La vicepresidenta segunda intenta reconducir la relación entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón para que su herramienta electoral no fracase
23 may 2022 . Actualizado a las 16:07 h.El fuera de control de Podemos a la hora de registrarse como parte de la coalición Por Andalucía para las elecciones autonómicas de esa comunidad no fue ni un despiste, ni un error de papeleo, ni tampoco una casualidad. Los morados se quedarán oficialmente fuera de la marca liderada por Inmaculada Nieto como consecuencia de las tensas negociaciones que mantuvieron hasta última hora las direcciones de Podemos e Izquierda Unida para repartirse los roles dentro de esta amalgama de fuerzas de la que también forman parte Más País, los Verdes e Iniciativa del Pueblo Andaluz. Un pulso entre Podemos e IU al que asistió Yolanda Díaz como espectadora de excepción y que no se resolvió hasta ocho minutos antes de que expirara el plazo de la Junta Electoral para el registro de coaliciones, por lo que la firma de Podemos y parte de la documentación entró fuera de plazo.
La vicepresidenta segunda del Gobierno fijó las elecciones andaluzas como una especie de laboratorio de pruebas para el proyecto que tiene en mente poner en marcha después del 19 de junio, iniciando «un proceso de escucha» que le llevará por todo el país para sondear posibles apoyos a su herramienta electoral para los comicios generales.
Todas las sensibilidades asumen que la fenesa es la mejor candidata posible, pero también todas quieren marcar territorio con las distintas cuotas que consideran que les corresponde por méritos propios. Tal y como quedó en evidencia en Andalucía, conseguir cuadrar el todavía más complejo puzle estatal para que todos queden medianamente satisfechos, no le resultará sencillo. Sin embargo, desde su entorno consideran que sería capaz de cuadrar el círculo siempre y cuando resuelva el principal nudo: el enfrentamiento entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón.
Los cofundadores de Podemos tienen muchas cuentas pendientes, un asunto enquistado que amenaza con echar por los suelos la anhelada unidad «a la izquierda del PSOE» pretendida por Yolanda Díaz. Aunque Iglesias está oficialmente fuera de la primera línea política, a nadie se le escapa que sigue teniendo algo más que una gran influencia sobre la dirección de Unidas Podemos.
El declive de la marca Podemos
Los morados creen que deben ser los que dominen esa lista encabezada por Díaz Por su parte, Errejón considera que la marca Podemos está poco menos que amortizada, y que tal y como se constató en las autonómicas de Madrid, en donde fueron segunda fuerza, a Más País le correspondería más protagonismo dentro de esa nueva nave electoral que, previsiblemente, capitaneará la gallega.
Las mismas fuentes dentro del Ministerio de Trabajo lo resumen así: «Hay dos señores que se llevan a matar, y uno de ellos tiene un cinturón de explosivos y amenaza con hacer saltar todo por los aires». No ofrecen nombres, pero tampoco cuesta imaginarlos, especialmente tras el distanciamiento entre la vicepresidenta segunda con su excompañero en el Consejo de Ministros.
La ecuación presenta más derivadas, como la desconfianza entre Errejón y Mónica García, líder de la oposición en la Asamblea de Madrid y su candidata a Sol en las últimas elecciones. También el papel que desempeñarían Izquierda Unida y los Verdes, así como las cuotas de las distintas marcas que se acaben sumando al proyecto, como los comunes de Colau en Cataluña o Compromís en la Comunidad Valenciana. Pero también a nivel municipal, como la Marea Atlántica o Compostela Aberta, por citar solo dos casos gallegos.
Preocupación en la Moncloa
Mientras tanto, las alarmas de la Moncloa se han disparado en las últimas semanas. Sánchez y su equipo de confianza son perfectamente conscientes de que su renovación en el poder solo podrá ser posible con una importante aportación de escaños del proyecto liderado por Yolanda Díaz. En la actualidad suman 155 escaños y durante la legislatura se han visto obligados a buscar constantemente apoyos exteriores para aprobar leyes. Las encuestas publicadas en las últimas semanas apuntan a que ambas fuerzas caminan a la baja, aunque en lo que todos coinciden es en pedir precaución con la demoscopia hasta que Díaz sea capaz de deshacer el nudo.