Un peronismo dividido aborda en el Congreso la refinanciación de la deuda
07 mar 2022 . Actualizado a las 08:43 h.Se avecina tormenta en el oficialismo argentino. El Gobierno de Alberto Fernández firmó este jueves el pacto de refinanciación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), un texto que ahora irá al Congreso, donde se prevé una división del peronismo. «No será un voto unificado», confirmó ayer la senadora Anabel Fernández Sagasti, portavoz de la Cámpora, el ala más izquierdista del oficialismo, liderada por Máximo Kirchner, hijo de la vicepresidenta, Cristina Fernández Kirchner, que lleva ya meses marcando distancia del Gobierno nacional, especialmente después de la dura derrota del peronismo en las legislativas de finales de año.
La división es patente. Unas horas después de la firma del pacto, los representantes de la Cámpora tuitearon un vídeo mostrando su rechazo a lo acordado, basado en un discurso de Máximo Kirchner. «El FMI ha actuado como promotor y vehículo de políticas que provocaron pobreza y dolor en el pueblo argentino», expuso el mensaje.
El Gobierno necesita el apoyo en bloque del oficialismo y de una parte de la oposición para lograr su objetivo de aprobar el acuerdo en el legislativo antes del 20 de marzo, para así poder acceder a financiación básica para abonar un vencimiento de 2.800 millones de dólares dos días después.
Nadie en Argentina las tiene todas consigo. «Cristina y Alberto, lo peor está por venir», rezaba ayer una editorial del diario argentino Clarín. «La vice quiere dejar en claro que le enoja el acuerdo y el presidente quiere usarlo para despegarse de la vice», añadió el editor, Ricardo Roa. Varios legisladores de la coalición oficialista han apelado a la unidad, pero parece difícil que se dé ahora, a apenas año y medio de las próximas elecciones presidenciales.
Hay un sector del peronismo que quiere distanciarse de la gestión del presidente Fernández para poder tener opciones si las cosas le van mal al Gobierno. Las diferencias son cada vez más evidentes. El martes, durante la apertura de sesiones del Congreso, Cristina Fernández escenificó su descontento, esforzándose por aparecer con gesto de enfado junto al presidente.
Tampoco en la oposición hay unanimidad con respecto al acuerdo con el FMI, aunque sí se espera que un sector apoye el pacto para evitar una suspensión de pagos que dejaría muy tocado al país.
Fue el expresidente Mauricio Macri quien firmó, en el 2018, un pacto con la institución con sede en Washington para recibir un préstamo por valor de 45.000 millones de dólares. Si el país cae en suspensión de pagos, la ahora oposición, que tiene el viento a favor de cara al 2023, podría ser también el foco de críticas.
«Lo que está claro es que el acuerdo no es bueno para la Argentina. Patea todo hacia adelante. Deja todo para el Gobierno que venga», criticó Diego Santilli, diputado del macrista Juntos por el Cambio, principal formación de la oposición, puntualizando, eso sí, que el país «de ninguna manera puede caer en suspensión de pagos».
Argentina pactó con el FMI una refinanciación de la deuda a diez años, con cuatro años de gracia, en los que la institución con sede en Washington abonará los sucesivos vencimientos a los que tendría que hacer frente Buenos Aires.
A cambio, Argentina se compromete a alcanzar un déficit primario del 2,5 % del PIB en el 2022 y reducirlo hasta el 0,9 % en el 2024, algo que, aunque el Gobierno lo matice, supondrá ajustes, algunos en partidas controvertidas, y que también podría traducirse en subidas de impuestos.
Fernández fía su plan al crecimiento económico proyectado para el país en los próximos tres años. De no cumplirse sus previsiones, tendrá que aprobar medidas adicionales para cumplir lo pactado con el FMI, en un contexto de división política y sin apoyo de parte de sus aliados.