Xi Jinping reescribe la historia de China para consolidar su poder

maría puerto PEKÍN / E. LA VOZ

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Discurso televisado de Xi Jinping, presidente de China.
Discurso televisado de Xi Jinping, presidente de China.

El pleno del comité del PCCh aprobará la tercera resolución de este tipo en cien años, tras las que encubrieron a Mao y Deng

09 nov 2021 . Actualizado a las 09:10 h.

La élite política china celebra la sexta sesión plenaria del XIX Comité Central del Partido Comunista (PCCh), es el encuentro político más importante del año y tiene un objetivo importante: revisar la historia del país y los logros del partido.

A pesar de que se celebra a puerta cerrada y la resolución final no se hará pública hasta el jueves, nadie duda que encumbrará la figura del actual presidente Xi Jinping. El objetivo es reforzar su liderazgo y allanar el camino para que en el congreso del próximo año revalide su cargo por un tercer mandato y sin sucesor a la vista. Muchos analistas creen que se puede perpetuar en el poder hasta su muerte como Mao.

El documento que voten los 370 miembros del plenario reescribirá la historia del PCCh. Debe resumir los principales logros alcanzados, subrayar las lecciones aprendidas y orientar las políticas de futuro. En sus cien años de vida solo se han aprobado dos informes parecidos.

En 1945 una reunión consolidó el pensamiento de Mao y su control al frente del partido. En 1981, casi cuarenta años después, Deng Xiaoping impulsaba las reformas económicas y ajustaba cuentas con la revolución cultural. A pesar de la crítica a un período sangriento y caótico, salvaba la figura de Mao y achacaba la culpa a sus colaboradores. Las revisiones históricas sirvieron para que Mao se convirtiera en el modernizador del país y en la figura que lo alejó de la influencia de la URSS. La historia otorga a Deng el papel de padre de la apertura económica y del enriquecimiento del país. 

Fijar la figura del líder

Ahora falta ver cómo se fijará la figura de Xi Jinping en la historia oficial de China y del partido. Seguramente su papel es convertir al gigante asiático en una nación poderosa poniendo al Partido Comunista en el centro del poder y de la sociedad. Xi, con casi un poder absoluto, ya es el centro del PCCh.

Desde que fue elegido para el cargo en el congreso del 2012, Xi ha ido centralizando el poder en su persona.  En el 2016 se aprobó declarar su liderazgo como núcleo del partido e incluirlo en los estatutos. En el 2018 se reformó la constitución para eliminar el límite de dos mandatos que sus predecesores, Jiang Zemin y Hu Jintao, habían respetado para preparar su permanencia como presidente.

La resolución se adoptará en un año clave en que se ha celebrado con grandes fastos el centenario del PCCh y colocará el nombre de Xi al mismo nivel en la historia que Mao o Deng.

En los medios de comunicación estatales se ha ensalzado sin rubor la figura de Xi Jinping a la que se califica, además de presidente y secretario del partido, de «líder del pueblo». Algunos comentarios han llegado casi al ridículo. En las páginas del Diario del Pueblo se ha destacado que Xi es «una bendición para el partido, el país, el pueblo y la nación». La agencia de noticias Xinhua ha destacado que «está dispuesto a trabajar sin descanso» y para recalcarlo no ha dudado en tuitear que «Xi Jinping visita a menudo granjas, casas de agricultores ... e incluso inspecciona pocilgas y baños para obtener información de primera mano sobre los medios de vida de las personas». 

En las semanas y meses anteriores al plenario se han producido numerosos cambios con relevos y nombramientos de las direcciones del partido a nivel provincial. También se han visto algunos movimientos que parecen destinados a neutralizar posibles disidencias. Uno de los más relevantes ha sido la expulsión del partido del ex viceministro de Seguridad Pública Sun Lijun, acusado de delitos que podrían sugerir una conspiración, junto con la detención del exministro de Justicia Fu Zhenghua.