Casado: «¿Si Sánchez no maneja ni su Gobierno, cómo va a manejar el país?»

Francisco Balado Fontenla
Fran Balado MADRID | LA VOZ

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Pablo Casado en una imagen de archivo
Pablo Casado en una imagen de archivo JESUS MONROY | Efe

La Moncloa busca desinflar la polémica sobre Garzón y ordena a sus ministros mantener un perfil bajo

13 ene 2022 . Actualizado a las 22:44 h.

Comentaba uno de los asesores de Feijoo durante su breve etapa en la oposición que era incluso más importante hacer ver a la ciudadanía que el bipartito estaba dividido, que el hecho de que lo estuviera. 15 años más tarde, Casado parece estar aplicando esa misma estrategia que sirvió al de Os Peares para llegar al poder. El actual líder del PP no solo apunta a la división dentro del Ejecutivo, sino que destaca que su presidente no tiene el control de buena parte de las carteras.

«Tenemos al presidente más débil de la democracia; no manda», aseguró a su paso ayer por los platós de Antena 3, intentando poner el foco sobre la nula capacidad de Sánchez para ejercer su mando sobre los ministros de Unidas Podemos. Pese a que la Constitución reserva al presidente plenos poderes para nombrar y cesar a su antojo a los integrantes de su Gobierno, en la Moncloa son totalmente conscientes, y así lo reconocen, de que tocar a uno de los ministros de UP supondría el fin de la legislatura.

«Claramente se ve que Sánchez es un presidente de un Gobierno dividido y que no manda. Y por tanto, es débil», insistió el jefe de la oposición en sus ataques a un dirigente socialista sobre el que lamentó que «no sea capaz de cesar a sus ministros». «Si no maneja ni su Gobierno, ¿cómo va a manejar el país?», ironizó. Casado aprovechó las recientes declaraciones sobre la industria cárnica de Alberto Garzón para desplegar sus ataques, e insistió no solo en exigir su cese, sino en la «supresión de un ministerio (Consumo) que no vale para nada y que hasta ahora había sido una dirección general».

¿Quién manda en UP?

Dentro del cierto equilibrio que debía guardar entre las distintas familias que conforman UP, Iglesias disponía de poderes para nombrar y cesar a los responsables de sus carteras. En la actualidad ese papel corresponde supuestamente a Díaz, aunque la vicepresidenta segunda tampoco cuente con un control real. Iglesias, aunque oficialmente fuera de la política, sigue teniendo mucho que decir. Garzón exigió un ministerio como máximo representante de IU para no hacer saltar por los aires el pacto de los botellines. Ada Colau es la que designa al ministro de Universidades, la cartera de los comunes. Y Yolanda Díaz se encuentra en un limbo, porque hasta hace no tanto respondía ante Iglesias, del que disfrutaba de su plena confianza y quien la escogió pese a militar en IU, pero tras su marcha fue señalada por este para coordinar el grupo. Sin embargo, su control es más simbólico que real, ya que no tiene ningún tipo de peso orgánico en ninguna de las estructuras que conforman UP. Hasta la fecha, los dos miembros de UP que han causado baja en el Consejo de Ministros lo han hecho por iniciativa propia. El mismo Iglesias, para presentarse como candidato en Madrid, y más recientemente Manuel Castells, remplazado por Subirats tras un sencillo acuerdo entre Díaz y Colau, con la que mantiene una excelente relación y a la que ya ha captado para participar en esa nueva plataforma política que pretende liderar para las próximas elecciones generales, en principio, para el 2023.

Feijoo y el fuego amigo

Desde Santiago, Feijoo dio continuidad a los ataques de Casado. Tras lamentar que el presidente del Gobierno «no manda», cargó contra las controvertidas declaraciones de Garzón, pero poniendo el acento en el fuego amigo que el ministro de Consumo recibió en los últimos días: «Los compañeros critican de forma despiadada a otro miembro del Gobierno», expuso el titular de la Xunta, en referencia al «blindado» Alberto Garzón.

En el PP consideran que la primera parte de la precampaña de las elecciones de Castilla y León fijadas para el 13 de febrero se las ha puesto en bandeja de plata el gobierno de coalición con esta polémica, por lo que buscan seguir alimentándola. Todo lo contrario que en el PSOE, en donde los altos cargos recibieron órdenes para cesar las hostilidades contra Garzón. Alto el fuego.