¿Quiénes están detrás de la huelga del transporte?

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Óscar Vázquez

Los convocantes del paro están agrupados en una plataforma minoritaria y sin representación en la mesa de diálogo del sector con la Administración, y sobre ellos sobrevuela la sombra de Vox, que ya ha reivindicado su «apoyo directo» a los huelguistas

18 mar 2022 . Actualizado a las 16:05 h.

Lineales de supermercados vacíos, lonjas con toneladas de pescado a punto de pudrirse, industrias paradas y obras que han tenido que hacer un paréntesis... Esas son algunas de las escenas que ha dejado tras de sí el terremoto provocado por la huelga del transporte. Pero, ¿quiénes se encuentran detrás de esta movilización? ¿Cuáles son sus aspiraciones? Estas son las principales claves para entender la huelga del transporte:

¿Quiénes la convocan?

Detrás de este paro se encuentra la Plataforma en Defensa del Sector de Transporte de Mercancías por Carretera Nacional e Internacional. Se trata de una asociación minoritaria y sin representación en la mesa de diálogo del sector con la Administración. A pesar de todo, han demostrado ser muy activos y estar bien organizados, puesto que pequeños grupos de piquetes han conseguido paralizar parte de la economía de todo el país.

La huelga actual arrancó su camino el pasado 5 de marzo, cuando la plataforma convocó una asamblea en el Palacio Vistalegre de Madrid en la que se acordó poner en marcha un paro indefinido. En vísperas de Navidad, las grandes asociaciones del transporte de España habían amagado con convocar un parón que paralizaría la economía en una de las épocas de mayor consumo del año. En el último minuto, consiguieron llegar a un acuerdo con el Ministerio de Transportes y optaron por desconvocar el paro. ¿Tienen algo de relación con los convocantes de ahora? La realidad es que no. Los convocantes de entonces eran las plataformas que sí cuentan con representación dentro de la mesa de diálogo con el Gobierno. 

De hecho, tal y como explica la propia plataforma en su página web, ellos nacieron en el 2007, cuando transportistas gallegos y albaceteños comenzaron a movilizarse al margen de las asociaciones mayoritarias —integradas en el Comité Nacional del Transporte e interlocutor oficial del sector—: «Nuestro objetivo era que se pusieran manos a la obra y retomaran la defensa del sector que ya entonces iba sufriendo importantes deterioros», explican.

Tal y como aseguran, estas asociaciones no se sentían cómodas teniendo detrás la presión del grupo de transportistas que formaban parte de la plataforma: «Solamente pretendíamos dar un toque de atención a los directivos que hacían cabeza en esas asociaciones, para que cumplieran con su cometido, ya que era ese el motivo de su existencia, porque por razones que no se explicaban ni se entendían, traían un comportamiento tibio y pasivo ante la administración y los cargadores frente a la defensa de los intereses de los transportistas».

Es una plataforma que, a pesar de no tener una representación mayoritaria, son capaces de organizarse para hacer mucho ruido. De hecho, en el 2008 participaron en la huelga que bloqueó gran parte de las carreteras de acceso a Madrid.

¿A quién representan?

Ellos mismos aseguran representar a las medianas y pequeñas empresas, que suponen el 85 % del sector. 

 ¿Qué piden?

En el comunicado que emitieron a principios del mes de marzo para anunciar la convocatoria del paro aseguraban que el 90 % de las empresas de transporte (medianas y pequeñas) se encuentran en una situación económica de quiebra total: «Al igual que las condiciones laborales son de total precariedad en todos los sentidos. Consecuencias que pagan de manera directa todos los conductores asalariados a los cuales defenderemos en las demandas exigidas». 

El detonante final de la huelga ha sido la subida del precio de los combustibles, que ha disparado su precio a causa de la invasión de Ucrania. Pero esto es solo la punta del iceberg. 

El pasado 1 de marzo, el Ejecutivo de Sánchez aprobó un Real Decreto-Ley con algunas de las demandas que puso sobre la mesa en diciembre el Comité Nacional de Transporte por Carretera (CNTC) —el órgano que representa al sector ante la administración—. Pero la plataforma convocante se ha plantado y aseguran que este texto es insuficiente. Aseguran que no resuelve los problemas de base del sector y solo beneficia a las grandes empresas del transporte. 

En este sentido, piden que se prohíba la contratación de servicios de transporte por debajo de los costes de explotación, que se limite la intermediación en los contratos a un solo contratista. Pero también que se prohíba, por ley, que el conductor sea el encargado de la carga y descarga (una cuestión que quedó algo diluida en el texto aprobado por el Gobierno); y que se considere su profesión de alto riesgo y les permitan jubilarse a los 60.

¿Qué dicen las grandes patronales?

El paro ha topado con el muro de las grandes patronales como CETM, Fenadismer o Astic, con representación en el comité nacional, que pactó con Transportes en diciembre una serie de medidas para mejorar el sector. A pesar de la escalada en la que vive inmerso el combustible, todas consideran que no es el momento de secundar un paro de transportes. Y mucho menos si se hace con carácter indefinido y «sin objetivos claros de ningún tipo». Critican a sus compañeros que su acción solo servirá para desestabilizar aún más la complicada situación que atraviesa el sector.

También tienen dudas sobre quién ha espoleado a tantos transportistas en tan poco tiempo: «No teníamos ni idea de que esta gente iba a llegar tan lejos en solo cinco días. Pensábamos que no iban a tener repercusión porque no tienen representatividad en el Comité Nacional de Transportes por Carretera. Se renovó en enero y ellos no se presentaron. Si existían, eran mucho más pequeños que ahora», señalan desde Astic. 

¿Y el Gobierno?

La distancia entre el Gobierno y los convocantes ya era importante al arranque de la movilización. Pero ahora, las posturas están a un abismo. La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, se ha mostrado muy crítica y categórica con los piquetes. Estos días ha insistido en pedir calma y no legitimar las actuaciones violentas de «grupos de ultraderecha» que «están intentando someter a este país, que están sustituyendo la palabra por los palos, las piedras y los clavos»

La sombra de la ultraderecha

El Gobierno ha sido muy crítico desde el principio y ha denunciado que ve claros elementos de ultraderecha en los actos violentos que están protagonizando los piquetes. «Podemos ver las declaraciones de miembros de la ultraderecha, que apoyan los actos, el boicot, que llaman a manifestarse este sábado», indicó Raquel Sánchez, refiriéndose a la manifestación convocada por el sindicato de Vox este 19 de marzo.

También incidió en esto la ministra portavoz, Isabel Rodríguez, que aseguró que los paros son «un boicot alentado desde las posiciones violentas, de odio, de la extrema derecha, de la ultraderecha. Nada tiene que ver con el derecho a huelga, pero sí con problemas que además están generando desabastecimiento de algunos productos». 

En las últimos días también se han sucedido los mensajes en las redes sociales con consignas de apoyo a la huelga y al partido de Abascal.

Desde Vox tampoco han querido desvincularse y este mismo viernes, el portavoz de la formación en la Comisión de Presidencia, Administración Pública e Interior, Benito Morillo, reivindicaba el «apoyo directo de Vox» a los convocantes del transporte: «Un sector estratégico que abasteció a nuestros hogares en la peor época de la pandemia, mientras estábamos encerrados por un estado de alarma ilegal por parte del Gobierno de Sánchez». 

Y la formación de Abascal fue un paso más allá al instar a aprobar «hoy mismo» una rebaja fiscal que alivie al sector del transporte y a todos los españoles. 

¿Cuánto durará?

La huelga arrancó el pasado lunes 14 de marzo y su duración es indefinida. Es decir, los convocantes aseguran que mantendrán el pulso hasta que el Gobierno de Sánchez escuche y cumpla con las demandas que persiguen. De hecho, este mismo jueves desde la página web de la plataforma convocante aseguraban que «debido al abandono que se transmite desde la administración hacia miles y miles de familias del transporte» seguirán con el paro de manera indefinida.