El enrevesado caso de la tarta gay: La Justicia europea lo ve inadmisible

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN

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La corte de Derechos Humanos de Estrasburgo rechaza la demanda de un activista homosexual que denunció a una pastelería hace siete años por negarse a hacer una tarta con un lema de apoyo al matrimonio gay

06 ene 2022 . Actualizado a las 17:32 h.

Nunca un simple tarta había sido objeto de una tan ardua y extensa batalla legal que, después de algo más de siete años, todavía no tiene fin. Pero, aunque sus ingredientes son los convencionales, el pastel no era como cualquier otro. Debía llevar una imagen con la figura de Epi y Blas, los conocidos muñecos de los teleñecos, y, en la parte superior, una frase: «Apoya al matrimonio gay».

Fue el encargo que el activista de los derechos de los homosexuales Gareth Lee realizó en julio del 2014 a una pastelería familiar de Belfast, Asher's Bakery. Pero sus propietarios, una familia cristiana, se negaron a la petición. Suficiente para que Lee decidiera demandarlos por una supuesta discriminación hacia su orientación social y hacia sus creencias políticas.

Ahí fue cuando empezó un largo litigio que, tras sucesivas decisiones a favor y en contra de las partes en litigio, acabó llegando al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en Estrasburgo, que acaba de dictaminar que el caso es «inadmisible». El órgano judicial no entró a debatir la disputa, sino que se limitó a fallar que el recurso presentado por Lee no había agotado todas las vías judiciales existentes en el Reino Unido. O, lo que es lo mismo, que para que la demanda se admitiera a trámite tendría que haber pasado por todas las instancias a nivel nacional. Y no lo hizo.

El activista gay no aludió a la Convención Europea de Derechos Humanos a la hora de dirigirse a las diferentes instancias nacionales, una cuestión indispensable para que el Tribunal Superior de Derechos Humanos pudiera pronunciarse sobre el caso. Así que el largo litigio aún le queda algún que otro capítulo.

«Al basarse únicamente en el derecho interno, el demandante privó a los tribunales nacionales de la oportunidad de abordar cualquier cuestión planteada por la Convención y, en cambio, pidió al tribunal que usurpara el papel de los tribunales nacionales», expone el nuevo fallo judicial, que considera que al no agotarse todos los recursos internos, la solicitud es «inadmisible». 

«Estoy muy frustrado porque los problemas centrales no se analizaron y no se resolvieron de manera justa debido a un tecnicismo», lamentó Gareth Lee en declaraciones recogidas por la BBC tras darse a conocer el fallo. «Todo el mundo tiene libertad de expresión y debe aplicarse por igual a las personas lesbianas, gais, bisexuales y trans», añadió.

El caso había comenzado en julio del 2014, con la primera demanda presentada por Lee ante la justicia ordinaria, que en primera instancia le había dado la razón. La pastelería Ashers, por su parte, argumentó que había rechazado el encargo no porque quien se lo pidió fuera homosexual, sino porque les había solicitado algo que iba en contra de sus creencias religiosas cristianas.

El mismo pronunciamiento de la sentencia inicial, en contra de los intereses de la pastelería, fue ratificado por otros fallos posteriores de la justicia ordinaria, hasta que los dueños del negocio decidieron llevar el caso al Tribunal Supremo del Reino Unido. Y ahí fue cuando se dieron vueltas las tornas.

El Supremo británico dictaminó en el 2018 que los pasteleros no eran culpables de un delito de discriminación y aceptaron los argumentos de los reposteros por considerar que no se habían negado a prestar el servicio al demandante por ser homosexual, sino que habían mostrado objeciones respecto al mensaje, con el que no estaban de acuerdo por sus creencias religiosas.

 De hecho, la decisión del tribunal europeo fue acogida con satisfacción por la Alianza Evangélica, una organización cristiana que apoyó a Ashers en la defensa contra la denuncia de discriminación. «Este caso trataba sobre la libertad de conciencia, expresión y creencias, y de si alguien podría verse obligado a crear un mensaje con el que no estuviera de acuerdo», dijo el director de la alianza, Peter Lynas. «El fallo de hoy protege a todos del discurso obligado», añadió.