El Parlamento británico investigará si Johnson mintió a la Cámara de los Comunes sobre las fiestas en Downing Street

Juan Francisco Alonso LONDRES / E. LA VOZ

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El primer ministro británico, Boris Johnson, este jueves, durante su visita oficial a la India
El primer ministro británico, Boris Johnson, este jueves, durante su visita oficial a la India DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

Desde finales del 2021 hasta principios de este año, el primer ministro reiteró ante los diputados que no se habían incumplido las restricciones impuestas para frenar la expansión del covid

21 abr 2022 . Actualizado a las 20:18 h.

Las investigaciones por el Partygate se multiplican para Boris Johnson. Cuando aún tiene abierta una en la policía y otra ordenada por él mismo, el primer ministro británico tendrá que enfrentarse ahora a una nueva indagación del Parlamento, que tratará de determinar si el premier mintió a la Cámara de los Comunes cuando, entre finales del 2021 y principios de este año aseguró, en reiteradas ocasiones, que en las fiestas celebradas en Downing Street durante los confinamientos no se violaron las restricciones impuestas por el propio Gobierno para frenar la expansión del covid-19. Unas afirmaciones que quedaron desmentidas por la multa que le impuso Scotland Yard.

La apertura de estas pesquisas fue impulsada por el Partido Laborista y salió adelante este jueves, gracias a que el premier decidió no bloquearla. Pese a que, en un principio, el Gobierno presentó una enmienda para aplazar la votación, posteriormente sorprendió a todos al desistir de sus planes y permitir a los conservadores votar con libertad. «No tengo nada que ocultar». Esta fue la explicación que Johnson dio desde la India, donde se encuentra de viaje oficial, para explicar su decisión.

Sin embargo, la prensa británica especulaba con que la medida buscaba contener el malestar en las filas tories y evitar la humillación de perder otra votación, pese a tener una amplia mayoría en la Cámara de los Comunes.  

Duro debate

La estrategia de Johnson le salvó de una eventual derrota parlamentaria, pero no impidió que saliera a relucir el malestar que hay en su partido por el escándalo. Aunque el grueso de las intervenciones buscaron defenderlo, también se escucharon duras críticas en su contra. «La invasión de un país soberano por parte de un dictador no debería ser razón para que aceptemos gobernantes con bajos estándares morales», soltó William Wragg, desechando la tesis del Ejecutivo y de la cúpula del partido. Por su parte, el exministro del brexit Steve Baker solicitó a Johnson que dimita, pues «el Partygate es una piedra en el zapato que no se irá». No obstante, la sorpresa la dio Anthony Mangnall al anunciar que pedirá someter al mandatario a una moción de no confianza (censura).

La oposición, por su parte, se sumó a los ataques. El líder laborista, Keir Starmer, defendió la investigación diciendo: «El primer ministro se ha puesto en pie ante esta Cámara y ha dicho cosas que no son ciertas, con la seguridad de que no será acusado de mentir. Y también negó que hubiera violado las reglas, cuando sí lo hizo». Entretanto, el portavoz de los nacionalistas escoceses, Ian Blackford, instó a los conservadores a mostrar algo de «fibra moral» y a que dejen de proteger a un «mentiroso». 

Amenaza no inminente

Pese a que la nueva investigación supone un duro golpe para la maltratada imagen del mandatario, la misma no implica una amenaza inmediata. ¿La razón? El proceso que llevará adelante la comisión de la Cámara de los Comunes solo se iniciará después de que Scotland Yard culmine sus pesquisas. Johnson recibió este jueves con alivio el anuncio de la policía de que no suministrará más información al público sobre sus indagaciones hasta después de las próximas elecciones locales, previstas para el 5 de mayo. Unos comicios en los que muchos tories piensan que van a recibir un varapalo.