China se repliega: teme sanciones por su posición ambigua en la guerra de Ucrania

La Voz REDACCIÓN

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SPUTNIK | REUTERS

El gigante petrolero Sinopec paraliza operaciones en Rusia y su mayor productor de crudo y gas en alta mar abandona Occidente

13 abr 2022 . Actualizado a las 23:59 h.

Desde que Rusia inició la guerra en Ucrania, la atención de muchas cancillerías occidentales se ha depositado en Pekín. Occidente vigila con recelo cada paso de China en el marco de este conflicto. Aunque algunos analistas previeron un alineamiento claro del Gobierno de Xi Jinping con el Kremlin, lo cierto es que en las últimas semanas el Ejecutivo chino ha tratado de distanciarse, tanto rechazando un apoyo explícito al régimen de Vladimir Putin como criticando las sanciones de los socios occidentales, que incluyen costosos vetos comerciales, como el embargo al petróleo ruso decretado por Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá. 

Detrás de esta actitud equidistante está la inquietud de Pekín por el futuro de sus multimillonarias inversiones energéticas, repartidas por todo el globo. Tanto es así que su gigante petrolero, Sinopec, suspendió a finales del mes de marzo las negociaciones para participar en una importante inversión de 500 millones de dólares para levantar una planta química de gas junto a Sibur, el mayor productor petroquímico de Rusia, que contaba en su consejo de administración con un miembro (Gennady Timchenko) incluido en la lista de oligarcas castigados por Occidente. Sinopec también cesó sus planes para comercializar gas con Novatek (uno de sus principales accionistas es el banco Sberbank, sancionado) desde Rusia a China, y no es el único.

Desde que comenzó la cascada de sanciones, el Gobierno de Xi Jinping, ha obligado a los tres gigantes energéticos del país (Sinopec, CNPC y China National Offshore Oil Corporation) a evaluar el impacto de dichas sanciones en sus proyectos en marcha y sus planes futuros y deshacerse de inversiones problemáticas. 

 

Advertencias 

¿Por qué tanta prisa? Pekín teme que la onda expansiva acabe alcanzando a sus empresas. Desde Estados Unidos (EE.UU.) ya han enviado varios mensajes amenazantes. El primero de ellos lo lanzó el propio presidente, Joe Biden, quien anticipó «un alto precio a pagar» y «consecuencias» si China apoyaba materialmente a Rusia en Ucrania. Su equipo también anunció que restringirán el acceso de empresas chinas al software estadounidense para fabricar productos si estas desafían las restricciones impuestas en EE.UU. Las advertencias se repitieron una y otra vez y la última en sumarse fue la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, quien se pronunció este miércoles sobre la «relación especial» que mantiene China con Rusia: «Si bien muchos países han tomado una posición unificada contra las acciones de Rusia y muchas empresas han cortado rápida y voluntariamente sus relaciones comerciales con Rusia, algunos países y empresas no lo han hecho», señaló la expresidenta de la Reserva Federal de EE.UU., asegurando que la coalición de países sancionadores «no será indiferente» a las acciones que socaven las sanciones implementadas. Apuntó con el dedo a China, a la que recordó que el mundo no olvidará su actitud cómplice con el Kremlin

Repliegue

Precisamente este miércoles se ha sabido que el mayor productor chino de petróleo y gas en alta mar, China National Offshore Oil Corporation (CNOOC), está haciendo las maletas y prepara su repliegue de Occidente (Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido). Teme no poder seguir operando con libertad y seguridad sin exponerse a sanciones. Según Reuters, la operación salida coincide con sus planes de comprar activos en África y América del Sur. Altos cargos de la compañía se quejaron de que el negocio comenzó a tambalearse cuando la Administración Trump los incluyó en la lista negra de empresas controladas por Pekín, retirándola de la Bolsa de Nueva York en octubre del 2021, veinte años después de su estreno. 

Lejos de cumplir con las normas, las compañías energéticas chinas han optado por buscar fórmulas para sortear las sanciones o huir, dejando atrás sus inversiones. Es lo que ha hecho CNOOC, que produce unos 220.000 barriles de crudo al día en las tres jurisdicciones que abandonará en breve, según Reuters.