La alternativa a Champix se agota: sin medicamentos para dejar de fumar
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Tras la retirada del fármaco de Pfizer, hay desabastecimiento del resto
01 nov 2021 . Actualizado a las 14:47 h.El pasado junio, la farmacéutica Pfizer paró en seco la distribución de Champix, el principal medicamento para dejar de fumar. La razón: investigar la presencia en el fármaco de una sustancia carcinógena, las nitrosaminas. El laboratorio incluso se vio obligado a retirar varios lotes en los que se superaban los niveles permitidos de esa impureza. Desde entonces, tanto quien se encontraba en tratamiento, como quien quería iniciarlo, tenían una única alternativa cubierta por la financiación pública del Sistema Nacional de Salud. El Bupropión es otro medicamento que ayuda a abandonar un hábito que dispara hasta 30 veces el riesgo de padecer cáncer de pulmón. Sin embargo, las sociedades médicas están alertando de su desabastecimiento.
En cuanto Pfizer paralizó la distribución del Champix, la Agencia Española del Medicamento (AEMPS) no tardó en pronunciarse. Primero, avisó de la retirada preventiva de tres lotes en nuestro país, que ya se encontraban en los almacenes mayoristas y oficinas de farmacia. Empezar con él nuevos tratamientos para dejar el tabaco estaba desaconsejado, porque no se sabía cuando habría suministro disponible. Aunque la situación, decía por aquel entonces la AEMPS, no debería alargarse más allá de septiembre. No pasó tal cosa, más bien al contrario. A finales de ese mes, la agencia comunicaba que aunque no se había identificado ningún riesgo inmediato en los pacientes tratados con Champix, la evaluación europea rebajaba los límites de nitrosaminas considerados admisibles, lo que implicaba retirar todavía más lotes. En definitiva, su eliminación del mercado español era, y es, indefinida.
Los decididos a dejar de fumar ya llevaban meses con otros tratamientos. La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) recomendó dos alternativas: la terapia sustitutiva con nicotina u otro fármaco, el Bupropión. Este último se aprobó originalmente como antidepresivo. Actúa estimulando la liberación de dos sustancias químicas en el cerebro. Una de ellas, la conocida dopamina, que actúa, entre otras cosas, en la recompensa ante estímulos placenteros. El problema es que se está agotando. Así lo denuncian varias sociedades médicas y de pacientes, entre ellas, la Federación Española de Pacientes Alérgicos y con Enfermedades Respiratorias (Fenaer). Su presidente, Mariano Pastor, es tajante: «Quien ahora mismo quiera dejar de fumar no tiene alternativa financiada por el sistema». Explica que, normalmente, los fumadores que se decidían a dejarlo iniciaban un tratamiento con Champix o Bupropión, según el médico considerase. La segunda de ellas se convirtió en la principal alternativa: «Pero es que ahora no hay ni una, ni la otra».
¿Qué opciones quedan?
Aunque la opción farmacológica es efectiva, hay otras armas para combatir el hábito. De hecho, Separ recomienda como primera elección la utilización de terapias sustitutivas con nicotina. Una alternativa que existe en forma de chicles, parches o incluso espray bucal. Los estudios demuestran que duplican las posibilidades de éxito en los intentos de dejar de fumar, en comparación al placebo. Además, son seguros y no tienen contraindicaciones.
El problema es que su uso no está financiado por el sistema público. Algo intolerable para el doctor Carlos Jiménez: «Las incidencias no pueden dejar desatendidos a los pacientes fumadores que desean dejarlo y que, para conseguirlo, necesitan tratamiento». Por eso, desde Separ y Fenaer reclaman al Ministerio de Sanidad que la cantidad que se estaba destinando a financiar los fármacos que ya no están disponibles, se destine a los tratamientos con nicotina, que han demostrado ser «eficaces y seguros».