El Banco de España enfría la euforia del Gobierno sobre el crecimiento del PIB

A. BALSEIRO, C. ALBA MADRID / LA VOZ / COLPISA

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Marcial Guillén | Efe

Hernández de Cos alerta de una próxima «revisión significativa a la baja»

25 oct 2021 . Actualizado a las 21:12 h.

Crece el coro de instituciones y expertos que enfrían el optimismo del Gobierno sobre la fortaleza de la recuperación económica en la que se asienta el diseño de las cuentas públicas del 2022 y, en consecuencia, la previsión de ingresos, después de que el INE rebajara sustancialmente el avance del segundo trimestre (del 2,8 % al 1,1 %). Si la semana pasada fue el servicio de estudios del BBVA el último en asestar un recorte de más de un punto a su última previsión de crecimiento, tanto para este año como para el que viene, este lunes fue el Banco de España el que habló de una «revisión significativa a la baja».

El consenso de los expertos ya ha recortado medio punto la expectativa de crecimiento del PIB, que el Gobierno mantiene intacta. Durante su comparecencia ante la comisión de Presupuestos de la Cámara Baja, ante la que evaluó las nuevas cuentas del Ejecutivo, el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, avanzó que, aunque sus últimas estimaciones situaban el avance del PIB en el 6,3 % para este año y en un 5,9 % el que viene, las revisará a la baja (a finales de año), por el frenazo del segundo trimestre.

De hecho, en su intervención destacó los «riesgos a la baja» que están pesando en ese menor crecimiento de la economía, entre ellos, la subida de la inflación, a caballo de los precios de la energía, o el desajuste entre oferta y demanda —tensión entre un apetito creciente por consumir y una oferta restringida por los cuellos de botella de la cadena de suministros a nivel global—.

Este escenario, según el gobernador, «podría redundar en un menor dinamismo de las bases impositivas». Es decir, que la recaudación de impuestos, en la que el Ministerio de Hacienda espera un crecimiento del 8,1 % (hasta los 232.352 millones de euros), podría ser inferior que la proyectada en los Presupuestos, que iniciaron su tramitación parlamentaria hace apenas dos semanas.

En concreto, Hernández de Cos se detuvo en el caso de la luz, explicando que una subida mantenida del 10 % en la factura energética durante un período de dos o tres años se traduce en una merma de dos o tres décimas en el crecimiento del PIB, En este sentido, aseveró que la escalada inflacionista —cabe recordar que los precios subieron un 4 % interanual en septiembre— es «un factor con capacidad de afectar de forma adversa» a las perspectivas de crecimiento de la economía. Matizó que el riesgo de la subida de la inflación es temporal, pero que es pronto para saber cuánto durará y en qué magnitud lo hará, de modo que «puede durar más tiempo de lo que pensábamos inicialmente».

Rigor para atajar el déficit

Para el gobernador, la economía «se recupera», pero lo hace de forma «incompleta». En este sentido, pidió cautela al Gobierno, ya que aunque abogó por mantener una política fiscal acorde con «las necesidades actuales» —aún en proceso de salida de la crisis, con la consecuente necesidad de inyecciones de dinero público—, también advirtió del «deterioro» que han sufrido las cuentas públicas. Por ello, ante el «déficit estructural importante» que presentan, pidió «ser riguroso» con los Presupuestos para «atajar esa vulnerabilidad».

Al respecto defendió una política fiscal que devuelva al país el necesario colchón con el que maniobrar ante futuras crisis, por lo que espera que el diseño de la reforma tributaria sea riguroso y llegue pronto «y con consenso», en aras de una mayor efectividad.

No eludió tampoco la polémica sobre la reforma laboral, que divide a los socios de Gobierno. Aseguró que la norma firmada por el Ejecutivo que presidía Rajoy, en el 2013, impulsó la creación de empleo, aunque sin resolver la temporalidad o el paro de larga duración, problemas que deberían atajarse ahora con «reformas un poco atrevidas», con medidas que —como en esta crisis, los ERTE— den flexibilidad de respuesta a las empresas.

Calviño no se da por aludida

Desde el Ejecutivo, la vicepresidenta y ministra de Economía, Nadia Calviño, no se dio por aludida por la revisión a la baja anunciada por el Banco de España, que se suma a las que ya han realizado un rosarios de organismos.

En un foro con representantes de la Comisión Europea o el Banco Mundial, restó importancia al baile al alza o a la baja de las previsiones. Para Calviño, lo fundamental es que la recuperación se ha fortalecido con el avance del año «y se intensificará en 2022», recordando, además, que las previsiones están sujetas a una incertidumbre que aún es muy grande.

La Autoridad Fiscal también saca la tijera: recorta casi un punto el alza esperada este año

El del Banco de España no fue el único jarro de agua fría para las estimaciones económicas del Gobierno. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha recortado del 6,4 % al 5,5 %, en casi un punto, su previsión de crecimiento para este año, por debajo del 6,5 % que espera el Ejecutivo.

Un duro golpe que se extiende también al 2022, para cuando el organismo fiscalizador de las cuentas públicas rebaja en siete décimas su anterior estimación, hasta el 6,3 %, frente al 7 % anticipado para la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado (PGE).

Durante su comparecencia en el Congreso para analizar los Presupuestos, la presidenta de la institución, Cristina Herrero, explicó —igual que el gobernador del Banco de España hiciera por la mañana— que la subida de los precios de la energía y la crisis de suministro a nivel global «han pasado de riesgos a realidad», y de ahí el recorte en las estimaciones, especialmente para las del próximo año.

De hecho, Herrero recordó que la AIReF avaló en un principio las previsiones del Gobierno, pero la realidad se ha impuesto una vez conocida la revisión a la baja realizada por el INE.

A pesar de estas rebajas, la AIReF sí mantiene el impacto del Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia en el escenario macroeconómico. En concreto, estima su impacto en siete décimas este 2021 y en 2,5 puntos del PIB en el 2022.

No obstante, alertó de que sigue sujeto a algunas incertidumbres. La más importante, su «implementación incompleta o ineficiente» y el golpe que ello supondría para el crecimiento.