Lacalle logra que los uruguayos acepten las polémicas reformas de varias leyes, pero por un estrecho margen
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El país está divido prácticamente por la mitad, por lo que los principales políticos apelan a la responsabilidad democrática para no agitar a la población
29 mar 2022 . Actualizado a las 09:00 h.El equilibrio de fuerzas en Uruguay apenas se ha movido en los últimos dos años. Esa es la principal conclusión del referendo celebrado el domingo en el país, en el que los ciudadanos decidieron, por escaso margen, apoyar 135 polémicas medidas introducidas por el Gobierno del centroderechista Luis Lacalle Pou poco después de llegar al poder, en marzo del 2020. «Etapa superada. Mañana seguimos con el mismo optimismo y las mismas ganas, con una coalición que ha mostrado firmeza en la adversidad», señaló el presidente.
El triunfo en las urnas refuerza a la alianza de partidos del Gobierno, que abarca formaciones de centro y derecha, pero el estrecho resultado podría hacer replantearse al Ejecutivo la profundidad de futuras reformas. Una victoria más clara habría favorecido la adopción de medidas más rupturistas en la segunda mitad del mandato de Lacalle. El no a la derogación de las leyes más los votos en blanco, que se suman en Uruguay a la opción del rechazo, contabilizaron apenas el 51,15 % de los sufragios. 22.000 papeletas menos registró la opción del sí.
Es un resultado muy ajustado y muy similar al que se produjo en la segunda vuelta de las presidenciales del 2019, cuando Lacalle ganó, por apenas 37.000 votos, al izquierdista Daniel Martínez, del Frente Amplio (FA), que había gobernado durante tres lustros.
«El Gobierno recibió un cimbronazo», dijo Fernando Pereira, presidente del FA. La formación progresista había apoyado a los sindicatos en sus críticas a las 135 medidas de Lacalle, parte de un compendio legislativo mayor, de 476 artículos, al considerar que esas reglas limitan el derecho a huelga, suponen perjuicio para la ciudadanía, en puntos como la habilitación de desalojos exprés, y además pueden suponer un aumento de la corrupción estatal.
El país está dividido, como ya se vio en el 2019, pero los principales políticos apelaron ayer a la responsabilidad democrática para no agitar las aguas. «Una vez más para el mundo, el Uruguay va a las urnas, decide pacíficamente, y sigue adelante como República», señaló Lacalle. «No hay un país dividido», sino «un solo país», recalcó Pereira, asegurando que «no puede ser un pecado» opinar distinto.
Lacalle inicia en unas semanas la segunda mitad de su mandato, y muchos empiezan a mirar ya a finales del 2024, cuando se celebrarán las presidenciales que, a juzgar por el resultado del domingo, podrían volver a tener que decidirse por photo finish.