplaza —nunca desaparece del todo— desde la centralidad del imaginario colectivo a la franja lunática de la sociedad y queda como conocimiento estigmatizado, superado u olvidado». 

Chivos expiatorios

El poder señala culpables. «Toda teoría de la conspiración lleva aparejada la inclusión de un chivo expiatorio, de ahí que le sirve al poder establecido para señalar al culpable de las desgracias sociales y alejar las críticas hacia los gobernantes y su gestión. Eso ha sido así desde el principio de los tiempos. Un caso lo tenemos con Nerón, cuando acusó a los cristianos de incendiar Roma, señaló al chivo expiatorio, al buco emisario (como decía Karl Mannheim), lo que le permitió señalar al culpable de las desgracias sociales y alejar las críticas de su gestión. Actualmente, el peligro también está en la falta de contacto con la realidad provocado por las nuevas tecnologías, como ya predijo Philip K. Dick en su novela La transmigración de Timothy Archer: ‘Si se puede poner en circulación suficiente desinformación, se puede abolir el contacto con la realidad de todo el mundo, y probablemente también del propio'».