Consenso y compromiso entre los 200 países presentes en la inauguración de la Cumbre del Clima
02 nov 2021 . Actualizado a las 09:52 h.Las películas de James Bond suelen tener en común una escena: el famoso espía tratando desesperadamente de averiguar de qué cable tirar para desactivar una bomba. Es el ejemplo que ha usado el primer ministro británico, Boris Johnson para ilustrar cómo va la lucha contra el cambio climático: «Hoy estamos en la misma posición que Bond, solo que esto no es una película». Así ha inaugurado el mandatario la Cumbre del Clima número 26, de la que es anfitrión. La escocesa ciudad de Glasgow será el escenario donde la comunidad internacional revisará durante los próximos días los progresos desde el Acuerdo de París del 2015 y buscará otros nuevos.
«Si fracasamos, nuestros hijos no nos perdonarán. Nos juzgarán con amargura, y tendrán razón», dijo Johnson a los 120 jefes de Estado y Gobierno que estarán reunidos hasta mañana. Las posiciones empezaron a fijarse dos días antes, en Roma. La reunión del G20, que agrupa a los países que acumulan el 80 % de la riqueza mundial, se saldó con el acuerdo de limitar el calentamiento global en 1,5 grados. Más allá de eso, sus miembros salieron de allí con una postura común que defender en Glasgow. Reino Unido, anfitrión, quiere cobrar protagonismo en la lucha climática. Entre los objetivos anunciados por el primer ministro británico: cerrar las centrales de hidrocarburos, eliminar el uso de automóviles de combustión en el 2035, poner fin a la industria térmica de carbón antes del 2040 y revertir la deforestación.
La Unión Europea, por su parte, ya ha asumido el papel de líder mundial en el cambio de rumbo del planeta. En ese camino está España. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciaba ayer en la misma cumbre que nuestro país destinará 1.350 millones de euros anuales al fondo del clima. Una meta que no se empezará a cumplir hasta el 2025. Sánchez fue el primero de los líderes asistentes en intervenir ante el plenario y lanzó un mensaje a la comunidad internacional pidiendo mayores aspiraciones.
En la misma tónica está el líder del segundo país que más gases de efectos invernadero emite a la atmósfera. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, pidió que la cumbre de Glasgow sea «el punto de partida de una década de ambición». Tras la salida de Donald Trump de la Casa Blanca, Biden quiere recuperar un sitio en la agenda climática y ya se ha comprometido a recortar las emisiones contaminantes hasta un 53 % en el 2030. El estadounidense hizo hincapié en que el cambio climático «no es algo hipotético», sino que afecta ya a las vidas de muchas personas cada día, también en su propio país, en forma de incendios descontrolados, inundaciones o sequías. «Ninguno de nosotros puede escapar a lo peor de lo que está por venir si no conseguimos aprovechar este momento», subrayó en su discurso.
«Basta ya»
El secretario general de la ONU, António Guterres, llegó a la cumbre para advertir a los participantes que el tiempo del cambio climático se agota: «Es el momento de decir basta. Basta de brutalizar la biodiversidad, basta de matarnos a nosotros mismos con carbono, basta de tratar a la naturaleza como una letrina y de cavar nuestra propia tumba». Guterres llamó a acabar con «nuestra adicción a los combustibles fósiles, que está llevando a la humanidad al límite».
Entre los que escuchaban este mensaje había ausencias. Los representantes de China y Rusia, países que ostentan el primer y cuarto puesto como emisores de CO2, no estuvieron presentes en la inauguración de la cumbre. Vladimir Putin, presidente ruso, hizo un anuncio previo: pretende alcanzar las cero emisiones en el 2060. Justo diez años después de lo que pide la ONU.
Por su parte, Xi Jinping, el principal mandatario del país asiático, utilizó una declaración escrita para dirigirse al resto de naciones, pero no incluyó nuevos compromisos climáticos. Tan solo una petición: que los países ricos hagan más por ayudar a los pobres.